Diario de Valladolid

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EL paisaje que dibuja la calderilla presupuestaria arrojada ayer desde Madrid no alienta precisamente aleluyas, sino que troquela un prolongado período de resignación y aguante. Lo más llamativo de sus casillas remite a estudios que luego nunca se llegan a emprender y reaparecen o se esfuman por arte de birlibirloque. Lo que importa de verdad es el seguimiento de la ejecución de sus epígrafes, pero ahí sí que conviene confesar que andamos perdidos. Colgados y sin red. Ocurre este año con la huida de cualquier dotación presupuestaria para el enlace de la alta velocidad en Monforte con el Bierzo. Y esa desaparición de la calderilla consignada otro año no significa que se haya estudiado nada, porque de sobra sabemos ya lo que estudia Adif antes de taladrar.

Como Pajares queda lejos de Valladolid, el organismo regulador de la Cuenca del Duero ha tardado lustros en darse por enterado, aunque ya en septiembre de 2016 abrió un expediente sancionador que los pueblos afectados no admiten que se pueda traducir en multa, sin reparar el daño. Los pueblos sangrados por la derrama de agua tienen su mejor ariete en el catedrático Carlos González-Antón y ya saben que la pelea para conseguir que el tribunal europeo revise el atropello va a ser larga y complicada. Pero nadie duda de su final. Porque no se entiende que una obra pública milmillonaria, realizada con fondos europeos, se ejecute pinchando a ciegas y llevándose por delante más de una veintena de acuíferos.

¿Se imagina alguien que esta gotera de millones de litros diarios estuviera arruinando el piedemonte de otra cordillera? Claro que de esto no habla Foro Asturias, cayado presupuestario de Rajoy para salir del aprieto. Porque en el origen de todos los problemas se encuentra precisamente su jefe Álvarez Cascos. La lástima es que quienes le sucedieron, y ya han corrido turnos, tampoco corrigieron su rumbo. Ni siquiera los ocurrentes Magdalena Álvarez y José Blanco, que estuvieron con Zapatero y se hartaron de enterrar millones en un aeropuerto sin vuelos y difícilmente sostenible.

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