Diario de Valladolid

Una mujer avisó de que caían piedras antes de la muerte de la joven Irene

Dos especialistas habían pedido a la Xunta que revisase los acantilados y regulase las visitas

Momento en el que los servicios funerarios, policiales y de Bomberos retiran el cuerpo de la paya de Ribadeo.-EL PROGRESO

Momento en el que los servicios funerarios, policiales y de Bomberos retiran el cuerpo de la paya de Ribadeo.-EL PROGRESO

Publicado por
Íñigo Arrúe
Valladolid

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Un matrimonio que se encontraba en la playa de Las Catedrales de Ribadeo el sábado por la mañana, cuando falleció la joven Irene Baladrón Zorita, de 24 años, aseguró que poco antes del trágico accidente, otras piedras desprendidas cayeron a un metro de donde se encontraban con sus hijas de tres y un año edad. Por ello comunicaron el incidente al personal de la Xunta, aunque ello no activó al final el desalojo de la zona de las cuevas.

La mujer relató al diario ‘El Progreso’ que tras dar el aviso, el personal del Gobierno de Galicia le aseguró que comunicaría lo sucedido. «No me hicieron mucho caso», lamentó la mujer, que tuvo que ser asistida, poco después, de un ataque de ansiedad cuando conoció el accidente de la joven residente en Laguna de Duero en el lugar que acaba de visitar.

La notificación a las autoridades de que esas grutas presentaban serio peligro de desprendimiento no era nueva. Algunos especialistas en geología recordaron que lo sucedido el pasado sábado no era nada extraño y que, de hecho, ellos mismos habían advertido a la Xunta de que los desprendimientos son un riesgo muy alto en la playa de Las Catedrales.

Uno de los más destacados en pronunciarse, en declaraciones a Europa Press, fue el catedrático de Geografía Física de la Universidade de Santiago de Compostela, Augusto Pérez Alberti, quien aseguró que «la Xunta tendría que haber escuchado a los investigadores. No se puede decir que no se había avisado».

Pérez Alberti afirmó lamentar «muchísimo» el fallecimiento de la joven y aseguró que bajo su punto de vista «era algo previsible. «Llevo diciendo mucho tiempo que las visitas a zonas de acantilados tienen que estar mucho más reguladas y que me parecía un error que tanta gente pudiera acceder a la zona de Las Catedrales» porque es un espacio reducido y con cuevas», explicó el catedrático.

Alberti sostiene que el cupo de 4.812 personas diarias es excesivo y que debería reducirse, estimando que «hasta 800 serían muchos» porque «los acantilados no tienen ritmos estables, son aleatorios e inestables, pueden pasar temporadas largas estables, pero en determinado momento, se caen» y cita periodos de lluvias que provocan movimientos en masa.

Quien también se había pronunciado hace tiempo de modo parecido aunque no tan tajante a este mismo diario fue el geólogo del Instituto de Geología Isidro Parga Pondal, Juan Ramón Vidal Romaní, quien había advertido de la necesidad de revisar los acantilados porque era consciente de que los desprendimientos iban a suceder «y contra la erosión del mar no se puede hacer nada».

Concretamente, indicó que en el arenal ribadense «habría que elaborar un estudio geotécnico de detalle al menos cada cinco años a lo largo de las paredes visitables por las variaciones que sufre ese enclave», según recogió Europa Press.

La Xunta sí hablo habló ayer para informar que la playa ribadense continuará cerrada durante la jornada de hoy lunes. Ayer, coincidiendo con la marea baja de las once y media técnicos de la Consellería de Medio Ambiente junto con la Guardia Civil y personal de Costas, acudieron al arenal ribadense para inspeccionar el estado del arenal.

La información sobre las inspecciones realizadas permanece por el momento prácticamente sellada. No hubo comentario de ningún tipo a pie de playa y todos se remitieron a las valoraciones oficiales que se ofrecerán más tarde. No obstante, las inspecciones se hicieron no solo en el lugar del accidente, sino en otros puntos y los técnicos determinaron que era preferible que la playa continuase cerrada.

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