Diario de Valladolid

LA ESPUELA: ANTONIO OTERO, Presidente del Colegio de Médicos

«Daría la baja a muchos políticos, a algunos la invalidez permanente»

Natural del paraíso asturiano, aterrizó en Valladolid en el 75 para estrenar democracia y estudiar esta carrera «por afán de servir». Médico de Atención Primaria, lleva cinco años como portavoz de los 3.300 facultativos de la provincia

Antonio Otero, presidente del Colegio de Médicos-Miguel Ángel Santos

Antonio Otero, presidente del Colegio de Médicos-Miguel Ángel Santos

Publicado por
Esther Neila
Valladolid

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Las fotografías de Severo Ochoa y Marañón vigilan su consulta. En las estanterías, varios obsequios recuerdan a pacientes agradecidos. «Esta mañana me han traído estos bombones», cuenta. «En la Atención Primaria es muy importante la empatía, ponerte en el lugar del paciente, acompañarle», confiesa.

P.- ¿Qué cosas le ponen enfermo?

R.- Muy pocas. La tolerancia es algo que deberíamos practicar más.

P.- La intolerancia, entonces, ¿le pone enfermo?

R.– No, porque entonces sería yo el intolerante, ja, ja. ¡El periodismo deportivo, mire, eso sí me pone enfermo! ¿Qué nos importa que Ronaldo haya tosido esta mañana?

P.- ¿Pues lo mismo que la nariz de Belén Esteban?

R.- Pues eso. Me gusta el deporte, pero ya no oigo los programas de radio y, en la tele, quito el volumen para ver los partidos.

P.- ¿De qué equipo es?

R.- Del que mejor juega. Fui del Madrid cuando jugaban Zidane, Beckham y Figo. Luego del Barça; con Guardiola. Y también fui del Bilbao, como mi padre.

P.- ¿Se identifica más con el doctor House o con Clooney?

R.- Ni con uno ni con otro. De Urgencias apenas me acuerdo. Y House es un personaje fuera de lugar. De ser verdad estaría en la cárcel desde el primer capítulo.

P.- Siendo médico de familia, ¿sería más un Emilio Aragón?

R.- Probablemente. Aquella serie estaba muy bien hecha. Hombre, las faldas de la enfermera estaban fuera de lugar. ¿Sabe que los guionistas se documentaron en el centro de salud de Huerta del Rey? El trabajo del médico es muy romántico, pero también es muy duro. Queriendo esta profesión como la quiero, muchos días reniego de ella.

P.- ¿Es verdad que no hay sustituciones porque faltan médicos?

R.- Les hemos echado. Los jóvenes médicos, ingenieros… se han ido de España. No hemos hecho las reformas estructurales para salir de la crisis sin tener que basarnos en que haya sol y vengan los rusos a gastar dinero. Si este es el futuro de nuestros gobernantes para España… si yo pudiera me iría también.

P.- ¿Cuando está trabajando piensa en el coste de su diagnóstico?

R.- Sí, siempre. Hay que hacerlo. !Ojo!, esa no es la decisión principal, ¿eh?. Pero tenemos que mirar el gasto que supone al paciente y al sistema. El médico tiene una responsabilidad como repartidor de recursos.

P.- ¿Atiende a usuarios sin papeles?

R.- Sí. Trabajo en Sacyl y atiendo a los pacientes ‘asegurados’. Pero si alguien llama a la puerta no le pido papeles. Lo malo es cuando necesita alguna prueba, porque no puedes comprometer a otros. Aunque siempre se puede hacer alguna trampa.

P.- ¿Cómo define su ideología?

R.- Soy socialdemócrata sin partido y religioso sin iglesia. Es curioso que al clero le cueste ahora tanto estar de acuerdo con el Papa Francisco, pero no le costara coincidir con Ratzinger.

P.- ¿Sería comparable a la jerarquía política, que también desoye a sus ciudadanos-fieles?

R.- Claro, es como cuando Rajoy dice que va a bajar los impuestos y luego hace lo contrario. La Iglesia también tiene un ‘programa electoral’, que son los Evangelios y la historia de Jesucristo. Ambos predican, pero no lo cumplen.

P.- ¿A qué político le daría la baja?

R.- A muchos. Y a bastantes, la invalidez permanente. Están ensimismados en su partido y sus adversarios, pero muy alejados de los problemas de la gente. No se puede generalizar, pero la mayoría son una máquina electoral y están a su bola.

