Diario de Valladolid

DESTINO

Por tierras de ‘mamuts’ y cazadores

Un paquidermo a tamaño real recibe a los visitantes en un museo modesto pero depositario de una historia paleolítica apasionante

-

-

Publicado por
ANTONIO CARRILLO
Valladolid

Creado:

Actualizado:

Los primos de los mamuts pastaron tranquilamente por Castilla y León; y aquellos primigenios sorianos de hace unos 300.000 años hacían lo posible por comérselos, claro está. Hoy en día es posible ver los restos de unos y las primitivas herramientas de otros en un pequeño rincón al sureste de la Comunidad, en los yacimientos de Ambrona y Torralba del Moral, cerca de Medinaceli.

Pequeño y poco conocido, el yacimiento de Ambrona merece sin duda una visita. Tutelado por la Junta de Castilla y León tiene la singularidad de tener una parte al uso, de exposición, y otra cubierta con la propia excavación donde se ven in situ los huesos. Básicamente, en apenas diez pasos se pueden alternar las vitrinas y explicaciones con el campo de trabajo.

De esta zona han salido piezas para el Museo Nacional de Ciencias Naturales o el Museo Arqueológico Nacional, han llegado arqueólogos alemanes, estadounidenses o franceses durante el último siglo y sus hallazgos se han traducido a numerosos idiomas. Sin embargo todavía quedan cuestiones sorprendentes especialmente en la zona de excavación.

Para comenzar, una reproducción a tamaño real de uno de estos mastodontes muy fáciles de confundir inicialmente con un mamut da la bienvenida al visitante. Fotografía obligada, permite conocer la magnitud de aquellos animales. Las criaturitas llegaban a medir cuatro metros de altura y estaban armados con unas tremendas defensas bastante rectas que sólo se curvaban ligeramente hacia el extremo. Parecidos a Manny, el paquidermo de Ice Age que reconocerán los más pequeños de la casa, pero no iguales.

Bajo el discreto tejadillo se encuentra una especie de piscina donde se encuentran aún sin retirar gigantes colmillos, huesos de las patas, costillas, mandíbulas... En definitiva, restos más que palpables de que hace cientos de miles de años aquellos Palaeoloxodon antiquus de colmillos rectos trotaban por la llanura castellana. Y tras la sensación –y la sorpresa– de imbuirse en una excavación paleontológica real llega la hora de comprender todo lo visto con anterioridad.

MUCHO MÁS QUE HUESOS

En el edificio cercano el museo propiamente dicho revela que no sólo hay huesos. Existe una historia que no es otra que la de la humanidad. Y que señala que en su día esta parte de Soria era una tierra cálida y pantanosa, más parecida a las ciénagas de la Florida estadounidense que a los terruños de Burgos o Segovia en invierno.

En ese hábitat convivían seres humanos seminómadas y grandes mastodontes a los que muy posiblemente se viese como una despensa con patas. Y claro, pasó lo que pasó como muestra claramente la maqueta del museo: Que si se han hallado hachas bifaces y restos óseos juntos es porque se cazaban. No obstante también hay quien sostiene que abatir un mamut con poco más que una piedra tallada es complicado y quizás se recurriese a algo tan poco glamouroso como aprovechar las carroñas.

Sea como fuere, en el museo se pueden contemplar aún más cerca las grandes defensas, los huesos de las patas con un grosor tremendo o rótulas que no se alejan tanto del tamaño de un balón de balonmano. Si luego se opta por subir hasta la capital, el Museo Numantino también custodia piezas como una cadera de gran volumen o muelas. Quizás no sea el hueso que se espera ver cuando uno acude a la llamada de los paquidermos paleolíticos, pero con más de un palmo de longitud y su forma ondulada para triturar, terminan siendo algunas de las piezas más recordadas.

En el plano humano, la última campaña finalizada el pasado verano ha abierto el debate acerca de si era un punto de confluencia entre humanos africanos y europeos. Las herramientas, apenas bifaces tallados toscamente aunque con toda la intención, parecen mostrar elaboraciones propias de ambos continentes. Efectivamente, tras más de un siglo de estudios Ambrona continúa añadiendo nuevos datos y materias de debate para la comunidad científica y esas piedras tienen aún mucho que decir. Las marcas que dejaron en algunos huesos ponen de manifiesto que esa carne se aprovechó.

