Diario de Valladolid

PERFIL

El todopoderoso gestor de la economía regional

Tomás Villanueva fue uno de los políticos más longevos en la Junta de Castilla y León, donde ejerció de forma ininterrumpida durante 20 años distintas responsabilidades bajo las presidencias de Juan José Lucas y Juan Vicente Herrera. Vicepresidente en tres legislaturas, decidó buena parte de su trayectoria a liderar el área económica del Ejecutivo

Tomás Villanueva, en una imagen de archivo.-J.M. LOSTAU

Tomás Villanueva, en una imagen de archivo.-J.M. LOSTAU

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María R. Mayor

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La muerte de Tomás Villanueva conmocionó ayer a la clase política de Castilla y León, entre la que el otrora todopoderoso gestor de la economía regional había despuntado durante 20 años, hasta su retirada en 2015, y su posterior baja temporal del partido, a raíz de su imputación por los casos de la Perla Negra y el polígono de Portillo y los parques eólicos.

Aunque se quedó en puertas de la Presidencia de la Junta, Tomás Villanueva acumuló un poder político solo superado por quienes contaron con él para el Gobierno autonómico. Primero Juan José Lucas, con quien este abogado vallisoletano accedió al Ejecutivo en 1995 como consejero de Industria, Comercio y Turismo. Más tarde, Juan Vicente Herrera, que lo mantuvo en distintos cargos en su Gobierno hasta los últimas comicios.

La economía fue el área en la que más trabajó este apasionado de la política, ya que estuvo al frente de distintas consejerías relacionadas con estas competencias durante 15 años. También se ocupó de Educación y Cultura, con las competencias de la enseñanza no universitaria recién transferidas, y, sobre todo, llegó a ser vicepresidente del Ejecutivo autonómico en tres legislaturas.

Tomás Villanueva, nacido el 25 de febrero de 1953 en Valladolid, casado y con cuatro hijos, era licenciado en Derecho por la UVA y ejerció la abogacía en Madrid, Valladolid, Burgos, Segovia y Zamora desde 1979 hasta 1995, año en que comenzó su andadura como alto cargo en la Administración autonómica.

Para entonces, este hombre menudo, de aspecto tímido y parco en palabras, ya había acumulado experiencia como secretario de la Junta Local de Laguna de Duero, y en el seno del Grupo Popular de las Cortes, donde se estrenó como asesor jurídico en 1987, con José María Aznar al frente de la Junta de Castilla y León. Junto al primer presidente popular de la Comunidad –con quien mantuvo una estrecha relación– y otros dirigentes del partido constituyó en 2002 la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), conocida como el laboratorio de ideas de la formación.

La carrera política de Villanueva despegó en 1993, cuando sucedió a Santiago López Valdivielso al frente del partido en Valladolid, con Ramiro Ruiz Medrano como secretario provincial, que tomaría el relevo en 2008. Bajo su presidencia, el PP aupó a la Alcaldía de Valladolid a Javier León de la Riva en los comicios de 1995, y logró el gobierno de la mayoría de los municipios de la provincia.

Aquellas elecciones fueron la puerta de entrada a la política regional para Villanueva, que ocupó escaño en las Cortes por su provincia y entró a formar parte del primer Gobierno de Juan José Lucas como responsable de Industria, Comercio y Turismo. El dirigente vallisoletano mantuvo el escaño en el Parlamento autonómico durante 20 años, los mismos que pasó en el Gobierno regional.

Durante la presidencia de Juan José Lucas, el ya consejero impulsó la creación en 1994 de la Agencia de Desarrollo Económico (ADE), en la actualidad Instituto para la Competitividad Empresarial, creada como instrumento para dinamizar el sector industrial. También el Parque Tecnológico de Boecillo, en Valladolid, que ha corrido una suerte desigual a lo largo de los años.

Además, sentó las bases de la política turística, un área que después pasaría a ser competencia de otros departamentos del Ejecutivo.

Después de esta primera legislatura, Tomás Villanueva se consolidó como pieza imprescindible en los sucesivos gobiernos de la Junta. Tras los comicios del 99, Lucas le encomendó la puesta en marcha del sistema educativo regional, una vez asumidas las competencias en enseñanza no universitaria.

