Las Edades como motor del turismo y de la economía
POCOS TERRITORIOS PUEDEN presumir de tener reclamos de la potencialidad de la exposición de las Edades del Hombre, sin duda la mayor marca turística de Castilla y León. Muy pocos, por no decir prácticamente ninguno, excepción hecha de las grandes pinacotecas como el Museo del Prado. Pero tener la posibilidad de contar todos los años con una exposición del valor y la trascendencia de las Edades del Hombre sólo puede verse en esta tierra.
Unas Edades que nacieron aquí y que plasman como nadie la esencia y la potencialidad artística y patrimonial de la Comunidad. Cómo será que otras comunidades lo han visto claro y al primer atisbo de poder llevárselas a su territorio lo han hecho. Extemadura se ha lanzado sin pensarlo y las Edades se verán el próximo año, por primera vez en su historia excepción hecha cuando fueron a New York bajo el paraguas de la Junta para su promoción internacional, en la localidad cacereña de Plasencia. Y todo porque la Junta de Extremadura ha sabido ver el filón turístico de la Edades, tal y como lo definían en su promoción durante la pasada feria de Fitur.
Castilla y León no puede permitir abrir el más mínimo resquicio por el que pueda escaparse nada de las Edades, un reclamo turístico para esta tierra que debe potenciarse y promocionarse aún más. La inaugración, casi siempre con el Rey como máxima autoridad, es también la demostración plausible y palpable de la relevancia y la importancia de las Edades del Hombre. Un monarca que se mostraba impresionado y maravillado por la calidad expositiva de esta nueva edición de las Edades del Hombre.
No puede ser que por el desideratum de quien sea en la Consejería de Cultura y Turismo Castilla y León pueda perder la exclusividad de acoger la exposición de la Edades del Hombre. En unos momentos en los que el sector del turismo es un de los que más ha sufrido, y aún hoy lo está haciendo, con la pandemia del coronavirus, las Edades del Hombre vienen a ser como ese bálsamo de fierabrás que le venga a sanar todas las heridas y jirones que les está dejando la pandemia.
La Administración autonómica tiene que redoblar su esfuerzo de promoción para hacer que las Edades del Hombre sigan siendo la expresión más clara de las fortalezas de esta tierra. El arte, el patrimonio es una de las esencias de Castilla y León, que no puede perderse ni siquiera aminorarse. Un patrimonio que, en buena parte, se asienta en ese mundo rural tan necesitado de actividades y políticas que le ayuden a salir del pozo de la despoblación. El camino lo marcaba ayer el propio presidente Alfonso Fernández Mañueco al señalar al arte y la cultura como dinamizadores del territorio. Y eso son las Edades, un motor del turismo y de la economía en el territorio de la Comunidad.