Diario de Valladolid

RAÚL SANTA EUFEMIA

La incertidumbre como estrategia política

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Nos encontramos en enero de 2023, año I después de que el PP de Castilla y León perdiera la cordura total tras treinta y seis años de Gobierno queriendo demostrarnos a los castellanos y leoneses que están al timón de las políticas de la comunidad.

Han pasado tres semanas tras llevar a cabo el rodillo político en Las Cortes, al rechazar el PP la totalidad (más de mil enmiendas) de propuestas de modificación del resto de grupos políticos al presupuesto del 2023. No obstante, entiendo que el mono con dos platillos que tenía Homer Simpson en su cabeza cuando se ponía al frente de los mandos de la central nuclear de Springfield también debió estar en las cuarenta cabezas de los procuradores que en esa sesión plenaria votaron en contra de sus propias medidas fiscales en los presupuestos autonómicos (favoreciendo el resultado de la votación a las medidas del Partido Socialista de Castilla y León). Así, el homenaje a Alberto Casero fue completo.

Pero la incertidumbre, si ya era el menú diario de la Administración autonómica, se agrava aún más en este comienzo de año. Nos encontramos en un enero sin medidas fiscales que bien se podía titular como la película de Carlos Saura ‘Deprisa, deprisa’. Y es que, teniendo como referencia la sinopsis de esta obra cinematográfica, el objetivo de nuestro Gobierno autonómico parece ser el de “conseguir dinero, pero no están dispuestos a trabajar interminables horas durante años”.  

Castilla y León está marcado en el mapa como territorio de la incógnita, de la incertidumbre, de la confrontación como ejercicio ordinario ante lo que antaño era diálogo (no sólo con los agentes más representativos) con todo lo que eso supone… ¿no se da cuenta nuestra Administración Autonómica de lo que nos jugamos como territorio, si sigue anunciando unidireccionalmente sus “grandes propuestas, estrategias y cambios” sin consenso previo con entidades, colectivos e instituciones? todos los colectivos están enfadados (léase organizaciones agrarias, cooperativas de trabajo, las academias de formación, las entidades locales, Ayuntamientos y Diputaciones, entre otros). Además, las entidades locales han declinado aprovechar la propuesta del Vicepresidente de Castilla y León que acudió con sus propuestas cerradas y el fajo de dinero cual empleado de caja de ahorros con su maletín a cuestas en los años 50. Ante la negativa de las entidades locales, al del grupo minoritario de la coalición de gobierno autonómico no se le ocurrió otra idea que arremeter contra dichas entidades faltándoles al respeto públicamente.

Y ahora es cuando hago el ejercicio de memoria e historia, y reflexiono compartiéndolo con ustedes, lectores, sobre qué motiva esta falta de gestión con cordura y, más aún, falta de regulación y seguimiento de las políticas de la comunidad. Creo que lo provocó la falta de acuerdo desde 2021 del PAPECYL (o PAECYL, tal y como se nombró al último acuerdo firmado).

El debate, el diálogo, la regulación, el consenso y el seguimiento marcado en el documento del “Plan anual de políticas de empleo”, acordado unánimemente entre los más representativos (UGT, CCOO y CEOE) y la Junta de CyL, ofrecía a los castellanos y leoneses una foto fija para afrontar las necesidades de nuestra comunidad.

En 2020, con un presupuesto de 165.282.725€ y, en 2021, con otro de 292.847.878 € se firmaron acuerdos sociales y laborales ejemplares. Además, en los primeros días de la fatídica pandemia de la COVID-19, se acordaron 220 millones de € en un PAPECYL extraordinario. Todos entendíamos la necesidad de negociar, de llegar a acuerdos y de ejecutar medidas por el bien de la ciudadanía autonómica. También entendíamos que, acompasando a ese acuerdo, el conjunto de Consejerías hacía el ejercicio que se le exige a un cargo político de conversar con la totalidad de colectivos y representantes, con la finalidad de aportar a las convocatorias oficiales que marcaba con los integrantes del Diálogo Social el máximo de propuestas o reivindicaciones. 

Sin embargo, la estrategia política de 2022 y, probablemente la de 2023, se centra en la inexistencia de un acuerdo unánime. ¿Qué supone esto? Vean el BOCYL y lo comprobarán. Repasen los Consejos de Gobierno y lo entenderán. Corroboren cada convocatoria o pliego de la Junta y rápidamente se percatarán del detrimento social y económico que supone en Castilla y León no disponer de un Plan anual.

De inicio, no hay diálogo. Por tanto, tampoco hay acuerdos, y, además, no hay seguimiento posible del presupuesto ni de las políticas autonómicas. La distorsión y fragmentación es la realidad desde hace meses y está lejos de lo que venden en sus encíclicas informativas y sus campañas propagandísticas sobre los beneficios que reporta su gestión a la comunidad, pero ¿se sabe quién y cómo se va a gestionar la orientación, formación e inserción laboral en Castilla y León? ¿se sabe dónde y cómo se desarrollará la prevención de riesgos y salud laboral? Desde hace medio año no hay ni Gerente del ECYL, y está claro que, si quieren que todo lo gestionen las oficinas territoriales en cada provincia, los funcionarios necesitarán formación, medios, tiempo y, sobre todo, nuevos compañeros que se incorporen a la plantilla para poder ejecutar esa locura que bien sabe la Administración Autonómica que es inviable…

Solicitamos a los ciudadanos que, si esto sucede, no culpen al trabajador público, sino que apunten a la gestión del Gobierno autonómico.

Y es que se han sucedido decenas de ceses y más de treinta libres designaciones, durante el ejercicio de esta coalición. 

La deriva, con todo lo que esto significa, es el día a día de este Gobierno. En especial, al mantenerse la gobernanza de nuestra autonomía en manos de una panda de personajes que dejan claro que no creen en las CCAA.

Desde UGTCyL, seguiremos en la misma postura que llevamos defendiendo 135 años: la de la reivindicación, denuncia y lucha progresista y constitucionalista ante prácticas antisociales y siempre en favor de la clase trabajadora. Pero también mantendremos nuestro ADN del diálogo, negociación y acuerdo. Que no quepa la menor duda de que nuestra entereza, vitalidad y fuerza se encuentran intactas para mantener indefinidamente la defensa de una Castilla y León digna de crecimiento social y económico. Por eso le pedimos al Presidente de esta Comunidad que deje de izar la vela para ver si pilla viento y mantenerse en la cubierta filosofando mirando el cielo, y baje a galeras, coja un remo y trabaje por aquello para lo que fue investido, que no es otra cosa que trabajar por los castellanos y leoneses.

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