Herrera reivindica la figura de Fernando el Católico y su apuesta por el cambio “desde la evolución

El presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, reivindicó hoy en las Cortes Regionales la figura de Fernando el Católico, a quien calificó como “una figura central en la historia de España”, y destacó que de la experiencia del monarca pueden sacar conclusiones los políticos actuales, como “su apuesta por los cambios promovidos desde la evolución, y no desde la revolución”. “Fernando nunca cambió de forma unilateral las reglas del juego. En España, tanto hace 500 como hace 40 años, los grandes cambios políticos realizados desde una transformación de lo existente a partir de amplios acuerdos y consensos han sido más fructíferos que los impulsados a través de procesos de ruptura, que siempre nos dieron mal resultado”, esgrimió.

Así lo apuntó en la presentación del libro ‘Una biografía política de Fernando el Católico’ (Editorial Tecnos), de Salvador Rus Rufino, que tuvo lugar en el parlamento autonómico con la asistencia de la presidenta de las Cortes, Silvia Clemente, y de varios portavoces de los grupos parlamentarios y otros estamentos de la sociedad de la Comunidad.

Herrera, que calificó la obra de Rus como “un libro innovador y sugerente”, aplaudió también la apuesta del rey católico por “la integración”, y subrayó su capacidad para “construir un modelo político nuevo integrando cada territorio desde el respeto a las leyes y la entidad de sus instituciones”. “Hoy España sigue siendo un país diverso y multiforme, que con un liderazgo adecuado y un proyecto común que nos ilusione a todos, puede seguir siendo capaz de convertir toda esa diversidad en dinamismo activo”, argumentó.

En su opinión, “el modelo de las autonomías sigue siendo plenamente vigente y eficaz, demostrando su utilidad como instrumento al servicio de los ciudadanos, más allá de las luces y sombras que puedan tener los propios gobernantes. Sigue siendo sin duda la mejor de las alternativas a la ruptura de la convivencia”.

Para el presidente de la Comunidad, el libro es “una muy oportuna y certera aproximación a un personaje que está muy ligado a Castilla y León” (“su padre había nacido en Medina del Campo y fue duque de Peñafiel, y su madre nació en Torrelobatón y era hija del almirante de Castilla”, precisó). “Se suele decir que España es cainita con su historia, que somos tacaños y pacatos en el reconocimiento a nuestros grandes momentos y personajes, a diferencia de los países de nuestro entorno europeo. Por ello hacen falta libros como este, que desde el rigor y la objetividad, pero también sin complejos, contribuyen a paliar la deuda que tenemos con muchos importantes protagonistas de nuestra historia, que hoy nos pueden explicar los pesares de esta patria”, valoró.

Por su parte, la presidenta de las Cortes recordó que el pasado sábado, 23 de enero, se cumplió el quinto centenario de la muerte en Madrigalejo de Fernando el Católico, “una de las figuras más relevantes de nuestra historia y de nuestro pensamiento político, que basó siempre sus políticas en una amplitud de miras y un carácter integrador y global.

Clemente, que alabó la apuesta del monarca por “el respeto a la ley, su liderazgo y su política exterior”, destacó la ligazón del monarca con numerosos enclaves castellanos y leoneses, y apuntó que “Castilla y León ha contribuido de una manera decisiva a la construcción de España, no sólo territorialmente, sino configurando la personalidad de nuestro país”.

Eclipsado por Isabel

Por su parte, el autor del libro, Salvador Rus Rufino, señaló que la figura de Fernando el Católico “no ha sido valorada con justicia por los historiadores contemporáneos”, si bien aclaró que “hasta Isabel II su valoración era en general muy positiva”. Tras recordar que algunos historiadores de diferentes épocas lo calificaron como “el mejor rey de España”, apuntó que en la actualidad “la figura de Fernando nos ha llegado distorsionada y convertida en una especie de sombra con luz propia, la que le ha dejado su esposa Isabel”.

“Yo he intentado apartar la figura de Isabel para ver cómo era Fernando, y nos aparece un político impresionante, que pese a todas las dificultades que se encuentra (hereda un reino que es un desastre, despoblado y disperso), coge una pequeña tienda de barrio hundida y la convierte en una multinacional. Esa realidad no pasa desapercibido en la historiografía, hasta que sube Isabel II al trono, y cuando crece la beligerancia de los nacionalistas catalanes contra la figura de Fernando, que prácticamente le hacen desaparecer del mapa”, subrayó.

El autor participó en un encuentro con el catedrático Pedro Manuel Cátedra García, que puso en tela de juicio la decisión de apartar a la reina Isabel la Católica al analizar algunos de los sucesos históricos evaluados, y que recalcó que Rus Rufino “reúne todas las piezas del personaje para reconstruir un puzle” sobre un hombre que destacó, a su juicio, por su “capacidad de proyección mirando al futuro”, y por su “paciencia”.

Cuestionados con insistencia por el moderador, Fernando Conde, sobre las actuaciones que Fernando el Católico emprendería en la España actual, Rus Rufino apuntó que “actuaría a tres niveles”: “A nivel personal (del gobernante), hacía lo que tenía que hacer cuando tenía que hacerlo, sin esperar y cueste lo que cueste; por otra parte, apostaría por la integración territorial, donde su liderazgo prevalece; y lo haría para proyectar en el tercer nivel esa política al futuro y a un liderazgo de comunidad”.

A su juicio, compartido por Cátedra García, Fernando el Católico “se encontró en una situación bastante más complicada que la actual. Fue la primera vez que se echó a los musulmanes de un territorio donde llevaban siete siglos; tampoco fue una tarea fácil integrar Nápoles; y concebir que tenía que disolver Aragón en el reino de Castilla (él fue el último Trastámara y el último rey de Aragón) tuvo que ser durísimo, pero él lo hizo con toda naturalidad, porque tenía una visión geopolítica increíble”.