Incluso hay indicios que sugieren que pudo cocinarse. Los paleontólogos y arqueólogos hallaron detalles que pueden corresponder con el uso intencionado del fuego. Quizás fuese para calentarse, quizás para ahuyentar a las bestias o quizás simplemente sean casualidades, pero apuntan avances más que vitales para configurar la humanidad tal y como se conoce.

Lo que resulta más complicado es encontrar restos humanos en sí. Sus herramientas (se han recuperado más de un millar), las marcas que dejaron en el hueso al separar la carne o los posibles restos de sus fogatas evidencian que hubo humanos, pero encontrar restos óseos es otro cantar. National Geographic llegó a patrocinar investigaciones en este sentido pero todavía no hay grandes resultados. Teniendo en cuenta que hay quien considera este yacimiento contemporáneo a la Sima de los Huesos de Atapuerca, el pasado todavía brinda un futuro apasionante.

A escasa distancia se erigen además tumbas monumentales ya de la época neolítica, lo que demuestra que es una zona con presencia humana más o menos continuada. Entre sus atractivos están por ejemplo los fragmentos de cerámica campaniforme hallados, pero sin duda hay un detalle que para muchos debería convertir la zona en un lugar de peregrinación.

Entre los restos se han encontrado evidencias de que aquellos hombres prehistóricos ya elaboraban cerveza. Los trabajos de Manuel Rojo y el apoyo de la Universidad de Valladolid y la cervecera San Miguel permitieron rodar en 2003 un documental sobre ello que llevó a afirmar que era la cerveza más antigua del mundo, en este caso de trigo. Hoy en día hay lugares que disputan ese honor, pero nadie niega que hace 4.400 años los primigenios sorianos ya se ponían alguna caña.

EL ‘ZOO’ DE TORRALBA

Junto con Ambrona, el yacimiento de Torralba del Moral a escasa distancia constituye una de las joyas del paleolítico en la Península Ibérica. De hecho muchos estudiosos consideran estos dos puntos como los mejores testimonios faunísticos de aquella época. Lamentablemente en este caso no existe museo, si bien en conjunto con Torralba se han planteado varias iniciativas que podrían revolucionar el carácter modesto de la zona expositiva actual en el primer enclave.

El listado de restos animales de unos 350.000 años según la mayor parte de las dataciones es extensísimo y los restos hallados se cuentan por mies desde las primeras excavaciones. Elefantes, rinocerontes, hienas y leones, hoy propios del continente africano, están representados a través de sus ancestros en este extremo de Castilla y León.

Hay especies que hoy en día continúan entre las favoritas de los cazadores y ya entonces brincaban entre aquellas comunidades seminómadas. Así, se han encontrado restos de al menos dos tipos de lagomorfo (familia de los conejos), ciervos, corzos, caballos, zorros y algún bovino de gran tamaño que dista bastante de la vaca actual.

También apareció un resto atribuido a un macaco, hay evidencias de numerosas aves que siguen cruzando Castilla y León –como avutardas o ánades–, aparecieron sapos, culebras, serpientes, ancestros de los lagartos actuales, pequeños crustáceos y hasta las ranitas de San Antón que tan bien conoce hoy día cualquier pescador. A sus antepasados ya les saltaban al caminar junto a los charcos.

Para redondear la jornada o mejor, el fin de semana, la comarca cuenta con mucho que ofrecer. Los yacimientos se encuentran cerca de Medinaceli, la ciudad del cielo que atesora el único triple arco romano de España. Sí, el que se utilizó para señalizar los monumentos en todas las carreteras. Mosaicos, una amplia oferta hostelera, palacetes con mucha historia, la leyenda –o no– de ver el cerro donde se enterró a Almanzor, el espacio DeArte en el Palacio Ducal con autores contemporáneos, la facilidad de acceso desde ña A–2 y la A–15... En definitiva, atractivos más que suficientes para continuar viajando en el pasado de la humanidad pero con comodidades del presente. Los servicios y el castillo de Arcos de Jalón o la arquitectura tradicional de Chaorna o Somaén invitan a quedarse... unos miles de años.

tracking