El cuento de las primarias

Diego Moreno presenta los avales de la precandidatura a la secretaría general del PSOE de León
LO DE LAS primarias es un cuento morrocotudo en los partidos hispanos. El PP lo tiene claro, no cree en ellas, aunque a la fuerza ahorcan, por eso hace una segunda vuelta para que remate el aparato. De ese invento salió Pablo Casado y sus Pinzones, que perdió la votación de los militantes contra Soraya Sáenz de Santamaría, pero luego levantó el partido en el cónclave con los compromisarios. Y en el PSOE, los inventores del asunto, son tan devotos de la democracia interna, que cuando llega el momento no lo practican y se dedican a dar volantazos para evitar encontronazos y dejarse en la carrera la escasa dignidad que no se les presuponía. Había que dotarles de un BMW de esos de las Cortes de Castilla y Desconocemos. En el orbe de Castilla y León sólo las federaciones leonesa y segoviana refrendarán sus convicciones en la voz de los militantes, esa que les negó Luis Tudanca cuando cambió primarias por puesto senatorial. En León, a Cendón le ha salido un Moreno, que no es otra cosa que un palanganero del regidor, José Antonio Diez, en su estrategia de tensar y minar el partido para fortalecerse él. El milagro del Reino. Tras años y años a sueldo de las Cortes sin rechistar contra Castilla, se le ha aparecido la virgen del leonesismo en el asiento de atrás del BMW oficial mientras duplicaba avales. Y en Segovia a Aveces le ha entrado tiritona con Lavandera, el joven alcalde de Trescasas. Hartos como están de que Aveces ni ponga ni quite Rey pero ayude a su señor para seguir, ora en el Congreso ora en el Senado, tras una ruina electoral segoviana sin precedentes. Sea como sea, las primarias están echadas y son salud. La militancia leonesa y segoviana tendrá voz y voto. De ahí saldrán dos secretarios verdaderamente legitimados. Confiemos en que el PSOE de Castilla y León no vuelva a poner en evidencia la democracia interna de los otros y los unos para moralizar a diestro y siniestro. Las primarias no se predican, se hacen.