Diario de Valladolid

Viñas minoritarias de origen como la alternativa a la crisis climática

Producciones de futuro El Registro de Variedades Comerciales de Vid de España reconoce siete nuevos cultivos muy localizados en Castilla y León y dos van a ser autorizados por sendas denominaciones

La variedad Gajo Arroba, procedente de las Arribes del Duero, fue reconocida en el año 2016.-HDS

La variedad Gajo Arroba, procedente de las Arribes del Duero, fue reconocida en el año 2016.-HDS

Publicado por
I. LL. Y.
Valladolid

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El Instituto Tecnológico Agrario de Castilla León (Itacyl) inició en el año 2002 la prospección y recuperación de variedades minoritarias de vid en la mayor parte de las zonas vitivinícolas de la región, y tras abordar las primeras fases de localización e identificación se están estableciendo los trabajos de las siguientes fases para intentar caracterizar y conocer el potencial y las cualidades de algunas de las variedades encontradas. De hecho, el Registro de Variedades Comerciales de la Vid ya ha reconocido siete minoritarias y dos de ellas están a punto de ser autorizadas en sendas denominaciones de origen.

La fuerte competencia en el sector vitivinícola y la globalización en el uso de un conjunto reducido de variedades comerciales de vid es la que ha contribuido a despertar el interés por variedades de carácter local, minoritario y restringido, que puedan aportar características diferentes tanto agronómicas como en los vinos que se ofrecen al consumidor. Porque Castilla y León tiene un inmenso patrimonio varietal de vid fruto a partir de sus numerosas zonas vitivinícolas con condiciones de suelo y clima distintas y enmarcadas en vías de comunicación muy importantes, y de su cultura e historia muy ligada al cultivo de la vid.

Y es que al interés netamente científico por no perder variabilidad genética frente a posibles cambios en el futuro como sucede ya con el calentamiento global se buscan genotipos que están adaptados durante muchos años a una zona concreta y expresan cualidades que pueden resultar interesantes. Lo cierto es que «no todas las variedades locales o minoritarias cumplen el requisito de aportar aspectos cualitativos valorables en sus vinos o en su cultivo», reconocen los técnicos del Itacyl, por lo que se trata de un proceso largo y complejo, exigente en esfuerzo y en medios. Esta complejidad viene marcada por el fácil traslado de material de vid de unas zonas a otras, que en muchos casos lleva consigo el cambio o la modificación del nombre original de la variedad, lo que ha contribuido a generar en el panorama varietal de la vid un amplio número de sinonimias y homonimias que dificulta su identificación y su caracterización.

Sin olvidar el interés práctico de utilización comercial, ya que «es posible encontrar algunas variedades minoritarias con buenas características y que puedan comenzar a cultivarse en las zonas interesadas tras pasar los controles y análisis legales correspondientes».

Este amplio proceso de localización e identificación ha ido progresando a partir del trabajo de técnicos, investigadores, viticultores, bodegas, elaboradores, e incluso de las Denominaciones de Origen y Asociaciones de Viticultores y de Bodegas que de una u otra manera «han contribuido y contribuyen a localizar y esclarecer la identidad de muchas posibles variedades».

A lo largo de estos años se han localizado en torno a 1.000 individuos, en 245 parcelas antiguas y viejas de viñedos antiguos de las distintas zonas. Tras las descripciones y análisis llevados a cabo, se

dentificaron 129 variedades distintas entre sí, de las que muchas realmente son sinonimias de variedades que ya se cultivan en varias zonas. Sin embargo, se ha encontrado un grupo de 39 variedades locales de varias zonas vitivinícolas de Castilla y León que presentan interés por sus cualidades y por su adaptación durante muchos años a sus zonas de cultivo, varias de ellas son prefiloxéricas. Son datos que reflejan la magnitud del proceso.

Algunas son variedades totalmente nuevas; han sido identificadas en este proceso y no coinciden con ninguna otra variedad en el mundo. Otras presentan un aparente interés comercial futuro, ya que parte de sus características coinciden con algunas características de los vinos actuales. No obstante, «aunque el camino para la obtención y el uso de nuevas variedades de vinificación es largo y difícil, la conexión de variedades minoritarias con su zona de origen hace más fácil su aceptación por el sector productor y el mercado», señalan los técnicos, quienes añaden que «quizá algunas de ellas en vías de recuperación podrían aportar cualidades útiles frente a las predicciones para todo este siglo XXI con condiciones ambientales que pueden variar, presumiblemente hacia vendimias más tempranas y con grados alcohólicos más elevados.

Fruto de la recuperación de algunas variedades minoritarias se incluyen en el registro de variedades, y posteriormente son autorizadas en los reglamentos de diferentes Denominaciones de Origen. Es el caso de la variedad Bruñal, que en el año 2011 fue reconocida y recogida en el Registro de Variedades Comerciales de España. Procede de la zona de Las Arribes del Duero y está a punto de ser autorizada dentro de la DO Arribes.

La variedad Estaladiña, localizada en el Bierzo, fue reconocida y recogida en el Registro de Variedades Comerciales de España en 2015, y también está en proceso de ser autorizada dentro de la DO Bierzo. Y un año después, las Gajo Arroba y Tinto Jeromo, de las Arribes del Duero. En 2017 también lo consiguió la Mandón (sinonimia de la variedad Garro), de las Arribes del Duero. Y este año se han reconocido oficialmente las variedades Bastardillo Chico también de Arribes del Duero) y la Negro Saurí (localizada en la DO León) como sinonimias de Merenzao, y la variedad Puesta en Cruz (en Arribes del Duero) como sinonimia oficial de la variedad Rabigato. Además, se espera que en breve sea reconocida oficialmente la variedad Verdejo Serrano ó Rufete Serrano Blanco, localizada en la zona de la Sierra de Francia, y en los próximos años las variedades Áurea, Cenicienta, Negreda, Puesto Mayor y Verdejo Colorao. Este aspecto en su situación legal supone un avance muy importante en su posibilidad de utilización por el sector vitivinícola porque su producción ya se puede comercializar.

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