Herrera no aclara si seguirá, pero sus barones confían en su continuidad

Si Juan Vicente Herrera tiene o no tomada una decisión sobre su futuro político, no se la ha comunicado a sus barones. La gran incógnita acerca de si se someterá finalmente a la que sería su quinta investidura como presidente no quedó despejada ayer, en las tres horas de reunión que mantuvo en Valladolid con su Comité Ejecutivo.

Él mismo sembró las dudas la víspera, en una entrevista radiofónica, cuya onda expansiva llegó a Génova. Ayer, ante la plana mayor de su partido, no las disipó. «Eso no está decidido», dijo en su intervención final, a puerta cerrada, sumido en ese tiempo de reflexión que ha decidido concederse a sí mismo.

Herrera «no manifestó» su deseo de renunciar, aunque tampoco se reafirmó en su continuidad: «No se puede contar con que voy a ser el candidato», apostilló a ese «no está decidido».

La única certeza que dejó la reunión es que el presidente autonómico de los populares seguirá al mando mientras se constituyen las instituciones y «liderará» los pactos por su gobernabilidad.Tomará el timón de la comisión de pactos post-electorales, en la que ya había empezado a trabajar su número dos, Alfonso Fernández Mañueco, y a la que incorpora a Rosa Valdeón, coordinadora de campaña y vicesecretaria de Acción Política, y a Antonio Silván, vicesecretario de Organización.

«Yo voy a llevar las riendas», informó ayer a su Comité Ejecutivo. Y a estas palabras se aferran los presidentes provinciales para confiar en que Herrera eche la pata p’alante, expresión que él ha empleado en muchas ocasiones.

Alguien que asume la responsabilidad de tejer alianzas para apuntalar la estabilidad en ayuntamientos, diputaciones y en las Cortes autonómicas no lo hace para dejarlo, razonan los barones consultados. «Él tiene coraje y ganas de liderar este equipo de trabajo», añadió en rueda de prensa el portavoz de campaña, Carlos Fernández Carriedo.

Sólo el tiempo dirá hasta qué punto es válido este argumento o hasta dónde es más un deseo personal de los dirigentes provinciales que un hecho fehaciente. Las caras eran más bien largas al término de la reunión. La de Herrera, más seria a su llegada –«Buenos días, gracias», se limitó a decir a los periodistas apostados a la puerta de la sede– que a la salida.

Sí hay un dirigente que se desmarcó del resto a la hora de manifestarse sobre esa decisión personal de Herrera. Sin tapujos ante los micrófonos, es Antolín Sanz, presidente del PP de Ávila, incidió otra vez en que «el voto es sagrado» y en que el presidente «tiene que seguir y gobernar por respeto a los ciudadanos». «[Abandonar] sería un gran error político, que pagaríamos», sentenció en declaraciones a los periodistas, a su llegada.

Sin resolución a la incertidumbre abierta por el propio líder autonómico sobre su continuidad, lo único seguro por ahora es que Herrera pilotará los acuerdos que necesiten los candidatos populares para coger el bastón de mando en ayuntamientos y diputaciones, y gobernar la Junta. La fecha fijada para la formación de las corporaciones municipales es el 13 de junio; tres días después, se constituirán las Cortes.

Las conversaciones con el resto de fuerzas políticas tendrán una «dimensión autonómica»; es decir, la comisión de pactos que dirigirá Herrera entablará negociaciones también en las corporaciones locales, con el fin último de formar gobiernos que aporten estabilidad durante los cuatro años mandato.

Pactos

El Partido Popular de Castilla y León no se cierra a pactar con nadie. «No estamos en condiciones de excluir a nadie que no quiera excluirse por sí mismo. Todos deben ser escuchados», afirmó el portavoz de campaña. «Otra cosa son las afinidades o capacidades de llegar a acuerdos con unos o otros», agregó.

Ante la posibilidad de que la indefinición sobre la identidad del candidato popular a la investidura como presidente de la Junta pueda entenderse como un signo de inestabilidad o dificultar futuros pactos, Carriedo despejó balones: «Eso habrá que preguntárselo al resto de partidos», afirmó, pese a la insistencia de preguntas.

El terremoto desatado en el Partido Popular tiene su epicentro en los resultados electorales de la noche del domingo. «Insatisfacción» es la palabra más repetida en público. En privado, dirigentes populares admiten que el presidente está tocado. Ser el partido más votado o ser el mejor alumno de las familias populares en las autonomías no le consuela. Ayer abrió su intervención ante el Comité Ejecutivo con un amargo ejercicio de autocrítica.