¡Nunca os lo perdonaremos!
«SI NOS fallan, no se lo vamos a perdonar». «Sois demasiado inmaduros para decir la verdad». «Habéis robado mis sueños». «El cambio viene, les guste o no». Son apenas cuatro frases de la adolescente sueca Greta Thunberg en la Cumbre del Clima de Naciones Unidas. Sin filtros, sin falsa diplomacia, con tanta carga de indignación como de rigor científico y con la rabia acumulada que lleva a una (casi) niña a disparar dardos dialécticos contra la pasividad de los máximos mandatarios del mundo por su «inacción» frente al cambio climático.
Sería hipócrita si no me apresuro a reconocer mi insuficiente falta de conciencia con un fenómeno que nos conduce a acelerar las catástrofes naturales, a más olas de calor, al deterioro de la salud, al aumento de la sequía, a la reducción de las precipitaciones, al incremento de los devastadores incendios, a la muerte creciente de animales marinos... Es lamentable la insignificante presencia en los medios de comunicación de este tipo de informaciones, tal vez porque cuestionan un modelo productivo que pone el acento en ese «cuento de hadas» -en palabras de Greta- que es el «eterno crecimiento económico».
Greta y sus Viernes por el futuro han abierto ventanas de esperanza frente a esos mandatarios que priman sus propios intereses personales y/o los económicos de grupos adinerados sobre todo lo demás. Hoy es el día grande de esa admirable movilización mundial.
El conmovedor discurso de Greta y su advertencia a quienes ejercen el poder en poltronas acomodadas ignorando el deterioro del planeta, sirve también para otros ámbitos de la política. Ese grito de «nunca los perdonaremos» valdría para quienes nos han metido en unas elecciones que casi nadie quería si no son capaces de frenar en precampaña y campaña tanto odio revanchista y no se ponen a trabajar como si fuera ya el 11N.
Escribo este Antivirus al día siguiente de ver a Franco en las portadas de casi todos los periódicos. Por fin… el dictador, ese que robó tantos sueños y vidas a tantas personas, sale de ese mausoleo donde los mandatarios de la transición y de la democracia le han tenido nada menos que 44 años.
Hay que poner coto a los «ladrones de sueños». A quienes siguen incumpliendo sus promesas electorales, a quienes utilizan las crisis para agrandar las desigualdades, a quienes siguen empeñados en recortar el gasto público excepto cuando llega a sus bolsillos en forma de subvenciones… y sobre todo a quienes toleran que se esquilme el planeta para no perturbar las cuentas de resultados de un devastador modelo industrial y económico insostenible.