Diario de Valladolid

AGRICULTURA

El desafío renovable del regadío

2020 Los primeros resultados del proyecto europeo Maslowaten, en el que participa Aimcra, confirman ahorros de hasta un 80% en los costes de riego con la utilización de energía solar / El demostrador de Alaejos aspira además a reducir un 30% el uso del agua

Javier Medrano, agricultor vallisoletano, en un campo de remolacha dentro de la finca de Alaejos en la que está instalado el demostrador del proyecto Maslowaten.-M.C.

Javier Medrano, agricultor vallisoletano, en un campo de remolacha dentro de la finca de Alaejos en la que está instalado el demostrador del proyecto Maslowaten.-M.C.

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M.C.
Valladolid

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El objetivo para el sector agrario es común: ahorrar costes de riego para mejorar la competitividad y ahorrar agua para asegurar la sostenibilidad. Esta es la premisa fundamental que esboza José Manuel Omaña, responsable de medio ambiente y transferencia tecnológica de la Asociación de Investigación para la Mejora del Cultivo de la Remolacha Azucarera, Aimcra. Entidad que participa en el proyecto europeo Maslowaten, financiado por la CE, y que promueve el uso de energía fotovoltaica en bombeos y distribución del agua de riego.

El proyecto, que está coordinado por la Universidad Politécnica de Madrid, arrancó hace dos años, y ha supuesto la puesta en marcha de cinco demostradores de riego con energía solar en cuatro países, dos de ellos están en España, uno en Villena (Alicante) y otro en el término vallisoletano de Alaejos, que controla Aimcra. El último en funcionar ha sido precisamente el demostrador ubicado en la provincia de Valladolid, que lleva en marcha aproximadamente un mes.

La instalación tiene una potencia solar de 160 kilovatios proporcionados por seguidores solares a un eje. El nivel del agua se sitúa a 120 metros de profundidad y la superficie de riego es de unas 100 hectáreas, con cultivos como remolacha, adormidera, patatas, colza, cebada, guisante, cereal y vezas. Este es un momento «crítico» en el que el riego está en funcionamiento las 24 horas, como señala Javier Medrano, agricultor y propietario de la finca de Alaejos en la que está instalado el demostrador. El sistema de bombeo únicamente fotovoltaico, aislado de la red, le permite regar durante todo el día gracias a la energía solar.

Hay que tener en cuenta que los costes energéticos son la mayor barrera para la competitividad de muchos cultivos de regadío, como ocurre en el caso de la remolacha, y destaca José Manuel Omaña. El bombeo para riego es uno de los mayores consumidores de electricidad. El coordinador europeo del proyecto Maslowaten y profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, Luis Narvarte, destaca en este caso la importancia de la apuesta por las energías renovables.

En cultivos como la remolacha, Narvarte asegura que se puede pasar de unos gastos de 1.000 euros por hectárea y año, a menos de 300 si se aboga por estas soluciones ecológicas. Los grandes objetivos del proyecto de innovación europeo son: sustituir las energías fósiles por energía solar y ahorrar agua.

Junto a los dos demostradores ubicados en España se han instalado otros tres más en el sur de Portugal, en este caso es un híbrido diesel-fotovoltaico para regar más de doce horas; Marrakech, con un sistema de red eléctrica-fotovoltaico; y una última instalación en Cerdeña, con un sistema solo fotovoltaico. Los primeros resultados de los demostradores de Portugal y Marruecos confirman, según el coordinador del proyecto, ahorros de hasta un 80% en el coste energético del riego. En este caso no se llega al 100% ya que no es un sistema totalmente renovable.

El objetivo, según Narvarte, es que este ahorro pueda ser «aún mayor» en Alaejos, debido a que el sistema de energía solar se compara con el tradicional bombeo diesel, «que conlleva muchos costes». Al final de esta campaña de riego, está previsto presentar a la CE los datos de validación técnica y económica del proyecto para demostrar su «fiabilidad» y futura «viabilidad».

Los socios implicados insisten en destacar que este tipo de instalaciones no son el futuro, sino el «presente» del sector, en un camino hacia una mayor competitividad. «Al final de 2018 habrá cientos de megavatios de riego fotovoltaico en España», asegura el profesor y coordinador de Maslowaten. Este es el objetivo del proyecto europeo, que pretende introducir en el país estos sistemas e implicar a la administración, los profesionales y las empresas en este camino de innovación.

