Diario de Valladolid

ATLETISMO / CLUB ATLETISMO VALLADOLID

El poder de Thor en sus manos

Mariví Álvarez se ha convertido en una firme promesa del lanzamiento de martillo / Esta temporada ha sido campeona de Castilla y León y pieza clave en la permanencia del CAV en División de Honor

Maríví Álvarez posa con su peso en las instalaciones de Río Esgueva.-J.M. LOSTAU

Maríví Álvarez posa con su peso en las instalaciones de Río Esgueva.-J.M. LOSTAU

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Guillermo Sanz

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El universo de Marvel ha servido para acercar a las generaciones más jóvenes una parcela de la mitología escandinava, un mundo en el que se habla del Mjolnir, un martillo capaz de hacer añicos a todo aquel que ose a desafiar la estirpe del gran Odín. Empuñado por Thor en las viñetas y en la gran pantalla, el martillo cambia ahora de manos para acabar (con otra forma y en otra batalla, eso sí) en posesión de la vallisoletana Mariví Álvarez, una gran promesa del lanzamiento.

La integrante del Club Atletismo Valladolid no pisó el terreno cercado por la valla de seguridad hasta los 13 años. Hasta el momento de pisar el tartán paseaba por el tapiz, como integrante del grupo de gimnasia rítmica del colegio León Felipe. Cuando su edad escolar terminó la posibilidad de recalar en un club no era un plato del gusto de Mariví, que ante la premisa de su madre de que «un deporte tenía que practicar» eligió sabiamente la puerta del atletismo.

Dice la leyenda (y no sólo las leyendas) que el que entra en el CAV debe probar todos los sabores del atletismo. El caso de Mariví Álvarez no fue una excepción. Sin embargo, alguien se percató de que su lugar estaba sobre un círculo de lanzamiento. «Ángel me vio y dijo que probara en el lanzamiento. Empecé con peso y ya con Julio Calvo me especialicé en martillo... y no se me dio nada mal», admite la lanzadora, que reconoce que de pequeña «veía a Berta Castells en la tele lanzando y decía que tenía que hacer lo mismo».

En guerra declarada con la jabalina, Mariví focalizó sus esfuerzos en el peso (en invierno) y en el disco, modalidades en la «que ganaba pero no me llenaban del todo». Su primer gran alegría deportiva llegó a los 16 años, cuando consiguió en el Autonómico sus primeras medallas de plata. Lo hizo por partida doble, en disco y en peso. Sin embargo, su gran amor seguía unido al asa del martillo.

Poco a poco, Mariví Álvarez se fue cincelando como gran atleta. Dando pasos hacia su mejor versión, un perfil que aún está por llegar, pero que ya ha dejado ver la pasada temporada muestras de su carácter: «El año pasado fue la mejor temporada que he hecho, porque fue la primera vez que hice la mínima para el Campeonato de España», explica. Los 46 metros cubiertos por su martillo la valieron un pase de pleno derecho para el Nacional Promesa, donde cosechó una meritoria séptima plaza (que supo a poco a la lanzadora), además de ganarse un puesto para el Campeonato de España de Federaciones con la selección de Castilla y León Absoluta. El curso se redondeó consiguiendo su mejor marca (47, 94 metros) en la última jornada de División de Honor, consiguiendo «arañar algún puntillo para mantenernos», como reconoce.

Romper la barrera de los 50 metros es el siguiente gran reto que se plantea para la mejor lanzadora de martillo de Castilla y León. Palabras mayores avaladas por el primer premio en la Liga de Lanzamientos, donde se ha embolsado tres oros en otras tantas jornadas disputadas, una asignatura pendiente menos en el boletín de una de las alumnas más aventajadas del discóbolo Julio Calvo: «Los años anteriores había quedado segunda y este año lo he conseguido», celebra la integrante del Club Atletismo Valladolid.

Ahora la pregunta está en ¿dónde está el secreto de la explosión de Mariví? No hay ases debajo de la manga más que el «bastante trabajo (dos horas de entrenamientos diarios), la paciencia de Julio, que es tremenda» y el tener compañeros y compañeras de baile en la pista: «El año pasado estaba sola entrenando. Este año somos un grupo considerable», explica la atleta, que se ha convertido a sus 21 años en un espejo para la base: «Un día se me acercó una niña y me dijo que quería lanzar como yo -explica casi avergonzada-. Espero que esto ayude a que haya más lanzadores en Castilla y León, que hay muy pocas chicas», lamenta.

El poderío de esta estudiante de magisterio cuando agarra el martillo la puede llevar a derribar unos cuantos muros más después de un invierno en el que ha participado en peso en la pista cubierta para evitar que la temporada tome cariz de eterna. El plato fuerte se sirve ahora cuando llega la Liga de División de Honor (donde espera «dar los máximos puntos al CAV»), el Campeonato de España Promesa (en julio) y el Campeonato de España Universitario (en abril), donde cogerá el camino a Jerez con las medallas en el GPS: «Al universitario voy con más ganas aún, porque me quedé cerca de la medalla de bronce el año pasado», confiesa. El cuarto puesto conseguido en Cartagena han despertado el hambre de triunfos de la Thor vallisoletana.

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