Diario de Valladolid

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Vivimos estos días inmersos en los estertores del año viejo. A punto estamos de dar la vuelta a la hoja del calendario y dejar atrás un ejercicio con tres convocatorias electorales que no han conseguido traer la estabilidad política. En Castilla y León, las urnas aportaron dos posibilidades de gobierno, con Ciudadanos como llave para abrir la Junta a los socialistas, ganadores de las elecciones, o al Partido Popular, eterno gobernante en la Comunidad. El líder de Cs, Francisco Igea, optó, o le hicieron optar, por lo segundo, por hacer presidente a Alfonso Fernández Mañueco, para convertirse él en vicepresidente y portavoz.

El resultado ha sido una mayoría parlamentaria sólida, pero las formas del Ejecutivo han cambiado considerablemente, dando la sensación de falta de cohesión, con el verso suelto Igea y, en ocasiones, algunos de sus consejeros como los mayores generadores de las polémicas que han surgido por acciones o declaraciones desde el antiguo colegio de la Asunción. La propia Junta, por orden del presidente, ha tenido que salir al paso de manifestaciones de su portavoz o de representantes de Cs, lo que no ha dado precisamente una buena imagen del gabinete de Mañueco, aunque le haya venido bien al presidente para quedar como el conciliador, el que aporta serenidad, quien mantiene su palabra o el que corrige los errores de su coaligados. Eso sí, se ha tenido que comer las repetidas acusaciones sobre el pasado, aunque quizá para eso también le esté siendo útil Igea, porque hace lo que Mañueco no puede, utilizar el recurso de culpar al gobierno anterior de los males del presente que debe gestionar el nuevo. Lo último, el aumento del déficit. Aunque se vaya a pasar la hoja del calendario en breve, seguro que Igea sigue mirando al pasado para explicar la falta de grandes avances como los anunciados en los programas electorales. Y queda por ver si el representante castellano y leonés de Ciudadanos da el paso de pelear con Inés Arrimadas por el liderato de Cs. La posición que representa es la de mayor cercanía hacia el centro izquierda, la que se lamenta de no haber facilitado el gobierno a los socialistas.

Eso puede suponer acrecentar la contradicción en que vive Igea, que quería haber gobernado con el PSOE y le obligaron a hacerlo con el PP. A priori, no parece que tenga muchas posibilidades frente a Arrimadas, pues hasta su compañero Luis Fuentes, presidente de las Cortes, le ve con mucha menor preparación, pero si diera la campanada y se pusiera al frente de Ciudadanos, la estabilidad del gobierno en Castilla y León no recibiría buenas noticias.

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