¿Y después qué?

Dice el alcalde de León que la Constitución permite a la región leonesa ser autonomía. Muy bien, se lo compro, pero siempre que sea capaz de responder a dos preguntas: ¿Por qué se le ocurre ahora? y ¿cuál es el motivo real de su planteamiento? Ah, y una tercera tanto o más importante, ¿por qué si tanto se lo cree y tan claro lo tiene, nunca lo ha planteado en su partido? Y no hablo de esas reuniones de agrupación que él controla y domina, me refiero a nivel autonómico y federal. Porque el suyo es el mismo PSOE de Luis Tudanca que difícilmente, aunque ahora calle, le va a acompañar en esta deriva. Por no hablar de ese gran amigo suyo, el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que si para algo quiere la Constitución es para incluir en ella las autonomías.

Sólo así, respondiendo con claridad a todas y cada de estas sencillas preguntas, será creíble el planteamiento que ahora hace para que León sea autonomía, de lo contrario no será más que una patraña con la que sólo busca desviar la atención, cuando no dar una respuesta a su homónimo de Valladolid, Óscar Puente, que ya le ganó por la mano porque a diferencia de él Puente sólo pide para su ciudad, mientras José Antonio Diez juega con un sentimiento y lo utiliza según le convenga y parece que ahora le conviene. Eso sin olvidar que en su deriva involucra a Zamora y Salamanca sin preguntarse siquiera cuál es su opinión.

Lo que no puede ser es que, de cuando en vez, alguien desde el Partido Socialista de León ponga sobre la mesa la idea de la autonomía para León con el único interés de jugar con un sentimiento, que existe y eso no lo niega nadie, para acabar pisoteándolo. Lo que ahora está haciendo José Antonio Diez es un déjà vu que aprendió de otros que le precedieron en el cargo y que, como él, acabarán dejando a los leoneses y a su sentimiento en la estacada. Al tiempo.

Si de verdad quiere hacer algo por León que peleé desde su posición de alcalde porque es lo bastante fuerte como para hacerse oír y, lo que es más importante, para ser escuchado y tenido en cuenta. Blandir ahora la autonomía para León es no sólo jugar, sino reírse de ese sentimiento y de los leoneses porque él mejor que nadie sabe que es irrealizable.

¿Y después qué? Pues, como ya hicieron otros, volverá a echar la culpa al empedrado y los leoneses volverán a sentir que les han utilizado. Al tiempo.