En diciembre de aquel año, reunió a 18 organizaciones, entre sindicatos, patronales y asociaciones de padres y alumnos, para firmar el Acuerdo para la mejora del sistema educativo de Castilla y León, que sentó las bases del modelo de enseñanza en la Comunidad.

Entonces empezó a apreciarse uno de los rasgos que lo definirían a lo largo de su trayectoria: su capacidad de diálogo para fraguar acuerdos. Una capacidad que combinó con una buena dosis de dureza en la negociación, tanto en el ámbito político como en sus relaciones con sindicalistas y empresarios. Su aspecto introvertido ocultaba a un hombre de fuerte carácter, que no se arredraba ante nada ni ante nadie.

La segunda responsabilidad que asumió Villanueva en esos primeros años fue la Vicepresidencia segunda del Ejecutivo regional, como responsable del área económica. El vicepresidente primero fue entonces el abulense José Manuel Fernández Santiago.

Parecía que entre ambos iba a dilucidarse la sucesión de Juan José Lucas, cuando el presidente sorprendió a propios y extraños designando a Juan Vicente Herrera. Fue un precipitado relevo en mitad de la legislatura, motivado por el nombramiento de Lucas como ministro de la Presidencia con Aznar, en febrero de 2001.

Villanueva hizo entonces gala de la disciplina y la fidelidad que siempre le reconoció Herrera, quien le compensó a su vez con la Vicepresidencia única del Ejecutivo autonómico durante sus dos primeros años de mandato.

Las elecciones de 2003 alumbraron un Gobierno regional diseñado ya por Herrera, que un año más tarde lo amplió con dos vicepresidencias: la primera, para la soriana María Jesús Ruiz, consejera de Medio Ambiente, y la segunda para Villanueva, encargado del departamento de Economía y Empleo, del que se ocuparía de modo ininterrumpido hasta 2015.

En este cargo fue el ideólogo de la frustrada fusión de las seis cajas de ahorro de la Comunidad, una fuerte apuesta del presidente de la Junta y del entonces líder de la oposición socialista, Óscar López. El proyecto quedó reducido a la fusión de Caja España y Caja Duero, que más tarde fueron absorbidas por Unicaja. También se diluyeron con el tiempo la Federación Regional de Cajas y Madrigal Participaciones, la sociedad de inversiones formada por estas entidades y la Junta, que llegó a adquirir el grupo de alimentación El Árbol. En 2014, con el político vallisoletano ya solo como consejero de Economía y Empleo, el grupo DIA absorbió la cadena de alimentación, adquirida al simbólico precio de un euro.

En todos sus años como consejero y vicepresidente, Tomás Villanueva, trabajador infatigable, estuvo volcado en la política y en la Comunidad. Se convirtió en un todoterreno que vivió los años dulces de la economía regional, pero que también tuvo que bregar con las consecuencias de la grave crisis económica y la destrucción de empleo que llevó aparejada.

Sus esfuerzos para salvar del cierre empresas como Fontaneda, Antibióticos o Puertas Norma fueron reconocidos por los sindicatos, con cuyos representantes el consejero siempre mantuvo una cordial relación, a pesar de las discrepancias y de la dureza, en muchos casos, de las negociaciones que mantuvieron.

Con sindicatos y patronal Villanueva fraguó y coordinó por encomienda de Herrera el Diálogo Social, uno de sus principales logros, que con los años se ha convertido en seña de identidad de Castilla y León.

En este marco negoció numerosos proyectos, como distintos acuerdos para la competitividad e innovación industrial, los dirigidos a la internacionalización empresarial, o la estrategia regional de I+D+i, entre otros muchos, además de la reforma del Servicio Público de Empleo, Ecyl.

Después de dos décadas como político incombustible, apreciado y temido, Tomás Villanueva desapareció de la vida pública después de despedirse de la Junta al término de la pasada legislatura.

Las investigaciones judiciales por las irregularidades en la adjudicación de parques eólicos en la Comunidad, junto con la compraventa del edificio de la ADE en Arroyo, conocido como ‘la Perla Negra, y de los terrenos del frustrado polígono de Portillo –por los que estaba citado a declarar como imputado el 18 de octubre y el 27 de noviembre, respectivamente–, enturbiaron la trayectoria del todopoderoso político popular.

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