Diario de Valladolid

CULTIVOS

Contrastes entre China y Europa

A lo grande La burgalesa Elena Rodríguez, ingeniera técnica agrícola y propietaria de un huerto ecológico, relata sus impresiones en el gigante asiático tras dos semanas de visita con una delegación europea

Elena Rodríguez posa junto al diploma acreditativo de su visita a China en el Huerto Los Tulipanes.-RAÚL G. OCHEA

Elena Rodríguez posa junto al diploma acreditativo de su visita a China en el Huerto Los Tulipanes.-RAÚL G. OCHEA

Publicado por
Diego Santamaría

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Las vueltas que da la vida. Quién le iba a decir hace unos años a Elena Rodríguez que acabaría montando su propia explotación ecológica y conociendo de primera mano las colosales particularidades del sector agroganadero chino. Se lo tiene que agradecer en cierto modo a la dichosa crisis, la que le cerró las puertas del mercado laboral pero al mismo tiempo la animó a poner en marcha el Huerto Los Tulipanes en Villanueva Matamala. De aquello hace ya casi cinco años y el esfuerzo comienza a dar sus frutos. Produce y distribuye hortalizas de temporada en Burgos mientras experimenta constantemente en su parcela de 2.000 metros cuadrados con el objetivo de obtener los mejores rendimientos de forma sostenible y ser «autosuficiente» al 100% con sus «propias semillas».

Licenciada en Ingeniería Técnica Agrícola y graduada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos por la Universidad de Burgos (UBU), Rodríguez combatió a los topillos desde el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) antes de emprender su aventura hortícola en solitario. Su obligada presencia en redes sociales para promocionar su negocio y captar clientes le condujo a Twitter, donde se topó con una convocatoria del Ministerio de Agricultura para viajar a China junto a una delegación de agricultores europeos. No se lo pensó dos veces y rellenó la solicitud haciendo hincapié en la «sostenibilidad» de su pequeña empresa. Tras pasar una preselección de entre más de 450 candidatos, superó una entrevista por Skype en septiembre y le confirmaron que era la única española de entre 11 elegidos el pasado mes de mayo.

Partió de Bruselas el 3 de junio y regresó el 17. De entrada, sabía que el país asiático trabaja a lo grande en todos los sentidos, pero no esperaba encontrarse con explotaciones «familiares» que superan con creces el tamaño de muchas factorías agroalimentarias españolas y europeas. Después de comprobar que «no hay nada pequeño allí», Rodríguez no tardó demasiado en percibir las diferencias en el modus operandi a la hora de trabajar y producir. No es para menos, ya que China «tiene que alimentar a una población inmensa». Por ello, las normativas sanitarias son mucho más flexibles que las de Bruselas. Por ejemplo, los huevos se venden abollados sin ningún tipo de problema. Otra cosa es la exportación a la Unión Europea y sus estándares de obligado cumplimiento. En ese caso, la rigurosidad es innegable y el hecho de vender a los países miembros es sinónimo de «prestigio».

En este sentido, remarca el «choque cultural» entre ambos territorios y la necesidad de cambiar el chip al aterrizar en el gigante asiático. No obstante, pese a que al principio todo resulta «un poco extraño», asegura que «te acostumbras relativamente rápido». Aún con todo, resulta llamativo observar los contrastes entre fábricas agroalimentarias con algún que otro desperfecto y otras aparentemente «perfectas» que puedes visitar incluso «con tacones».

Los controles más férreos, tal y como corroboró la horticultora burgalesa, se encuentran en la industria láctea. El escándalo de la leche en polvo contaminada que provocó la muerte de seis bebes marcó un antes y un después en el sector. Durante su visita, tuvo la oportunidad de conocer la fábrica del grupo Yili en Mongolia, el principal fabricante chino cuyo modelo de macrogranja es mucho mayor que el que comienza a instalarse poco a poco en los países europeos.

También se concibe de manera muy diferente la producción ecológica. Según detalla esta joven horticultora, China cuenta con «tres niveles» y «cada uno tiene que cumplir unos parámetros». Al margen de que el grado de exigencia sea más «relajado» que en Europa, salió impresionada de su visita a la isla de Chongming, concebida como una especie de ecociudad con «inmensos» invernaderos y parcelas en régimen de alquiler donde trabajan personas con discapacidad.

En cuanto al cultivo de hortalizas, Rodríguez se sorprendió de la innovadora gestión de los centros de «alta producción» que en muchos casos «no tienen suelo». De igual manera, le llamó la atención la adaptación climática de los invernaderos asentados en zonas semitropicales, que «en vez de calentar tienen que enfriar». Por otro lado, desconocía la vinculación con el «turismo» de muchas explotaciones que cuentan con zonas para «visitas» e incluso espacios para realizar «actividades con niños».

Sea o no posible, Rodríguez prefiere apostar por los cultivos «tradicionales» de su zona y mantener la esencia del «kilómetro cero» inserta en el ADN del Huerto Los Tulipanes. Desde Villanueva Matamala, sigue «investigando» con distintas variedades para ver cómo se van adaptando. En comparación con China, su parcela representa un grano de arena en el desierto. No en vano, su principal preocupación reside en la calidad del producto y en el sabor que brinda el consumo de temporada. Entretanto, elabora su propio lombricompost para abonar una tierra sostenible que se rige por los principios de la agricultura ecológica.

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