Diario de Valladolid

Tribunales

La defensa del acusado del crimen de Urgencias del Clínico asegura que no hubo intención de matar y que todo se debió a un arrebato

Pide que Domingo San Juan sea juzgado por un delito de lesiones dolosas con resultado de muerte, con los atenuantes de actuar en defensa propia y reconocer los hechos

Domingo M.R. y su abogado en la primera sesión del juicio-Ical

Domingo M.R. y su abogado en la primera sesión del juicio-Ical

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ICAL

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La defensa de Domingo San Juan, el hombre acusado de asesinar a otro de un navajazo en el pecho en la sala de espera del servicio de urgencias del hospital Clínico Universitario de Valladolid y para quien el fiscal reclama una pena de 16 años de cárcel, argumento, en la jornada inicial del juicio, que su cliente nunca tuvo la intención de asesinar a Domingo M.R. y que todo se debió a un momento de arrebato.

Además, ante el jurado formado por siete mujeres y cuatro hombres que tendrán que decidir sobre la culpabilidad del acusado, la defensa argumentó que su cliente no tenía ningún plan premeditado, que acudió al hospital sin saber que allí se encontraría con su víctima y que, de forma accidental, llevaba encima una navaja deportiva que utilizaba para pescar. “Todo ocurrió en un momento de arrebato, al ver a su madre llorando en la sala de Urgencias después de sufrir una agresión por parte de la víctima”.

Con estos argumentos, y además de asegurar que la víctima pudo defenderse, solicitó que su cliente sea juzgado por un delito de lesiones dolosas con el resultado de muerte, y que se tengan en cuenta los atenuantes de que actuó en defensa propia y de que nada más de cometer la agresión mortal reconoció los hechos y espero la llegada de la Policía.

Además, el abogado de Domingo San Juan negó que su cliente fuera un especialista en el manejo de armas blancas, y aseguró, en contra de lo argumentado por las acusaciones particulares, que aunque el servicio militar lo realizó en la Legión en 1983, tras el periodo de instrucción desarrollo el trabajo de camarero. Por su parte, el fiscal aseguró en su alegato inicial que hay una clara intención de matar, dado que la víctima recibe la puñalada a la altura del corazón y negó que la defensa pueda hablar de defensa propia, “dado que una amenaza verbal no es suficiente para sacar una navaja”.

Asimismo, considera lógico que el acusado reconociera los hechos y no intentara huir, dado que la agresión mortal se produce ante una veintena de testigos. Mientras tanto, el abogado que representa a la viuda y los dos hijos de la víctima sostuvo que la intención de matar era clara y que entre Domingo M.R. y el acusado no hubo ninguna discusión verbal previa. Además, al igual que el fiscal y que el abogado que representa al padre y a las hermanas de la víctima, sostuvo que no pudo defenderse y que Domingo San Juan en todo momento sabía que llevaba una navaja abierta en el bolsillo de su pantalón.

El juicio, que hoy arrancó en la Audiencia Provincial con una fuerte presencia policial, continuará el próximo lunes, a partir de las 10 horas. Los hechos que se juzgan se remontan al 14 de junio del pasado junio cuando una hermana del fallecido, Domingo M.R, de 37 años, y otra del acusado, ambas residentes en el Barrio de España y vecinas de la misma calle, se enzarzaron en una discusión motivada por la convivencia en la guardería de sus hijos.

Pelea reproducida

Esta pelea se reprodujo al día siguiente por la mañana y por la tarde y, sobre las 21 horas, se personaron en la casa de la hermana del acusado Domingo M.R. y su hermana, produciéndose un incidente en el que resultaron heridos leves varias personas de ambas familias. El último episodio, ya mortal, tuvo por escenario la sala de Urgencias del Hospital Clínico Universitario, donde sobre las 23.30 horas coincidieron varios miembros de las dos familias que habían acudido para ser atendidos de las lesiones sufridas en la refriega anterior.

Según sostiene el fiscal, tras un intercambio de expresiones desafiantes, el acusado sacó del bolsillo de su pantalón una navaja que llevaba ya abierta y le propinó un navajazo mortal a la altura del corazón, que le provocó la muerte en pocos minutos a pesar de ser atendido por personal sanitario de forma inmediata. Tras ello, el autor del navajazo salió al exterior con su hijo y allí, siendo retenido por un vigilante de seguridad, dejó la navaja en el suelo y reconoció a este empleado haber sido el autor de la agresión para asegurar, en voz alta, que: “¡A mi madre no la pega nadie!”

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