Diario de Valladolid

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EL barullo de estos días de campaña sucede a cinco meses estirados de recreo en la gobernación, al cabo de los cuales nos vemos en la estacada. Relegados en la esquina de los olvidos. Así que no vamos a extrañarnos del despiste de nuestros asuntos en los programas electorales. No contamos ni mucho ni poco ni nada. Tenemos un papel irrelevante para estos pasatiempos. Pero no sólo eso. La cháchara del mercadillo electoral acabó revelando que algunos de nuestros asuntos más acuciantes ni siquiera importan ya a quienes crecieron sacando cabeza con esas preocupaciones. Un planteamiento de estricta rentabilidad electoral justifica olvidos como el de la minería, cuya defensa se canjea por opciones más acordes con el ideario urbano, donde la pesca de votos resulta más cuantiosa que en las despobladas y arruinadas comarcas mineras.

Y ahí aparece otro asunto nuclear: la despoblación. Siendo los que somos, tampoco nos pueden rebotar estos descuidos. Las tres provincias vascas encajan en el territorio de Palencia y sobran 800 kilómetros cuadrados, pero albergan más de dos millones de habitantes. De hecho, la renuncia de Izquierda Unida a suscribir el acuerdo del carbón impulsado en vísperas de esta campaña por sindicatos, municipios mineros, la patronal Carbunión y cuatro gobiernos autonómicos, sólo ha tenido el precio del abandono de su alcalde minero de La Pola de Gordón, Juan Carlos Lorenzana.

Tampoco han ahorrado críticas por el descuelgue los dirigentes sindicales. El secretario de Industria de Comisiones Obreras, José Luis Villares, y el ugetista Víctor Fernández coinciden en afirmar que «la pinza del PP, Podemos e Izquierda Unida sigue actuando contra el carbón». Ya no es imprescindible el funesto Soria, que estos días prepara su vuelo americano para perfeccionar picardías en Harvard. Aunque importa no olvidar su contribución tenaz y sistemática al degüello de la minería, que creó escuela. Mientras el ministro mantuvo bloqueadas las ayudas previstas y aprobadas, las eléctricas multiplicaron el consumo de carbón importado en las centrales térmicas situadas en las mismas comarcas moribundas.

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