Diario de Valladolid

EDUCACIÓN

La profe más fiel

Los miércoles son los más esperados en el colegio Álvar Fáñez, de Íscar / La plantilla docente incorpora esa jornada una profesora singular, Abril, una perra de raza labrador que trabaja con seis alumnos, pero interactúa con todo el centro / Con ella, los escolares mejoran su comportamiento, su motivación y sus habilidades

La ‘profe’ Abril, en el aula como una más junto a los escolares del colegio Álvar Fáñez.-J.M. LOSTAU

La ‘profe’ Abril, en el aula como una más junto a los escolares del colegio Álvar Fáñez.-J.M. LOSTAU

Publicado por
Alicia Calvo
Valladolid

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Suena el timbre y aunque llega la esperada hora del recreo, los niños remolonean.

No supone la única rareza. Es miércoles y ese, y no el viernes, parece «el mejor día» en el ánimo del colegio. Los alumnos se asoman al pasillo, se quedan quietos en el patio. Quieren verla, saludarla y, si hay suerte, acariciarla. Es Abril, la profe más singular del centro escolar.

Esta hembra de raza labrador sólo tiene tres años y sirve de apoyo a un número reducido de alumnos del colegio Álvar Fáñez, del municipio vallisoletano de Íscar.

La presencia de esta perra no altera el funcionamiento del centro, pero sí afecta a quienes comparten minutos en el aula con ella. Sus sesiones duran media hora y cuando llega provoca sonrisas, que se tornan en muecas en su despedida.

Se desenvuelve con soltura por el colegio. Todos la conocen. Los escolares repiten su nombre y tratan de atraer su atención cuando se cruzan con ella.

La actividad de Abril se enmarca dentro de un proyecto impulsado por el equipo de atención a la diversidad del centro, que solicitó al Ministerio becas para que determinados alumnos pudieran acceder a sus sesiones.

En este trimestre asiste a seis estudiantes. Cada uno presenta necesidades especiales diferentes. Dos tienen discapacidad intelectual; otro, física; un niño de altas capacidades recibió el diagnóstico de síndrome de Asperger y otros dos presentan un comportamiento que se debe corregir. Para todos, Abril supone un refuerzo escolar y un estímulo.

Desde que el pequeño Álex trabaja con esta hembra de labrador sus dificultades motóricas parecen menores. Camina más erguido y da más pasos sin ayuda de un andador. Pero no sólo influye en su forma física.

Los que les ven juntos atestiguan que se desvive por la perra. Hoy la ha puesto «guapa» cepillándola y la ha acompañado al lavabo porque tenía sed. Es un rato en el que Álex progresa sin darse cuenta. Camina más de lo habitual con los pies rectos, sujetando la correa, y encargándose del cuidado de su nueva amiga.

Este chico de seis años asegura que su singular profesora es «chupi», que pertenece «a todos los niños del cole» y que la quiere «mucho». «Mucho, mucho», agrega por si alguien alberga dudas.

Su madre y su tutora confirman la conexión entre ambos. Leticia indica que ve a su hijo «más contento» desde que conoce a Abril. «Ha cambiado mucho. Es más alegre y está mejor. Ya no tiene miedo a los perros y a nivel motórico se nota porque gana movilidad», señala antes de enumerar más logros. «Le enseña muchos otros conceptos».

Otros dos alumnos de Primaria manifiestan problemas de conducta. Interrumpen en clase, no obedecen y responden al profesor.

Los docentes apuntan que desde que trabajan en una clase individual con Abril su comportamiento ha variado. «Atienden, hacen los deberes». Son más formales porque la recompensa les interesa, afirman las tutoras.

«Tienen tantas ganas de estar con ella que saben que si quieren que suceda no pueden vaguear y deben obedecer y comportarse», explica la adiestradora, dueña y compañera de esta labrador, Marta Sanz, maestra de Educación Infantil, que subraya que además mejora su autoestima porque se protegen mutuamente. «La cuidan y se tienen que responsabilizar de ella el tiempo que pasan juntos».

Todo el equipo docente aprecia su influjo. «Es un refuerzo positivo para algunos alumnos conflictivos», señala el director de este colegio al que asisten 542 estudiantes, Jesús Ángel González, que explica que el can «ayuda a trabajar de otra forma acciones y actitudes en las que hay que profundizar».

La guía Marta Sanz desliza un objetivo principal del programa, el de «transmitir felicidad». Que Abril desprenda y provoque lo que se percibe nada más entrar en una clase en la que está ella. Sonrisas, relajación, alegría, paz, complicidad, responsabilidad, motivación...

El director enfatiza estos efectos positivos que enuncia Marta. «Saben que viene y se sienten más motivados. También nos permite comunicarnos con chavales con los que a veces resulta difícil», indica.

Destaca los avances en habilidades sociales y también la integración de Abril en la familia del colegio. «Se ha convertido en una más. Circula y deambula por aquí con total normalidad».

Cuando uno de los seis escolares que tiene sesión con ella se ausenta, los docentes varían el plan y posibilitan que el resto de alumnado disfrute de su compañía. «Se pasea por las clases, se distraen y cogen fuerzas para seguir. Es un momento de respiro para todos del quehacer educativo», describe el director.

Abril también sirve de ayudante al fisioterapeuta del centro escolar. El día que este profesional, Javier Vaquero, cuenta con refuerzo canino el trabajo es más sencillo y agradable.

Alba, con parálisis cerebral, sonríe nada más escucharla aparecer en el aula. Su rostro se relaja a la vez que la alegría se hace visible. A juzgar por el ímpetu con el que este cánido agita el rabo mientras se sienta en la camilla junto a la alumna, el sentimiento es recíproco.

Explica Javier que la asistencia de Abril facilita que la tensión en los músculos de la alumna disminuya y los ejercicios se ejecuten con mayor facilidad porque «lo toman como un juego, salen de la monotonía y queriendo acariciarla levanta el brazo y la pierna»,

Inma, la madre de Alba, reconoce sus reticencias iniciales a este proyecto de las que ya no queda rastro. «Al principio no sabíamos qué iba a pasar. Mi hija tenía pánico a los perros y pensé que no le serviría de mucho».

Ahora muestra una opinión distinta, varios meses después de iniciar la experiencia. «Cuando está el perro se siente bien. No tiene temor y su cuerpo deja de estar rígido. Sólo con eso ya me sirve».

Existe otro aspecto en el que Inma valora aún más la ayuda de Abril. Asegura que crea «una complicidad muy alta» entre los alumnos, que hace que quieran estar juntos y con ella. «Genera un ambiente muy sano y muy agradable», señala, antes de lanzar un alegato por esta docencia alternativa, en la que Abril simboliza un ayuda para toda esta comunidad escolar. «Estamos en el culo del mundo y tenemos que apostar por este tipo de formación, igual que por la música. Por todo lo que sea positivo», sostiene esta progenitora.

La adiestradora de Abril destaca que se trata «del primer colegio público» que implanta esta formación. «En horas lectivas, no como extraescolar, y becado», destaca. «Han apostado por algo que no es frecuente, pero que reporta muchos beneficios. Abril es un apoyo para alumnos y profesores». Un referente de calma.

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