Diario de Valladolid

EDITORIAL

La cuencas deben ser prioridad en la transición energética

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TRANSICION ENERGÉTICA, ESAS son las dos palabras que más se vienen pronunciando por el actual Gobierno de Pedro Sánchez desde el Ministerio de Transición Ecológica, que dirige Teresa Ribera. Palabras que cuando son oídas por las pocas gentes que aún resisten en las cuencas mineras se echan a temblar, acostumbradas como están a tantas transiciones que llegan con promesas de nuevos proyectos que nunca se cumplen porque nunca llegan.

Así que si algo debe tener en cuenta está tan cacareada transición energética son las cuencas y las gentes del carbón. Y en su defensa deben empeñarse todos los actores sociales, económicos y políticos de Castilla y León. Empezando por el Gobierno de la Junta y por la oposición. Ambos deben ir de la mano en la defensa de las cuencas, de sus gentes y de su futuro.

Por eso debe valorarse la unión de fuerzas de los ejecutivos de Castilla y León, Asturias y Aragón, con la que pretenden visibilizar aún más su reclamación, exigencia porque así debe serlo, de una transición «justa». El presidente de la Junta subraya que no sólo se deben tener en cuenta las «necesidades económicas» y medioambientales del país, sino también los «costes sociales» que acarrea la desaparición de industrias, claves para la Comunidad durante décadas, como las cuencas mineras, la central nuclear de Santa María de Garoña o los yacimientos petrolíferos de La Lora. Y no le falta razón a Juan Vicente Herrera, quien parte de esos tres ejemplos, para exigir al Ejecutivo central qu valore las «consecuencias» de los planes previstos, sobre todo en empleo.

Una petición que no está reñida con el «inmediato» objetivo de «seguir siendo un referente nacional de la generación de energía», principalmente, a través de las «renovables». De hecho, Castilla y Leó como el resto tiene que cumplir, y espra hacerlo «muy anticipadamente», con los «compromisos»y «exigencias» de España en esta materia.

Más allá de este sobre la capacidad de la Comunidad para «superar con éxito algunas de las asignaturas de la transición energética», es necesario seguir defendiendo a ese carbón autóctono, sobre todo porque no es de recibo que un proyecto como el de la Ciuden, que sería la apuesta definitiva por la quema limpia de ese carbón, languidezca sin que los gobiernos, de uno y otro color, se arremanguen de verdad para darle impulso.

Castilla y León ha sido, es y es obligado que defienda con unas y dientes el seguirlo siendo en un futuro, una potencia energética. Bienvenida sea la transición energética hacia una energía limpia, pero sin que por ello haya que condenar a territorios de esta Comunidad, como las cuencas, al obstracismo. Deben ser la prioridad.

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