Diario de Valladolid

EDITORIAL

El campo se preprara para las urnas en un año difícil

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LA SITUACIÓN DEL campo es harto complicada. La sequía y las heladas del tardío verano, que vinieron a congelar alguno de los frutos ya florecientes, cierran un un año en números rojos. Y, lo que es peor, aventuran el siguiente como tanto o más complicado como el que ahora comienza a tocar a su fin.

Con esta tesitura, las gentes del campo se enfrentan a unas elecciones para elegir a sus representantes. Unos comicios que serán los primeros tras la desaparición de las cámaras agrarias. La fecha, que depende de la aprobación del Consejo de Gobierno de la Junta, aún no está fijada. Sera la última semana de enero o, como muy tarde, la primera de febrero. En una de estas dos fechas se celebrarán las próximas elecciones agrarias de Castilla y León, las primeras con representatividad directa al no contar con la presencia y mediación de las cámaras agrarias. Eso fue lo que se acordó en el Consejo Agrario de Castilla y León, además de un cuenteo de jóvenes al campo, que dista mucho de la gran incorporación anunciada. Claro que, en este momento, la situación no anima a esos jóvenes, a la vez que obliga a las administraciones a redoblar los apoyos.

En el encuentro, la consejera de Agricultura y Ganadería, Milagros Marcos, decidió no posponer la cita electoral pese al recurso judicial interpuesto por el sindicato UPA-COAG ante lo que considera una falta de garantías para que esta consulta se celebre de forma limpia y sobre el que todavía no se ha emitido sentencia.

El decreto que regula esta convocatoria electoral, aprobado en septiembre de 2016, indica que la primera cita con las urnas debería producirse durante este año. En un primer momento, estaba previsto que se celebrase en diciembre, pero finalmente se demorarán hasta las primeras semanas de 2018 tras considerar que ése era un «mal mes» para la Administración autonómica, en referencia al elevado número de festivos que tiene y que, en la práctica, dificultaría su materialización.

Y eso, no sin antes sopesar un aplazamiento indefinido hasta que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León se pronunciase sobre la validez del decreto, ante la denuncia de la Alianza.

Sea como fuere, ahora más que nunca, el campo, los agricultores, ganaderos y toda la gente de ese sector primario vital aún para la economía castellana y leonesa necesitan de unos representantes fuertes, que sepan pelear y defender sus intereses ante los envites que les esperan. El cierre de un mal ejercicio y la apertura de otro que no se aventura mucho mejor obliga a los sindicatos agrarios a dar todo de sí. Eso sí, con una premisa clara: la de la unidad de acción cuando lo que acontece perjudica por igual a todos. Las urnas llegan en un año difícil y los representantes tendrán que saber defender más que nunca al campo.

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