De las escaseces de unos a las sobreactuaciones de otros

DESPUÉS DEL CÓSMICO ridículo perpetrado por el único parlamentario de Vox el día de la constitución de las Cortes de Castilla y León, en presencia del algo más que contrariado Javier Ortega Smith, el partido está intentando enjuagar aquel trago y ha decidido pasearlo por algún plató, aunque sea el de la tele del toro, esa que tampoco le va a poner en un aprieto. Y la realidad es que el muchacho sufre. Sufre en exceso. La retórica, la telegenia y la expresividad, sin duda no es su fuerte. Todo un problema para quien debe bregarse en la tribuna de un hemiciclo de cuando en vez. Lo pasará mal Javier García Conde, cuya primera intervención ante los medios en el parlamento regional pasará a los anales de las redes sociales.

Por haber dado tres veces la vuelta al mundo de en twitter, sin mermar un solo decibelio las atronadoras de las carcajadas que provocó la esperpéntica escena. En el anverso está la número dos del PSOE de Tudanca, Ana Sánchez, que en su afán por aliviar el más que mosqueo que tiene Ferraz con la docilidad mostrada en los albores del pacto, ayer ejercitó una rueda de prensa digna de película. O por lo menos de parlamento. No es preciso ni dramatizar ni sobreactuar tanto, especialmente cuando de una mera conferencia de prensa se trata.

Está bien renovar epítetos y símiles, pero no son precisos ni pertinentes los excesos interpretativos porque conducen a escucharse a uno mismo . Pero no hay que obrar como si de un soliloquio en las Cortes se tratase. Cada escenario requiere su puesta en escena. Eso suele ocurrir, sin querer, cuando se entrena en exceso la intervención leída, que al final no resulta natural. Yno hay que olvidar que precisamente el exceso de histrionismo le costó un Óscar a Tom Cruise en Jerry Maguire. Algunos deberían plantearse enderezar su estrategia comunicativa. O no. ¡A saber!