Más apoyo privado para una eficaz Lanzadera Financiera
UN PRIMER balance de la Lanzadera Financiera revela su utilidad para concentrar en una sola «ventanilla» las demandas de recursos para financiar inversiones en Castilla y León. Esta herramienta está sirviendo ya como instrumento para conocer todos los mecanismos financieros al alcance de los empresarios de la Comunidad autónoma y nadie duda de que puede convertirse en un futuro en un arma que impida que ningún proyecto viable se pierda por falta de recursos.
Sin embargo, para llegar a ese objetivo es necesario superar algunas carencias e imperfecciones constatadas y sobre todo lograr una mayor implicación del sector privado.
El balance que hoy ofrece este periódico, tras consultar a todas las partes implicadas, revela que un 94% de la financiación aprobada forma parte del ámbito público-privado y sólo un 5,6% de proyectos se limitan al ámbito privado exclusivamente. Es decir, hay dudas de que sin el apoyo público hubieran recibido financiación la inmensa mayoría de las operaciones.
La propia consejera de Economía y Hacienda admite esta limitación y ve cómo hay proyectos, sobre todo de I+D o del sector TIC, a los que son reacios a apoyar los bancos. De ahí que Pilar del Olmo anuncie la próxima incorporación de fondos privados a la nueva lanzadera.
Haría bien la Junta en atender algunas de las propuestas que las entidades bancarias y los empresarios han lanzado a través de este periódico. Y estamos hablando de dar más visibilidad a la Lanzadera, darla a conocer con más profusión, a lo que deberían colaborar las organizaciones empresariales que, teóricamente, están más cerca de los inversores.
Tampoco hay que descartar la reducción de exigencias de documentación en un primer estadio para conocer la viabilidad de un proyecto. E incluso analizar si hay segmentos de cuantía mediana a los que la Lanzadera no llega e incluso clarificar si está sirviendo para que la financiación alcance con más intensidad en el ámbito rural.
Castilla y León y el conjunto del país vive una coyuntura inédita desde el comienzo de la crisis en cuanto a la existencia de liquidez. Los tipos de interés están bajo mínimos y las garantías de Iberaval y las bonificaciones de créditos de la ADE favorecen la implantación de nuevas inversiones y por tanto de más puestos de trabajo. Lo que era hasta hace poco un mal es caso ya no es ni una excusa para evitar proyectos. La nueva lanzadera se está demostrando útil, pero hace falta que el sector financiero arriesgue, los empresarios se impliquen e inviertan más porque la coyuntura no puede ser más favorable para generar actividad y crear empleo de calidad.