Diario de Valladolid

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YA ERA HORA. La campaña electoral llega a su fin. Atrás quedan 15 días de mucha trifulca y pocas propuestas. Quince días, sin contar los arrastrados de la precampaña, que cada vez se hacen más eternos para unos ciudadanos que ven cómo se habla muy poco, por no decir nada, de lo que importa, de la Sanidad, la Educación, la Política Social, el empleo, la igualdad de oportunidades...  En definitiva, aquello que debería ser el leiv motiv de quienes se presentan para dirigir este país durante los próximos cuatro años.

Pero la política y los políticos de ahora no van de eso. Ellos son del twitter y de las redes sociales, donde viven instalados en la bronca diaria y en el clickbait. Y eso es lo que trasladan en el día a día de una campaña electoral que está teniendo mucho de insultos, de ataques en busca de ese clickbait y poco o nada de cuestiones propositivas, de aquello que aquel político llamaba programa, programa, programa. Eso ha pasado a mejor vida. La política de ahora vive en el barro, se regocija en el fango y en la bronca. Y lo peor es que no es sólo en los quince días eternos de una campaña electoral. No, esa bronca, ese fango en el que los políticos han metido a la política y al que han arrastrado a los ciudadano se ve cada vez que hay un pleno en el Congreso de los Diputados, en el  Senado o en las Cortes de Castilla y León.

Los políticos deberían hacérselo mirar y pararse a pensar qué están haciendo, hacia dónde están llevando la política. Porque la política va de hacer cosas, de proponer cosas para mejorar la vida de las personas. De eso va la política. Y ahí, cada uno, cada partido hará su planteamiento en base a sus ideas, pero siempre pensando en el bien de todos y cada uno de los ciudadanos. El problema de la política  y de los políticos actuales es que no miran más allá de su ombligo y sólo se dirigen a los suyos, a los que piensan como ellos, a quienes defienden lo mismo que en ellos. Para ellos, los demás, los otros, lo que no son de los suyos no es que no cuenten, es que los ningunean, cuando no los desprecian. Y para muestra cualquiera de los mítines y las intervenciones de esta interminable e insoportable campaña electoral que ahora toca a su fin. Dos semanas de fango, de barro y de bronca de las que es imposible sacar un sólo titular al que los ciudadanos puedan agarrarse. Dicen que lo mejor de una campaña electoral es que sirva para orientar el voto y sacar de la indecisión a aquellos que dicen no tenerlo decidido. Nada más lejos de la realidad. Lo mejor de una campaña y el única titular que merece la pena es el campaña y se acabó porque con él llega el turno de los importantes, el de los ciudadanos con sus votos.

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