Diario de Valladolid
Publicado por
Redacción de Valladolid
Valladolid

Creado:

Actualizado:

Insistiré siempre en la necesidad de preservar la personalidad de los establecimientos de hostelería. Bares, restaurantes, fondas y hostales que han formado parte de la historia reciente al servicio del común.

No entenderíamos los últimos 150 años de vida sin el protagonismo adquirido por una venta, un plato, una habitación que mira a la Plaza Mayor y una pensión en la que siempre se hospedaban el torero, el deportista, el viajante y los comediantes que nos alegraban la vida en los pueblos. Y no es literatura, que también, es simplemente impedir que desaparezca la esencia de la hostelería, la hospitalidad que la caracteriza y el ser el último reducto en el que algunos sabores, platos y recetas se mantienen. Muchos establecimientos de hostelería deberían de ser protegidos por su aportación cultural y social. Lugar de reunión, testigos de pequeñas anécdotas y de la historia de los pueblos y ciudades. Y, sobre todo, el reducto de algunos platos en los que todavía hoy sigue sonando a bendición divina que las alubias con liebre, el arroz a la zamorana, el guiso de cordero, las patatas a la importancia o la merluza rellena y la sopa de ajo, por poner solo unos ejemplos, sigan siendo las mismas que comíamos hace más de 25 años.

Y esto es una parte de la gastronomía que habrá que proteger, catalogando, definiendo y alentando en la medida de lo posible para que muebles, inmuebles y platos no desaparezcan del todo. No vaya a ser que algún día, cansados de colorín y vanguardia, nos dé por comer una salsa americana o un suflé de postre y no encontremos quien sea capaz de hacerlo. Por cierto, tiene delito que el suflé haya desaparecido.

tracking