La sustitución de energías fósiles se une también a un mayor ahorro del agua. En Alaejos se está actuando para realizar una programación «correcta « de los riegos. Es decir, para saber ¿Cuánto regar? ¿Cuándo regar? y ¿Cómo regar?. Diferentes sensores miden la entrada de agua a la finca, el consumo diario, los aportes y salida de agua de la finca. De esta forma, se confía en lograr un ahorro de hasta el 30% del agua utilizada para regar.

Si hablamos de renovables, hay que hacerlo también de uno de sus principales handicaps, la «importante» inversión inicial media que requieren estas instalaciones, cifrada en unos 160.000 euros para una finca de unas 80 hectáreas. Inversión que, aseguran, se puede amortizar en un plazo de unos 10-12 años. A partir de ese momento, el coste «pasa a ser cero» para el agricultor. Resultados que merecen, al menos, una reflexión, según Aimcra.

Javier Medrano no duda de que la energía solar es una apuesta «segura» y «obligada» para ser «competitivo». Y se refiere en este caso a los «bajos» precios agrarios que hay en el mercado actual. Por eso, su padre, Justino, y él mismo implantaron ya hace tres años placas solares en otro punto de su explotación, concretamente en Torrecilla de la Abadesa, cuya amortización van completando. «El desembolso es significativo, pero el ahorro también», subraya.

Desde Aimcra destacan, en este sentido, el apoyo de Azucarera para llevar a cabo la puesta en marcha de instalaciones eficientes. Desde el proyecto europeo se trabaja también en buscar mecanismos de financiación que hagan más sencilla esta apuesta por parte del agricultor.

El proyecto financiado por la CE entra ahora en el último año, centrado en la «divulgación». Se quiere hacer llegar al sector las «ventajas» de estos sistemas en un momento especialmente relevante, si se tiene en cuenta la desaparición de las cuotas a partir de octubre de este año. El agricultor español es muy competitivo, pero tiene en los costes de riego uno de los principales lastres.

La intención de Aimcra es poner en funcionamiento este verano un Aula de Riego en Alaejos donde se darán a conocer las últimas innovaciones en materia de riego y energía, especialmente, «en lo que se refiere al uso de energía solar fotovoltaica, eficiencia energética, automatismos, monitorización y riego inteligente». En julio están previstas varias visitas ‘in situ’ con agricultores, técnicos y empresas para conocer esta instalación.

La remolacha pendiente del agua disponible

Los agricultores han tenido que intensificar los riegos en la remolacha en las dos últimas semanas «al demandar el cultivo una mayor cantidad de agua». De momento, como confirma Javier Narváez, secretario de Acor, las aportaciones están siendo posibles en las parcelas que se riegan por perforaciones, mientras que en las que emplean agua de río o canal «están siendo más problemáticas», debido a las restricciones ante la escasez de lluvias.

Ese problema de falta de agua para riego está afectando especialmente, según la cooperativa, a toda la Cuenca del Carrión y el Órbigo, y también en la zona del Pisuerga-Bajo Duero, «donde se ha reducido drásticamente la dotación de agua». En algunas comunidades de regantes, como apuntan Narváez, se ha rebajado en más del 65% el agua disponible para toda la campaña de riego.

Esta es la principal «preocupación» en este momento, que también constata la directora agrícola de Azucarera, Salomé Santos. «El cultivo evoluciona bien en términos generales, aunque preocupa la disponibilidad de agua en verano». Y es que, la situación puede «agravarse», según Acor, si las condiciones actuales obligan a cortar los riegos de forma prematura. Narváez tiene claro que, en este caso, la traducción directa sería «una merma importante» en las producciones al no disponer la planta del grado de humedad «suficiente» para finalizar su ciclo.

El momento actual es «crítico», para los responsables de Azucarera que trasladan, de la misma forma, cierta «inquietud» sobre lo que pueda pasar en los próximos meses. De momento, la intensificación de los riegos se traduce en «mas costes» para el agricultor.

En este escenario, Acor y Azucarera valoran especialmente que la superficie de remolacha esta campaña haya pasado a las 26.096 hectáreas, según los datos de la PAC. Desde Acor están convencidos de que un clima más favorable, «sin los conflictos con la CHD», y las «trabas» administrativas de la ayuda del PDR, hubieran supuesto un aumento de la contratación. La cooperativa ha superado las 11.000 hectáreas y Azucarera las 19.000 en la zona norte. El reto de Acor en este caso sigue siendo llegar en 2020 a una producción anual de 180.000 toneladas, lo que significa incrementar un 50% la producción actual.

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