La despoblación salpica también a las aulas
LAS AULAS de las provincias más atacadas por la despoblación se van quedando vacías. Es un proceso imparable que ataca sobre todo a Castilla y León. Tres provincias de esta Comunidad autónoma, Zamora, Palencia y León, son las que han perdido más estudiantes no universitarios de España en los últimos veinte años. Con datos del Ministerio de Educación, las tres «líderes» en despoblación se han dejado más de una quinta parte de sus alumnos entre 1999 y 2019.
Este fenómeno que revela una correspondencia entre pérdida de población y descenso de alumnos afecta gravemente a siete de las nueve provincias de la Comunidad. Sólo se salvan, y por muy poco, Segovia y Valladolid; son las únicas de Castilla y León que logran un ligero aumento de estudiantes matriculados en enseñanzas no universitarias.
El desequilibrio provincial en el seno de la Comunidad autónoma y fuera de ésta es más que pronunciado. Sobre todo entre Zamora, que pierde casi un 30% de sus alumnos en dos décadas, y Valladolid que gana en ese periodo un 2,3%. Más agudizado está en comparación con la media nacional. Si el conjunto de Castilla y León retrocede un 11%, la media española gana casi un 18%.
Se trata de un panorama desolador más en materia demográfica que exige rapidez, coordinación, cooperación y muchas dosis de eficacia a las administraciones públicas y a todas las instituciones y colectivos comprometidos con la apuesta por la Comunidad.
No se puede perder más tiempo con estudios o informes cuando de todos es conocido el diagnóstico, el impacto, las consecuencias y la necesidad de premura en algo tan prioritario como difícil a la hora de implantar medidas a corto, medio y largo plazo. Los efectos tardarán en notarse, pero las heridas será mayores si se retrasa la ejecución de estrategias, planes y programas eficaces. El hecho de que haya fracasado la investidura y no haya gobierno como muy pronto hasta noviembre no debería retrasar más la puesta en práctica de la estrategia contra el reto demográfico.
De la misma forma que la Comunidad autónoma debería ir poniendo ya en marcha medidas que palien la gravedad de la situación.Si lo que viene es una nueva crisis o como mínimo una desaceleración económica, la experiencia pasada nos dice que volverá a caer el empleo y perderemos aún más población.
El vacío del mundo rural puede ir a más si no se aplican ya medidas prometidas; si ni siquiera somos capaces de implantar una ordenación del territorio que frene la despoblación Y con ello, será cada vez más difícil actuar. La pérdida de estudiantes no universitarios es otra gran llamada de atención. Urge actuar con medidas concretas. Retrasarlas más será una responsabilidad de quienes opten por la parálisis.