J.A. Diez, un masoquista del PSOE

EL DE José Antonio Diez es uno de los casos de masoquismo político y existencial más clamorosos de la reciente historia universal y del Reino. Milita en un partido que le hizo alcalde de León, sin Reino, en el que está a disgusto día sí y día también, como una sartén al fuego. Todo mal el PSOE de José Antonio Diez. Mal lo que dice el PSOE. Mal lo que hace el PSOE. Mal el congreso autonómico del PSOE. Mal el secretario provincial del PSOE. Mal los ministros del PSOE. Mal sucesor de Tudanca en el PSOE. Mal el congreso de Sánchez en Sevilla, del PSOE. Mal de muchos, consuelo de alcalde sin Reino. Ya lo decía el clásico, el mejor alcalde, el Rey. Y dicho esto, el silogismo nos conduce a interrogarnos qué carajo pinta el mandatario leonés en su partido. Porque, a la vista de sus desasosiegos, está peor que si al Cholo lo colocaran en el fondo sur del Bernabéu una noche mágica de Champions. Aunque ese ya no es su problema. Su problema es que el que está hasta los mismísimos de él es su repudiado partido. Ferraz, Sánchez incluido, tiene colmado el vaso de tanta gota como derrama el mandatario. Ya ha salido el de la guadaña de la sede madrileña. A no mucho tardar pasará por Adanero sin pagar peaje. No le van a enseñar la puerta de salida. Van a hacer con él lo mismo que Jeff Bezos con Calleja: lo van a poner en órbita. Esta vez ha agotado la paciencia del propio Sánchez, que se está volviendo un impaciente con los que, orgánicamente, le tocan... las orejas. Se ha ido creciendo tanto, que se cree intratable e intocable. Es lo rancio de perder la perspectiva, porque un día viene el lobo de verdad. Le quedará el refugio de la UPL si Luis Mariano Santos tiene a bien. Y comprobará el frío que hace fuera, incluso cuando es verano. Decidió emprender un camino sin retorno y no midió los amagos, que cuando son reiterados, más que agradar, incomodan. Y no le quedará otra que dar las gracias a Ferraz por aliviarle de tan insoportable carga.