Diario de Valladolid

EDITORIAL

Una gratuidad que debe continuar ampliándose

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BUENA MEDIDA SIN paliativos, la que acaba de aprobar la Consejería de Educación con las ayudas para la gratuidad de los libros de texto. Un curso más el programa ‘Releo Plus’ de gratuidad de libros de texto y amplía la cuantía destinada a los escolares, una cifra algo inferior a los estudiantes a los que prometió hace unos meses el titular del ramo, Fernando Rey. Concretamente, la cartera autonómica educativa dispondrá de 16.911.220 euros –dos millones más de los previstos inicialmente en la convocatoria y tres más que en el curso pasado– que se distribuirán entre todos los estudiantes beneficiarias, uno de cada tres escolares de Castilla y León. El principal requisito es que la renta familiar debe ser inferior a 2,5 veces el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM). Técnicamente, la resolución del programa ‘Releo Plus’ hecha pública ayer por la Consejería contabiliza los beneficiarios «a todos los que han cumplido los requisitos exigidos». Esto se debe a que los centros que todavía tengan existencias después del reparto de libros seguirán repartiendo ejemplares a los alumnos que superen el umbral de renta máximo en orden creciente, hasta agotar las existencias.

Según los cálculos de la cartera educativa, de esta manera se podrán beneficiar otros diez mil estudiantes de Primaria y Secundaria, lo que sumaría unas 73.000 familias beneficiarias. Los estudiantes de Primaria recibirán en los próximos meses 31.141 becas, lo que supone cerca de nueve millones de euros, un 17% que en el vigente curso. Los libros de Secundaria costarán casi ocho millones de euros, que se distribuirán entre los 25.798 estudiantes, un 26% más que el curso que está a punto de finalizar. Las familias beneficiarias de ‘Releo Plus’ acudirán a los bancos de libros de cada centro escolar y recibirán ayudas monetarias para la adquisición de los libros que no puedan encontrar, cuyo coste deberán aportar las familias pero que será reembolsado en diciembre por la Consejería. Cuando finalice el curso, los estudiantes deberán devolver los libros a los bancos de libros para que puedan ser reutilizados por otros alumnos hasta agotar la vida útil de los libros, unos cuatro años.

Este programa, que sigue olvidando a los estudiantes de bachillerato al no ser educación obligatoria, a pesar de que sus libros de texto son los más costosos, se ha resuelto en junio para que los padres sepan «con antelación» si son beneficiarios o no y poder reaccionar en consecuencia.

Este hecho, y el de que los beneficiarios estén por debajo de lo que se había indicado hace que sea obligado continuar impulsando este progama, con el objetivo claro de que se vaya ampliando cada vez más. Es obligado que llegue a todas las familias que lo necesitan.

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