Diario de Valladolid
Concentración en la Plaza Mayor en repulsa de los dos crímenes; en la ventana, David Maroto

Concentración en la Plaza Mayor en repulsa de los dos crímenes; en la ventana, David Maroto

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HOY SE JUZGA en Valladolid uno de los crímenes más sobrecogedores y viles de cuantos ha conocido esta comunidad en los últimos años. Y ha conocido unos cuantos y de toda índole. Una alimaña llamada David Maroto, confeso también como el famoso defraudador fiscal confeso, se sienta en el banquillo por dar muerte con regocijo y saña a una mujer y su hija, Paloma e India. Aquella mañana de enero del pasado año Valladolid se despertó con el corazón en un puño y el demonio este con un cohiba entre los dedos tras haber asesinado a cuchilladas a su actual pareja y la hija de esta, una niña de 8 años. Es uno de esos casos que merece que todo el peso de la ley caiga sobre él. Y que la ley se mida en toneladas. Un asesino vocacional en toda regla. Un despojo dedicado a causar muerte y dolor. Al tribunal no le queda más remedio que endosarle una doble prisión permanente revisable. Por si la revisión de la primera, cuando toque, fuera fallida, a la vista de que la justicia más que ciega anda cegarata. Aunque la revisión, cuando toque, se la podría ahorrar por la memoria de las víctimas. Es uno de esos casos que, según el decir popular, ha logrado todo el merecimiento de pudrirse en la cárcel. Pero lo que se dice pudrirse, no morirse de viejo entre barrotes. La maldad adopta muchas formas. Pero es difícil imaginar, aunque las haya, otras superiores a la que exhibió el cerdo este en aquella noche. Cómo será el asunto y el asco que se dará a sí mismo que intenta pactar una condena de un montón de años para sortear la prisión permanente. Seguramente con la intención de volver a salir del trullo y volver a matar. Con la frialdad de que tras segar la vida a una mujer y a una niña indefensas se fuma un puro. No tienen mucho trabajo sus señorías. Sólo despacharlo al agujero donde lleva año y pico. Y que, con los años, no venga ningún jurídico con teorías ingenuas a volver a ponerlo en circulación y violentar la memoria de India y Paloma. Nada que revisar.

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