Aplazar el cierre de las minas para tener alternativas viables
LOS PRESIDENTES de Castilla y León, Asturias y Aragón plantearon ayer a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, una hoja de ruta alternativa a su intención de cerrar la minería y a los planes de las eléctricas de acabar con las centrales térmicas. Juan Vicente Herrera, Javier Fernández y Javier Lambán fueron implacables exigiendo al Ministerio que aplace el cierre de las minas de carbón, que permita la continuidad de las que son rentables y que presione a las compañías eléctricas para que el cierre de las térmicas que consume ese carbón se prolongue más allá de 2020.
Se trata en definitiva de construir y garantizar de facto una alternativa a las zonas mineras antes de que se dé la puntilla definitivamente el carbón.
La petición de los tres presidentes de las tres comunidades autónomas con minería del carbón se produce a tres días de que concluya el plazo que dio la ComisiónEuropea para que se cierren aquellas explotaciones que no hayan devuelto las ayudas estatales percibidas entre 2011 y 2018.
Las propuestas de los tres mandatarios autonómicos son lógicas y pragmáticas.Sobre todo, porque coinciden con el Ministerio en la necesidad de construir una nueva realidad económica que genere una energía limpia.
No obstante, de la cumbre de ayer no salió ninguna posición firme y clara del ministerio, más allá de asegurar que el Gobierno va a ser firme para que las eléctricas presenten planes de transición justa donde cierren las centrales.
Está por ver en lo concreto qué representa en la práctica apelar a la justicia de los planes alternativos. Máxime cuando sobre la minería recaen las consecuencias históricas de planes alternativos de reactivación de los territorios mineros que no se han cumplido y en muchos casos de fondos que no han servicio para generar alternativas económicas viables.
El Ministerio para la Transición Ecológica puede y debe presionar a las eléctricas para que suavicen sus planes y tiene herramientas para convencer a la CE de que hay explotaciones que han ido reduciendo las emisiones de carbón.
Del encuentro de ayer se derivan declaraciones de buenas voluntades y la existencia de un clima de cooperación que es necesario mantener e impulsar. Pero ese clima servirá de poco si lo antes posible no se traduce en proporcionar una mayor estabilidad a las zonas mineras, con proyectos, plazos y objetivos concretos que disipen la actual incertidumbre.
Castilla y León, como las otras dos comunidades mineras, no pueden permitirse más despoblación en estas zonas, sobre todo cuando no existen obligaciones de cierre de minas, sino de reducción de emisiones. Por eso, cobra fuerza la urgente necesidad de implantar alternativas viables antes de cerrar minas y las centrales térmicas de carbón.