Diario de Valladolid

REMOLACHA

El sector busca soluciones ante la prohibición del uso de neonicotinoides

Alternativa Las comunidades afectadas abogan por una autorización excepcional para el cultivo de la remolacha y por agotar la vía administrativa

Un agricultor coloca los tubos de riego en un campo de remolacha de Villoldo (Palencia).-BRÁGIMO

Un agricultor coloca los tubos de riego en un campo de remolacha de Villoldo (Palencia).-BRÁGIMO

Publicado por
Marisol Calleja

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El sector remolachero trabaja en una estrategia común para buscar soluciones ante la decisión de la Unión Europa de prohibir el uso de tres insecticidas neonicotinoides, que se utilizan para el tratamiento de la semilla de remolacha. Unos productos que, como recuerdan desde la Alianza UPA-COAG, sirven para proteger al cultivo frente a insectos, virus, parásitos y plagas. Las advertencias de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, EFSA, sobre los riesgos del uso de neonicotinoides para las abejas y otros polinizadores silvestres, han llevado finalmente a esta suspensión, que va a entrar en vigor a finales de año.

La semilla de remolacha es una pieza «clave» en la tecnificación de este cultivo, con sucesivas mejoras en los últimos 25 años, según la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales, Anove. La prohibición del uso de estas materias ha unido al sector en la elaboración de un plan conjunto de cara a las próximas siembras, que garantice la rentabilidad del cultivo de la remolacha en la zona norte de España.

Desde Anove insisten en que el tratamiento fitosanitario a la semilla es una tecnología puntera, muy precisa, que permite su aplicación a dosis mínima y extremadamente localizada (donde la plaga provoca el daño). De esta forma, añaden, la suspensión de estos insecticidas «hará que las plagas endémicas del cultivo, que hasta ahora tenían un fácil control, tengan que ser controladas con métodos muchos menos sostenibles que los tratamientos de semillas en muchos casos».

Es por este motivo, por lo que el sector busca alternativas y se plantea, en este momento, «agotar las vías administrativas» con el objetivo de lograr una autorización excepcional para el uso de neonicotinoides en el cultivo de la remolacha. Esta sería una de las fórmulas que están barajando las comunidades afectadas, como es el caso del País Vasco, La Rioja, Navarra y Castilla y León. Lograr una derogación excepcional de los neonicotinoides para que se puedan usar en la remolacha, como se plantean en Bélgica, ante la falta de productos alternativos. Algo que debe aprobar el Estado miembro.

El sector no esconde su preocupación ante la decisión adoptada por la Unión Europea, aunque cree factible y justificado lograr esta prórroga ante la falta de alternativas. Insisten además en un hecho que consideran determinante: la remolacha azucarera se recolecta antes de la floración, por lo que, según UPA-COAG, su incidencia sobre la actividad de las abejas es «prácticamente nula».

No hay que olvidar que España votó a favor de esta propuesta para salvar a las abejas, que no dejan de perder población en los últimos años, hasta en un 50% en algunos casos.

Desde la Asociación de Investigación Para la Mejora del Cultivo de la Remolacha Azucarera, Aimcra, se destaca la «madurez» y «sensibilidad» que siempre ha mostrado el sector remolachero azucarero con el medio ambiente. Por eso, apoyan la alternativa que ahora está sobre la mesa para solicitar una autorización excepcional para este cultivo. Las administraciones trabajan ahora en la documentación necesaria que avalaría esta petición extraordinaria.

Desde Anove apunta cómo tras la publicación del informe de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, diversos sectores no ven la «justificación» para una prohibición general del tratamiento de semillas con neonicotinoides a todos los cultivos, como es el caso del COPA-COPEGA. El sector está comprometido con el mantenimiento de las abejas y valora la labor de los apicultores. También apuesta por el trabajo conjunto para buscar soluciones a la disminución de la población de las colmenas.

En este contexto, se habla también del manejo del riesgo en algunos cultivos, basado en la evaluación de la EFSA, sin llegar a una prohibición de este tipo, al mismo tiempo que se garantiza la pervivencia de las abejas.

La remolacha es, sin duda, un cultivo estratégico en Castilla y León, con cerca de 25.000 hectáreas esta campaña, y que genera unos 5.000 empleos directos en la Comunidad. El sector apuesta, al menos, por un periodo transitorio para buscar alternativas eficaces, y evitar que los remolacheros tengan que asumir más costes económicos o realizar más tratamientos para controlar a los insectos. Prácticas menos sostenibles, en muchos casos, respecto a las actuales, como denuncian las organizaciones agrarias.

Mientras Opas, industria, cooperativas, obtentores y casas de semillas diseñan una estrategia común a favor del cultivo de la remolacha, el agricultor afronta a pie de campo una campaña «desigual». El cultivo va «bien», como apunta Esteban Sanz, director del servicio agronómico de la cooperativa Acor, aunque con «irregularidad» en las parcelas. Una circunstancia favorecida por las lluvias intensas que condicionaron inicialmente las siembras, y por las tormentas de las últimas semanas, que han encharcado de forma puntual algunas fincas.

Precisamente, las temperaturas suaves y la humedad han provocado la aparición de algunas enfermedades como la rhizoctonia, una de las más comunes en el cultivo. Desde Acor, con 10.400 hectáreas contratadas esta campaña, se destaca como dato positivo el menor gasto en riego, lo que aumenta la rentabilidad del cultivo.

La «desigualdad» en campo es destacada también desde Azucarera. La directora del área agrícola, Salomé Santos, se refiere al retraso de un mes o más del cultivo, según las zonas, y a los episodios localizados de lluvia y granizo que han provocado inundaciones y enfermedades, que «ya se están manejando». La climatología ha condicionado de nuevo este año el cultivo de la remolacha, esta vez con el riego garantizado.

Azucarera no ha cumplido con los objetivos iniciales de contratación, en unos casos porque los agricultores no han podido sembrar y, en otros, por el traslado de remolacha desde León a Acor, como ha ocurrido con las 550 hectáreas de la cooperativa Ucogal. Finalmente, la contratación en la zona norte, según Santos, ha alcanzado las 17.400 hectáreas, unas 15.000 aproximadamente en Castilla y León. De ellas, la mitad se han contratado a través de Agroteo, como apuntan desde la empresa.

Antes las circunstancias especiales de esta campaña, Azucarera asegura que adaptará, al igual que lo anunció Acor, la apertura de las fábricas este año a la realidad de la remolacha en campo.

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