Diario de Valladolid

AGRICULTURA

La tasación a pie de campo

«Mutuo acuerdo» / El trato con el agricultor es un requisito «imprescindible» para los peritos que trabajan con Agroseguro

Peritaje de una parcela agrícola en Castilla y León.-CAJA RURAL

Peritaje de una parcela agrícola en Castilla y León.-CAJA RURAL

Publicado por
Diego Santamaría

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Desde que empezó en el 84, pocas campañas como la anterior ha visto José Miguel Grigelmo. Es más, quizá sea la «peor» en términos de rendimiento, tal y como ha podido comprobar durante los peritajes que realizó el año pasado en más de 2.000 parcelas por encargo de Agroseguro. No le faltó trabajo, aunque reconoce lo «estresante» que puede llegar a ser, sobre todo, el momento «culminante» de la cosecha.

Grigelmo es uno de los cientos de peritos agrícolas que vigilan los campos siniestrados previamente asegurados. Como todos, tuvo que pasar un periodo de «prácticas» junto a un veterano para conocer a fondo los cultivos de su zona. Lo bueno de su profesión es que siempre se aprende, máxime cuando la entidad solicita desplazamientos a otras provincias cuyas plantaciones brillan por su ausencia en Castilla y León.

Aparte de los conocimientos, a prueba desde el primer momento, el director territorial de Agroseguro en la Comunidad, José Ignacio García, considera que el trato con el agricultor es «imprescindible». De hecho, «es una de las cosas que más se valora porque tratamos de ofrecer un servicio de calidad». Aunque tampoco hay que olvidar otro factor clave como la adaptación a la dinámica de los seguros, el manejo de las nuevas tecnologías en los tiempos que corren o el dominio de todos los elementos externos que rodean al cultivo: «fitosanitarios, plagas, enfermedades, problemas medioambientales...».

A la hora de trabajar, todo depende del cultivo y de la época del año. Por ejemplo, las heladas tardías de finales de abril que afectaron a los viñedos obligó a desplegar peritos «en siete días» para evaluar las pérdidas, ya que el agricultor «tiene la necesidad muchas veces de hacer limpieza para que la viña se vuelva a recuperar». En este caso, durante la visita previa se le da permiso para realizar esas labores de mantenimiento, aunque la tasación se pospone hasta septiembre porque «es cuando el perito puede valorar cuánto pesa la uva», detalla García.

Con el cereal, la peritación debe ser «lo más próxima posible a la madurez comercial del grano». Una vez analizado el siniestro y el momento en que se produjo, el supervisor contratado por Agroseguro comprueba el estado del cultivo junto al agricultor y pospone «de mutuo acuerdo» la fecha idónea para la tasación definitiva.

El acompañamiento del asegurado es una de las señas de identidad del peritaje agrícola, al menos en España. Por lo general, las visitas y valoraciones terminan en acuerdo entre ambas partes. No en vano, a veces el agricultor muestra su disconformidad. «Muy pocas veces», señala Grigelmo, sabedor de que «en el 98 o 99% de los casos sales de la parcela con un acuerdo». En caso de duda, eso sí, se recogen más muestras y se intensifica el trabajo, pues «no se trata de negociar sino de ver».

¿Qué ocurre si el asegurado se niega a firmar el parte o rechaza la tasación? De entrada, precisa García, se abre un expediente de disconformidad. A continuación, Agroseguro contacta con un segundo perito mientras el agricultor hace lo propio, pudiendo llegar a ser «él mismo incluso», puntualiza Grigelmo. Lo normal es que se pongan de acuerdo. De no ser así, se iniciaría un proceso de «tercería» en el que un juez designa a otro supervisor, aunque según Grigelmo «es una cosa rarísima».

El director territorial de Agroseguro suscribe las palabras del perito cuando asevera que este tipo de incidencias se sitúan en el 0,80%, incluyendo aquellos casos en los que el asegurado se niega a firmar la tasación porque «desconoce» el grado de cobertura de su póliza, «no por la labor pericial».

¿Yel fraude? Grigelmo dice que es «inexistente». Sobre todo hoy en día, pues basta una tablet para acceder a la base de datos del Sigpac, los números de cada parcela, la ubicación exacta o las características de cada póliza. «Más que de fraudes hablaría de picaresca», agrega García, cuya percepción de «fraude cero» no quita para recordar, junto a Grigelmo, anécdotas de antaño como las de algún que otro agricultor que solo quería enseñar las zonas más afectadas e incluso ‘vender’ como suyas tierras dañadas del vecino.

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