Diario de Valladolid

GANADERÍA

El vacuno mide su huella ambiental

Asoprovac coordina en España el proyecto europeo Life Beef Carbon para mejorar las emisiones de gases de efecto invernadero y reducir en un 15% la huella de carbono del vacuno de carne en diez años

Ganado alimentándose en un cebadero comunitario.-ICAL

Ganado alimentándose en un cebadero comunitario.-ICAL

Publicado por
Marisol Calleja

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el cambio climático es una realidad omnipresente en la hoja de ruta europea para los próximos años. La agricultura tiene en este sentido una gran responsabilidad, no en vano representa, junto a la actividad forestal y el cambio del uso de la tierra, alrededor de la quinta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, según el último informe de la FAO. Un análisis del estado mundial de la agricultura y la alimentación de 2016 refleja que la mayor parte de las emisiones directas de metano y óxido nitroso son el resultado de la digestión animal y la aplicación de fertilizantes de nitrógeno y estiércol, algo que, dicen, «puede reducirse aplicando mejores prácticas de gestión». El reto es lograr un sistema agrícola sostenible, capaz de atender la demanda de alimentos.

Las prioridades definidas en la Conferencia sobre Cambio Climático de París, de las que ahora se descuelga EE.UU., se encaminan a estabilizar el clima mundial. El reto es mantener el aumento de la temperatura media global por debajo del límite máximo de los 2 grados, y a ello debe contribuir inexorablemente el sector agrario. En concreto, al sector de la agricultura español le corresponde reducir sus emisiones un 26% para el año 2030, según estos datos.

En esta estrategia sostenible se enmarca precisamente el proyecto europeo Life Beef Carbon, que está coordinado en España por la Asociación de Productores de Vacuno de Carne, Asoprovac, para «promover prácticas innovadoras de producción con el fin de asegurar una sostenibilidad técnica, económica, medioambiental y social en las granjas». Un proyecto que arrancó en 2016 y está aún en fase preliminar.

La iniciativa contempla un plan de acción con el propósito de «reducir» la huella de carbono, es decir, el impacto ambiental del vacuno de carne un 15% en los próximos diez años, en los cuatro países con mayor censo de vacas nodrizas de Europa: Francia, Irlanda, Italia y España. La medición de esta huella ambiental permitirá identificar las fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero y diagnosticar dónde se puede actuar para «mejorar la relación entre el cambio climático y la producción ganadera».

El sector es «proactivo», en palabras del gerente de Asoprovac en Castilla y León, Agustín de Prada, consciente de las implicaciones que pueden tener estos compromisos para el sector vacuno de carne. Por ello, afirma que está resultando «sencillo» reclutar colaboradores en este proyecto financiado con fondos europeos.

La obtención de la huella de carbono se va a realizar mediante una aplicación que ya se ha testado en varias granjas españolas, entre ellas una de Castilla y León. Se trata de una explotación de vacas nodrizas y cebo de la provincia abulense. Ahora, ese aplicativo debe mejorarse y «compararse» también con los sistemas de cálculo del resto de países implicados. La intención del sector de vacuno de carne es reducir el impacto ambiental y contar, al mismo tiempo, con una metodología común que se pueda «validar», como explica de Prada.

El proyecto Life contempla un observatorio de 2.000 explotaciones de vacuno en toda Europa, de las que 127 serán españolas. La idea es que unas 30 granjas de Castilla y León formen parte de esta iniciativa global. La selección se está llevando a cabo en estos momentos. En estas explotaciones, como detallan desde Asoprovac, se obtendrán datos de población, superficie, manejo, inputs, outputs, etc, para calcular la huella de carbono y crear una base de datos nacional. De forma paralela, en otras siete explotaciones se pondrán en marcha prácticas innovadoras.

En el caso de Castilla y León, y con el objetivo de valorar todos los sistemas de producción, Asoprovac quiere contar con explotaciones de todas las provincias, con los diferentes usos y manejos. Y es que hay que atender las particularidades, por ejemplo, del sistema de producción en la montaña de Palencia y, también, las del manejo en la dehesa salmantina, con elementos claramente diferenciadores.

No hay que olvidar estudios recientes que confirman el importante grado de emisiones asociadas a la ganadería. En este sentido, las carnes de vaca y ternera aparecen con las mayores emisiones equivalentes de CO2 por kilo.

Para lograr esa ansiada reducción de la huella de carbono en el vacuno, se pretende testar y promover las mejores prácticas innovadoras para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar el secuestro de carbono en las granjas. Además de diseñar y difundir enfoques innovadores de asesoramiento que incluyan los problemas medioambientales; y promover planes colectivos y compartidos entre los diferentes países. Se contempla empezar con las mediciones en el último trimestre de 2017.

El proyecto debe servir, según Asoprovac, para analizar los «puntos fuertes» de cada uno de los subsectores que componen el vacuno de carne español, «mejorarlos y defenderlos». Contamos, en principio, dicen, con un sistema de producción «menos vinculado a la superficie».

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