Diario de Valladolid

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PEDRO Sánchez ganó la moción de censura contra Mariano Rajoy ocho días después de que la Audiencia Nacional condenara al extesorero del PP a más de 33 años de prisión y al Partido Popular por beneficiarse de la corrupta trama Gürtel. Desde aquel 1 de junio de 2018 el presidente del Gobierno tiene la culpa de todo. No lo digo yo. Lo dicen buena parte de los renovados dirigentes populares y también algunos de sus lacayos, que se ponen ciegos para ocultar la verdad.

Llevo días preguntándome qué habrían dicho los Casado, Mañueco o la marquesa de Casa Fuerte Cayetana Álvarez de Toledo si en estos diez meses de Gobierno socialista hubiera subido el paro. Pero como el rigor no es algo intrínseco en estos ultras del vacío, ocultan que el desempleo ha bajado en más de 80.000 parados y están cabreados por no poder proclamar que la economía va peor.

Se han despojado de cierto discurso social, moral, centrista y reivindicativo de otros colegas suyos de antaño para mirarse ahora en la FAES de Aznar. Necesitan hablar de ETA, del aborto, de la unidad de España… y meten la pata en un intento fracasado de rebajar el salario mínimo. Como dijo ayer en este periódico el candidato socialista por Valladolid, Manuel Escarda, hasta los de Vox están haciendo un debate menos crispado que ellos.

¿Por qué el PP está tan nervioso? Porque Abascal se los come por la derecha sin arriesgar y porque Arrimadas compite, con un discurso calcado, con ese «valor seguro» que proclaman con foto de Casado. Porque su programa no existe en los debates, lanzan a una provocadora con chuleta en mano a arremeter con demagogia contra una propuesta contra la violación de las mujeres.

Con lo fácil que sería proponer medidas para evitar la corrupción que ‘cangrenó’ a su partido. Con lo útil que sería para la mayoría plantar cara al hecho de que los grandes del Ibex ganan 79 veces más que sus empleados. Con lo sensato que sería atender con medidas concretas a la España vaciada. Con lo práctico para los trabajadores pobres que sería criticar la lentitud con la que Sánchez acaba con la precariedad laboral que crearon. O frenar los desequilibrios sanitarios… De eso no quieren hablar en los debates.

A poco más de una semana de campaña uno confía en que sean capaces de frenar su histeria porque, si siguen así, serán capaces de culpar a Sánchez hasta del desgraciado incendio de Notre-Dame. Allá ellos.

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