Diario de Valladolid

Monte Amán, 25 años después

Ha pasado un cuarto de siglo desde que los Barbadillo decidiera elaborar vinos en su pueblo

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Han pasado 25 años desde que los Barbadillo decidieran elaborar vinos de calidad en su pueblo, Castrillo Solarana. Por este motivo, lucharon por plantar, defendieron la casta tempranillo y contribuyeron a conseguir el amparo de una Denominación de Origen, en este caso, la del Arlanza. Sin ninguna duda, todo esto les sitúa en un lugar destacado en el grueso de los vinos de la región. Monte Amán es mucho más que una marca: es el esfuerzo de una familia que ha sabido defender sus raíces.

Asun Barbadillo nació en el seno de una familia con profundas raíces en la vitivinicultura burgalesa. Pero no fue hasta la añada del 97 cuando entró a trabajar en la bodega, siguiendo la línea que habían marcado sus hermanos y su padre en el año 1985. Precisamente su padre, Adolfo Barbadillo, fue de los pocos que decidieron no abandonar las viñas en el entorno de Santo Domingo de Silos y Covarrubias. Es más, cuando todavía no se habían lanzado los primeros cohetes del éxito en la Ribera del Duero, Adolfo no solo mantuvo los majuelos que ya tenía, sino que también decidió plantar nuevas viñas. Entre todas ellas, sobresale la plantación en espaldera de tempranillo situada en el paraje de Monte Amán.

A finales de los 80 del siglo pasado, el camino ya estaba marcado y el terruño del pago Monte Amán terminaría siendo el corazón sensorial de la bodega. Con el tiempo, el topónimo habría de convertirse en el nombre de los vinos de la bodega, pero también el término –casi apodo– con el que se conoce a los Barbadillo en el mercado nacional de los vinos de calidad.

Por si todo esto fuera poco, esta familia de Castrillo Solarana estuvo muy implicada en el proceso que culminó con la Denominación de Origen Arlanza, que incluye aquel contencioso –inexplicable hoy– que les impidió denominarla Ribera del Arlanza. Todo aquello es hoy solo una anécdota y así lo recuerda Asun Barbadillo, precisamente, en un lugar que encierra muchas claves que amparan históricamente a esta zona de vinos. Se trata del Monasterio de San Pedro de Arlanza, enclavado en un lugar paradisíaco, con frondosos bosques y surcado por el Arlanza, el río que da nombre a unos vinos amparados con DO, que comparten territorio con escenarios de gran calado histórico de la provincia de Burgos y del Cerrato palentino. El río, la ribera y el escenario están marcados por la altura, los terruños y las variedades de uva pero, fundamentalmente, por los contrastes térmicos y un clima muy diferente al resto del mapa vitivinícola de Castilla y León.

Y ahí está el diferencial de los vinos Monte Amán en todas sus categorías, desde joven al rosado y el tinto roble, en su gama de crianzas y reservas. Algunos de ellos se ciñen a materia prima de las viñas de los pagos de Valdeágueda o la Finca los Valles. Bodegas Monte Amán dispone de 30 hectáreas de viñedo propio de uva tempranillo, que es la casta principal de la Denominación de Origen Arlanza. Por su parte, Juan Barbadillo, hermano de Asun, es quien se encarga de la viña.

Esta bodega familiar mantiene un criterio selectivo en la viticultura, algo que se aplica en las prácticas culturales, tanto en la recolección de la uva en vendimia, como en los rendimientos. Cada parcela es diferente, aunque casi todas se encuentran entre los 900 metros de altitud sobre el nivel del mar, sometidas a los contrastes de la temperatura entre el día y la noche, tan frecuentes en esta parte de la provincia de Burgos.

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