Diario de Valladolid

LA ESPUELA / EMILIO BAUTISTA - PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN TRASPLANTADOS DEL CORAZÓN DE CASTILLA Y LEÓN

«Hay que cambiar esa actitud de ojos que no ven, corazón que no siente»

La historia del trasplante cardiaco comenzó hace 50 años: el doctor Barnard se adelantó a todos en una ‘competición’ que ha salvado miles de vidas en todo el mundo, entre ellas la de este vallisoletano que siempre recuerda que estuvo cinco meses y dos días ingresado. Tras cinco operaciones, ahora cumple 19 años con su ‘nuevo corazón’ desde que le operaron en La Coruña ya que Castilla y León entonces no tenía aún programa de trasplantes. Ahora se mantiene en forma y valora más los pequeños detalles

Emilio Bautista.-PABLO REQUEJO

Emilio Bautista.-PABLO REQUEJO

Publicado por
J. I. Fernández

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Pregunta.- Cinco operaciones de corazón y el trasplante. ¿Usted es todo corazón?

Respuesta- Con tres y cuatro conozco a alguien, pero con cinco es complicado. Cuando uno tiene un problema importante la única manera de salir de él es tirar para adelante y empujar. No soy ningún héroe.

P.- Después de estas operaciones perdió parte de su memoria.

R.- Fue un lapsus en un momento determinado por la medicación. Era una especie de ciclos de tiempos de los que no recuerdo nada.

P.- En ocasiones es mejor no recordar y olvidarlo todo.

R.- También es verdad. Mi médico me decía que había que formatearme el disco duro.

P.- ¿Qué le diría a la persona que le donó su corazón?

R.- La ley es sabia. El que distribuyó los estándares lo hizo muy fácil, por eso se prohíbe que se conozca. La agencia Efe publicaba hace años la foto de donantes y fue un desastre. Para ti es un volver a nacer, y para la familia, un funeral. Un choque emocional. Nunca he pretendido conocerle.

P.- Dijo Mariló Montero que el alma de un trasplantado también se heredaba, incluso la de un asesino.

R.- Una chorrada. Se ha demostrado que no es así. El corazón no tiene nervios por lo cual no llega a ningún lado. Mi donante era un gallego y yo siempre bromeo que cuando escucho una gaita siento más, pero es una coña, no tiene significado alguno. Y no, no conozco a nadie.

P.- ¿Cuál es el balance del plan de trasplantes de Castilla y León?

R.- Positivo. Somos una comunidad extensa, y el disponer en Castilla y León de un equipo de trasplante supone que la gente tenga que venir a Valladolid, antes era a Madrid y era un deterioro familiar. Un trasplante causa un trastorno no solo al paciente también a los que rodean, ya que juegan un importante papel. Contar con una unidad de referencia en Valladolid hace que todo sea más fácil. Y en cuanto a los profesionales, hay mucha gente que tiene que aprender y moldear sus hábitos. Como un crisol en la que se enciende una moneda de dos caras, donante y profesional, con el único valor de la vida.

P.- ¿Y estamos concienciados con las donaciones?

R.- Esto va a más. Los donantes batimos récord todos los años. Nosotros apoyamos la concienciación. Al final, el problema es conocer de cerca el trasplante y el trasplantado.

P.- Dos riñones, dos pulmones, pero corazón solo uno.

R.- Así es.

P.- ¿Lo de tener el corazón de otro ya está más normalizado?

R.- Sí, estamos preparando una ponencia para el Congreso y he leído que hace años entre los donantes una de las primeras causa de muerte era el suicido. ¿Por qué? Les daban mucha repercusión mediática, se sentían importante, y cuando todo pasaba, perdían se estatus. Es curioso.

P.- ¿Cómo es la espera?

R.- La espera es mala. Cuando uno espera un órgano no se da cuenta del paso del tiempo. Te visita un familiar que hace mucho que no te ve y él se da cuenta de tu deterioro. Y sufres angustia por la posibilidad de que no llegue.

P.- ¿Y no llegan?

R.- Seguimos siendo el país pionero en donantes, pero no hay órganos para todos.

P.- A corazón abierto, exija cosas a la administración.

R.- Tener una unidad en la comunidad es vital, ahora que la tenemos, es importante el apoyo que recibe la gente que viene desde Burgos, Segovia o Soria para el alojamiento y tener más facilidades. Mi mujer estuvo en La Coruña más de cinco meses en una pensión. No se esperaba que los trasplantados duráramos tanto tiempo. Llegar a los cinco años era un reto, ahora la media está en 14-15. Y muchos superamos los 20 años. Somos más de los que los médicos pensaban.

P.- Una típica. ¿Ahora valora más las pequeñas cosas?

R.- Antes valoraba muy poco las cosas, después de la operación, mucho. Por ejemplo, la atención médica. Se valora la calidad de vida, es una enfermedad que pasas de estar en reclutamiento hospitalario a tener una libertad condicionada. Pero la calidad de vida es lo mejor.

P.- ¿Cómo cambio su vida?

R.- Yo me arrastraba y ahora voy y vengo sin problemas.

P.- Estrés, malos hábitos, mala alimentación…¡pobre corazón!

R.- Los pacientes del área del corazón somos los que menos nos cuidamos porque no tenemos grandes hándicaps. No nos duele nada, por eso no llegas a cuidarte.

P.- Yo me fio más de usted que de un médico. Recomendaciones para nuestro corazón.

R.- El sentido común. Caminar, buena alimentación, tomarse las cosas con calma.

P.- ¿Las familias siguen rechazando que el fallecido done?

R.- Han bajado las negativas. De verdad, yo les digo que no van a echar de menos los órganos, y eso puede dar vida a otra persona. Eso es lo más bonita, el acto más solidario que puede hacer.

P.- Dicen que hay que ‘escuchar a la cabeza, pero dejar hablar al corazón’.

R.- Eso está claro. El corazón manda más que la cabeza. Con cierta medida hay que seguir los latidos.

P.- ¿Usted es más de corazón o de cabeza?

R.- Más de corazón.

P.- ¿Y los políticos?

R.- Uyy no sé. Pregúntaselo a ellos. No quiero meterme en política y menos durante estos días (risas).

P.- ¿Los españoles tenemos corazón?

R.- Sí, mucho corazón. Es el que manda.

P.- ¿Quién es su reina de corazones?

R.- No cabe duda que mi mujer. En estos asuntos, la familia es fundamental.

P.- En esta país, ¿ojos que no ven, corazón que no siente?

R.- Sí, no viendo parece que no te enteras de las cosas. Pero hay que cambiar esa actitud entre las personas. Lo que pretendemos aquí es que la gente vea y aprenda a ver todo lo que tenemos, como el sistema de salud.

P.- ¿Cuántas veces le han roto el corazón?

R.- Afortunadamente no muchas.

P.- Para terminar, dígame algo que me llegue al fondo de mi corazón.

R.- Hazte donante.

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