Diario de Valladolid

La fauna de la prehistoria pace junto a Atapuerca

Este parque reúne a un centenar de animales descendientes de especies que hace miles de años vivieron, como ellos, en la sierra de Atapuerca

La cría de caballo przewalski,‘Paulowski’ es el único que, ya acostumbrado, se deja acariciar por la guía ante la mirada entusiasmada del resto.-RAÚL OCHOA

La cría de caballo przewalski,‘Paulowski’ es el único que, ya acostumbrado, se deja acariciar por la guía ante la mirada entusiasmada del resto.-RAÚL OCHOA

Publicado por
MERCHE MARTÍNEZ
Valladolid

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lo que años atrás era un sueño para unos pocos y una idea descabellada para casi todos los demás, es hoy un peculiar parque de ocio donde cerca de un centenar de animales recuerdan que los sueños pueden convertirse en realidad con empeño e iniciativa. A la par que convertirse en centro de investigación y generador de innovadoras propuestas turísticas con las que dar vida al mundo rural.

Se trata de Paleolítico Vivo, el parque de animales en semilibertad que desde un rincón del municipio burgalés de Salgüero de Juarros, en las cercanías de Atapuerca, rememora cómo pudo ser dicho paraje enclavado en la sierra de Atapuerca varios millones de años atrás. Y todo gracias a los cerca de 100 ejemplares de uros (descendientes de las vacas paleolíticas), bisontes y caballos de las razas przewalski y tarpán, que comparten más de mil hectáreas de paraje natural con robles centenarios, matojos de brezo y bellos paisajes, estos días con algunos de sus rincones teñidos de blanco tras la caída de las primeras nieves del año.

Iniciativa ideada hace cuatro años por el inquieto responsable de la empresa Sierra Activa, Eduardo Cerdá, Paleolítico Vivo es el único de estas características en toda España. Tras abrir sus puertas hace dos años, hoy es uno de los principales reclamos turísticos de la provincia, donde la unión de vida natural, historia, didáctica y aventura en familia, ha atraído ya a más de 4.000 visitantes de toda edad.

Atractiva propuesta para todos los públicos que va más allá de la simple diversión, «al sustentarse por igual sobre cuatro destacados pilares como son conservación, investigación, difusión y gastronomía», explica Lidia Martínez –una de las seis guías del parque–, durante las poco más de dos horas de safari que disfrutamos con ella a bordo de un gigantesco todoterreno, junto a varias familias llegadas de Vitoria, Bilbao y la riojana Calahorra.

UNO: LA CONSERVACIÓN

La conservación de especies fue desde siempre el objetivo de Cerdá y su equipo, lo que hace que Paleolítico Vivo sea el hogar de un puñado de ejemplares en alto riesgo de desaparición. Lidia nos explica cómo décadas atrás, al contemplar en tierras de Mongolia a los que eran entonces los últimos ejemplares de caballos przewalski, un ganadero mongol decidió intentar evitar su desaparación.

Tras lograr cazar 12 ejemplares, comenzó la especie a reproducirse siendo apenas 1.200 los existentes hoy en el mundo. «Y de ellos nueve aquí, de los que la estrella es Paulowski, la cría de poco más de dos años y única superviviente de las cuatro que han nacido en tierras burgalesas».

Y es que la endogamia que rige el sistema de reproducción de esta especie hace que las lesiones de los padres se transfieran a los hijos, evitando que sobrevivan», explica Lidia, mientras sólo el pequeño Paulowski se acerca hasta el vehículo a darnos los ‘buenos días’ y dejarse acariciar sólo por ella, a pesar de ser heredero de un fuerte carácter tras el que se esconde, quizás, el secreto de su supervivencia.

Conservación que comenzará en breve a comprobarse también con los bisontes «pues las jóvenes hembras que trajimos están llegando a su edad adulta y eso nos hace pensar en que pronto crearán familia», explica Cerdá. Cinco ejemplares a los que esperan se sumen en breve dos nuevas bisontas antes de acabar el año, «pues ya tenemos toda la documentación preparada, sólo a la espera de la respuesta de la Junta, que se está haciendo esperar».

DOS: INVESTIGACIÓN

El segundo de los pilares sobre los que se sustenta la existencia de Paleolítico Vivo es la investigación, en la que de nuevo los ejemplares que pacen en el recinto natural burgalés son el elemento esencial. Y es que, como explican ambos responsables, la vida útil de los animales de Paleolítico Vivo no concluye con su fallecimiento.

