Diario de Valladolid

UN HOMBRE | UNA HISTORIA

Celso Almuiña: «En dos años, el 80% de las noticias que circulen por las redes serán falsas»

El profesor Celso Almuiña, en el Centro de Interpretación El Empecinado –uno de los personajes claves de la Guerra de la Independencia Española-, situado en la localidad natal de este personaje histórico, Castrillo de Duero (Valladolid).-ARGICOMUNICACIÓN

El profesor Celso Almuiña, en el Centro de Interpretación El Empecinado –uno de los personajes claves de la Guerra de la Independencia Española-, situado en la localidad natal de este personaje histórico, Castrillo de Duero (Valladolid).-ARGICOMUNICACIÓN

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Javier Pérez Andrés

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Gallego de Chantada, lleva en la capital del Pisuerga desde 1965. Formado en Magisterio y Periodismo, Celso Almuiña es Catedrático de Historia Contemporánea por la Universidad de Valladolid desde 1980, e impulsor de la Licenciatura de Periodismo en esta ciudad. Formó parte del Grupo Pinciano. Viajero por el territorio físico de la Comunidad, ha escrito mucho sobre opinión pública como agente histórico. Ante todo, es un observador activo de lo que pasa en su entorno..

Pregunta.- ¿Fue El Empecinado el primero en reivindicar el sitio histórico de Villalar?

Respuesta.- Villalar comienza a reivindicarse desde principios del siglo XIX y ahí estaba él. A aquella generación le vino muy bien luchar por las libertades frente a la opresión.

P.- ¿Quién fue El Empecinado?

R.- Juan Martín, El Empecinado, no fue un simple labrador de Castrillo de Duero, sino un militar, pues ya había participado en la Guerra del Rosellón contra los franceses. Recomiendo a todo el mundo una visita a Castrillo para conocer su origen y su Centro de Interpretación.

P.- Quedan dos días para Villalar, ¿qué le sugiere la cita?

R.- Para los historiadores, Villalar siempre ha sido objeto de debate. En todo caso, fue una reacción castellana contra el emperador y hoy, un hecho histórico que nos recuerda la lucha.

P.- ¿Qué nota le pone al sentimiento regional?

R.- Más bien baja. Hay territorios que no quieren saber nada; lo ven como una fiesta de Valladolid, no de la región. En los años primeros se celebraba con mucho entusiasmo, por su carácter reivindicativo. Pero no ha terminado de calar como símbolo.

P.- Las recreaciones demuestran que siguen interesando los personajes históricos…

R.- Sí, pero puede ser contraproducente. Se celebran fiestas de la Historia -o caricaturas de ella- en casi todos los pueblos; la venida tal o cual personaje, rey o reina… Tanto folclore historicista no sé si es bueno.

P.- El auge de las efemérides en pro del turismo ha conseguido sacar del anonimato a grandes personajes, como Benigno de la Vega Inclán, o recordar a figuras tan ilustres como José Zorrilla. ¿Qué otros se merecen salir del armario de la Historia?

R.- Puesto que estamos ante Villalar, me centraría en esa galería de personajes, en torno al Ateneo o la prensa de Valladolid, que ya calientan motores desde 1913 sobre un Estatuto de Castilla. Hablo de Narciso Alonso Cortés, Misael Bañuelos, Anselmo Carretero, Santiago Alba, Antonio Royo Villanueva… Una generación en torno a la República que escribe en los periódicos locales y reclama un trato equivalente para Castilla, cuando en 1932 se aprueba un Estatuto para Cataluña.

P.- ¿Saben aprovechar nuestros pueblos sus personajes e hitos históricos como recursos turísticos?

R.- Quizás los de Hispanoamérica, por su repercusión allí, como el general San Martín o Ponce de León. Todo está bien, siempre que no se les convierta en santos.

P.- ¿Cuánto daría por salir de viaje hoy con aquellos de la Sociedad Castellana de Excursiones del Valladolid de principios del XIX?

R.- Mentalmente lo hago. En el Grupo Pinciano llegamos a publicar 42 libros, como el Boletín de la Sociedad Castellana de Excursiones. Se buscaba conocer Castilla, su industria, arte, gastronomía… Con tantos medios a favor, esa fórmula de viaje cultural, científico y de fomento regional sería fácil repetirla.

P.- ¿No le da envidia el trato institucional y social que recibe el paleontólogo o el arqueólogo con respecto al historiador?

R.- Para nada, les felicito a todos. Lo que pasa con los historiadores es que hay mucho aficionado que se presenta como erudito y tiene un deficiente conocimiento de las cosas. No es ir en contra del intrusismo, sino de las manipulaciones.

P.- ¿Turismo rural o urbano?

R.- Prefiero tomar jarabe de pueblo hasta aburrir.

P.- Hablemos de Periodismo, ¿por dónde cojea la formación?

R.- La práctica se aprende en los medios, pero no se puede hacer hasta que el alumno no tiene aprobada la mitad de los créditos de su carrera. ¿Qué es eso de hacer prácticas en Primero? ¡No seamos insensatos! Ni en Medicina ni en Derecho ni en Periodismo… También son importantes los idiomas, manejarse en las nuevas tecnologías e incidir en los aspectos éticos.

P.- ¿Qué me dice de la crónica viajera?

R.- Aconsejo a los periodistas que vivan esas experiencias, pues hay demanda social. La gente está deseando conocer viajes, paisajes y lugares.

P.- ¿Y sobre la formación en Historia?

R.- Para ser un gran periodista hay que conocer el contexto, porque podemos elevar a categorías simples anécdotas. La Historia es imprescindible y la contemporánea llega hasta ayer.

P.- ¿Qué opina sobre la crisis del Periodismo?

R.- Sí, existe. Internet ha tenido una repercusión brutal, en temas técnicos y formatos. Las inversiones en publicidad también se han reducido. Con empresas en crisis, los periodistas entran en crisis. Otro tema es la circulación de noticias falsas.

P.- Eso de la ‘postverdad’…

R.- Hemos entrado en una nueva era que nos llevará a la desinformación. En dos años, el 80% de las noticias que circulen por las redes sociales serán falsas. Eso conducirá a no creernos nada; un campo abonado para todo tipo de extremismos. Y esa es una situación peligrosa.

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