Diario de Valladolid

EDITORIAL

La industria agroalimentaria contra la despoblación

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MÁS DINERO PARA la industria agroalimentaria. Eso es lo que acaba de anunciar el presidente de la Junta y lo hace en el mejor marco, aquel que tiene que ver con una industria, Cascajares, que apuesta decididamente por Castilla y León, como acaba de demostrar con una nueva ampliación de su planta palentina de Dueñas. Cascajares es uno de los mejores ejemplos de lo que supone el sector de la agroalimentación para esta tierra, sobre todo para el medio rural.

Genera empleo y riqueza, lo que supone asentar población. Por utilizar la tan manida expresión de los políticos, el sector primario, en general, y la industria agroalimentaria, en particular, es el mejor antídoto contra esa España vaciada. Razón más que suficiente para que se valore como se merece el hecho de que esa agroindustria vaya a contar con una bolsa con millones de ayudas para su impulso y desarrollo futuro. Y, dicho esto, es necesario, por no decir obligado, que desde la Administración, sobre todo desde la Junta por ser quien lidera cualquier programa de desarrollo para el sector primario, se escuche lo que le señalan los profesionales que trabajan y viven en el mismo.

Se puede decir más alto pero no más claro. Desde el sector se le pide al Ejecutivo autonómico que abandere la agroalimentación en el mundo rural, al ser la gran solución contra la despoblación con la aportación de empleo y valor añadido. Las ayudas que ahora se anuncian tienen que servir precisamente para eso, para consolidar un sector, el agroalimentario, que es esencial para Castilla y León y, mucho más, para los pueblos castellanos y leoneses.

Este impulso prometido a la agroindustria, además, no puede venir en solitario y tiene que estar acompasado de otras políticas, como el plan de crecimiento y consolidación de pymes para la innovación y financiación en empresas, sobre todo familiares. Además de esa prometida y anunciada apuesta por una fiscalidad inteligente y moderada más favorable para el mundo rural. A eso se le añade el compromiso a la hora de abaratar el suelo industrial o la transformación digital del mundo rural. Una pata, la del desarrollo tecnológico, que resulta vital para el desarrollo del mundo rural.

Castilla y León es la tercera en volumen de negocio pero en productividad, y con los datos en la mano, se coloca la primera. Y así tiene que seguir siendo. El impulso a la industria agrolimentaria es un valor añadido que tiene que seguir impulsándose y trabajándose aún más para hacer de ella el mejor antídoto contra la lacra de la sangría poblacional.

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