Y es que sus huesos pasan a ser piezas de investigación del equipo que el codirector de los yacimientos de Atapuerca. Juan Luis Arsuaga, dirige en la Universidad Complutense de Madrid, así como de los investigadores del Cenieh (Centro de Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana) con sede en la capital burgalesa.

«Analizan y comparan los huesos de los ejemplares que fallecen aquí con los de diferentes especies hallados en las campañas de excavación de los yacimientos, con el fin de buscar puntos en común y diferencias que ayuden a completar los estudios ya existentes al respecto de todos ellos», detalla Cerdá.

A la par que dan la pista a los responsables de Paleolítico Vivo sobre qué especies podrían sumarse a las ya presentes en el parque, «tras cumplir como requisitos que su presencia en el Paleolítico se haya constatado científicamente, no ser una especie depredadora y tener un pariente lejano entre aquéllas existentes en nuestros días», añade.

De hecho, muflones, ciervos, gamos o renos podrían ser algunos de los nuevos inquilinos del recinto en breve, «para los que también esperamos respuesta de la Junta a los permisos ya solicitados ara traerlos, pues gracias a convenios que tenemos con otros parques españoles y europeos –los cuales cuentan con algunos ejemplares de todos ellos–, ya tendrían casi preparada la maleta...», avanzan.

TRES: LA DIVULGACIÓN

Testigos fuimos de que esta tercera tarea se cumple y con creces, ya que nada es más eficaz que aprender jugando, como todos nosotros pudimos hacer en los diferentes talleres que completan el recorrido en el gran todoterreno. Al igual que las miles de visitas de toda edad que han recibido en los dos años que llevan abiertos al público.

Y de las que más de un millar son alumnos de colegios de la capital, pues la visita al parque es una de las más de 140 propuestas incluidas en el programa del Ayuntamiento de Burgos ‘La ciudad enseña’.

Actividades que nos permitieron comprobar qué poco duchos somos algunos con la lanza y el propulsor –pieza de madera que enganchada en la trasera de la lanza multiplica la velocidad de ésta–; que los pequeños de nuestra manada se manejaban muy bien con el arco, y que nuestros guías son capaces de hacer fuego con caca de bicho salvaje...

A la par que descubrimos el peculiar teléfono con que los hombres del Paleolítico se comunicaban a kilómetros de distancia, el zumbador, una pieza atada a cuerdas que al vibrar a gran velocidad causaba un sonido capaz de atravesar parajes tan tranquilamente silenciosos como es esta sierra.

También supimos de la enorme riqueza mineral que esconde el subsuelo de este paraje, cuyos óxidos se convirtieron, de nuevo por un día, en el tinte perfecto para decorar las paredes de las cuevas. O de cómo las mentes pensantes de la tribu decidieron miles de años atrás ponerle plumas a las lanzas en su extremo trasero, evitando así que éstas salieran volando sin control ante la burlona mirada de aves, conejos y demás habitantes del paraje.

De todo ello se encargó Lidia, quien recordó que el Paleolítico es un período en el que, al igual que el Neolítico, el uso de la piedra fue muy importante (lítico significa piedra), siendo esta circunstancia una de las escasas conexiones entre ambos períodos. «Después llegaría la domesticación de animales y el asentamiento del hombre, y con ello conceptos distintos de la vida y su interconexión con la naturaleza».

CUATRO: LA GASTRONOMÍA

Tras alimentar los pulmones de aire puro, la vista con parajes sin ruidos, la mente con primitivas técnicas de supervivencia –y que nos dejaron a algunos a la altura del betún en cuanto a ésta se refiere–, la cuarta pata del interesante proyecto que es hoy Paleolítico Vivo es el aprovechamiento gastronómico de lo que a éste rodea.

De hecho, las dos primeras iniciativas han sido la fabricación de chorizo de uro y de la cerveza de bellota. Omnipresente fruto al hablar de las dehesas que, en el caso del recinto cedido por el Ayuntamiento de Salgüero de Juarros, albergan incluso robles centenarios, pero de las que sin embargo no vimos ni rastro durante la visita.

La explicación, lógica: son uno de los frutos favoritos de los bisontes y caballos que habitan el lugar, quienes en su condición de hervíboros realizan una excelente y necesaria labor de limpieza del entorno natural en el que viven.

Cerdá explica que apenas llevan unos meses comercializando ambos productos, con los que como en el caso del chorizo, «cerramos un poco el círculo del proyecto a la par que mantenemos una población estable y controlada», explica.

Cifra en 300 kilos los comercializados del primero y en 6.000 botellas las de cerveza artesanal puestas en el mercado, siendo la oficina de visitantes del recinto uno de los lugares donde puede adquirirse. El segundo... Amazon...

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