P.- Una ministra apellidada Mato, ¿estaba condenada a fracasar como ministra de Sanidad?

R.- No fue una buena ministra. No por el apellido, sino porque no partía con conocimiento para serlo. Es curioso, porque sería intolerable que pusieran a un médico como ministro de Justicia. Sin embargo, no nos extraña que suceda al revés.

P.- ¿Y al consejero Sáez? ¿Qué le recetaría?

R.- Pues iba a decir un sedante, pero no le hace falta. Creo que es buen consejero. Su gestión tiene sombras, pero si lo comparamos con otras comunidades aquí no se ha hecho tanto daño a los profesionales. Acuérdese de lo que pasó en Madrid con el interés de privatizar siete hospitales. Fue un cambio de modelo que alarmó a todo el mundo, incluso al propio Partido Popular. En Castilla y León, el consejero y el presidente se desmarcaron públicamente de aquella corriente. Sólo por ese posicionamiento vale su legislatura.

P.- ¿Cuántos viajes al Caribe le han pagado los visitadores médicos?

R.- Al Caribe ninguno.

P.- ¿A Tailandia?

R.- Tampoco. Eso ha cambiado muchísimo. Y créame una cosa: cuando vas a un congreso y preguntas ‘oye, ¿a ti quién te patrocina la inscripción?’, te responden: ‘no sé’. Quizá hay viajes que conllevan cierto compromiso en el que a igualdad de condiciones el médico prescriba el de un laboratorio concreto. Un mismo principio activo lo pueden fabricar diez laboratorios y tú tienes que decidir la marca. Pues eliges el de quien te ha regalado un libro o te ha invitado a comer. Eso no me parece éticamente reprobable.

P.- ¿Y si no es el más barato?

R.- Eso sería reprobable. Me refiero en igualdad de condiciones.

P.- La polémica en torno a la hepatitis C, ¿es sólo la punta del iceberg de la presión farmacéutica?

R.- Es un nuevo escenario muy peligroso, porque cambia el estatus quo. Es lógico que un laboratorio que genera un producto innovador quiera ganar dinero. Un dinero razonable. ¿Qué pasa ahora? Que una corporación, con fondos de inversión, compra patentes a los laboratorios fabricantes e intenta especular. Eso es intolerable. Si alguien es capaz de presionar a un gobierno para obtener un beneficio a cuenta de la salud de los pacientes es un inmoral.

P.- ¿Y la solución es?

R.- Buscar acuerdos entre las compañías fabricantes. Y legislar. Por ejemplo, me atrevo a decir: ningún laboratorio puede vender una patente, la tiene que comercializar.

P.- ¿Por qué se metió en este berenjenal del Colegio de Médicos?

R.- Por afán de servir. Hice Medicina para ayudar a los pacientes, no porque me gustara estudiar la fisiología de la cirrosis hepática. Lo del Colegio fue algo así: nos quejábamos de cómo funcionaba y nos decíamos: ‘oye, pues da un paso adelante’. Lo que nos decidió fue su postura en la reforma del aborto, era muy carca. Esta es una institución que debe servir a la profesión y a los ciudadanos.

P.- Los médicos siempre recomiendan hacer ejercicio y usted practica el golf, que es un deporte de mentirijillas. ¿Consejos vende?

R.- Se lo recomiendo a muchos jubilados: llena tiempo en un entorno agradable, produce bienestar, mantiene amistades y caminas. Y dicen que puedes jugar aunque haga bueno.

P.- También toca el violín, según dice, con poco atino. ¿Le ‘inflama’ las cuerdas al pobre instrumento?

R.- No, sólo maltrato los oídos de los vecinos.

P.- ¿Se han quejado?

R.- No, porque son muy elegantes. Tengo un vecino que toca el piano muy bien. Siempre le alabo esperando que él diga algo de mi… pero nunca lo dice.

P.- ¿Sidra o vino?

R.- Cada cosa en su lugar. En Asturias, la sidra un día de verano es impagable. Y un Ribera del Duero para comer es una barbaridad.

P.- ¿Qué vacuna obligatoria impondría a los vallisoletanos?

R.- Los vallisoletanos tenemos unas virtudes enormes, la seriedad y el rigor, pero nos falta ser más abiertos y creérnoslo un poco más. La vacuna sería ser más confiados. En nosotros mismos y en los demás.

 

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