Diario de Valladolid

SORIA

El riesgo cardíaco del Alzheimer

Un estudio dirigido por un investigador soriano constata que las personas diagnosticadas con la enfermedad neurodegenerativa son más vulnerables a padecer patalogías cardíacas, diabetes e hipertensión

Diego Fernández Lázaro, director del estudio sobre enfermos de Alzheimer.MONTESEGUROFOTO

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Nuria Fernández | El Mundo
Valladolid

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L a prevalencia de la enfermedad de Alzheimer sigue en ascenso. Se prevé que en 2050 alcance los 150 millones de casos. Por ello cualquier avance para descifrar la enfermedad, mejorar la atención terapéutica de los pacientes y la de sus familiares es un reto al que se enfrenta la comunidad sanitaria.

Un grupo de seis investigadores, dirigido por el soriano Diego Fernández Lázaro, ha realizado un estudio, dirigido por el Instituto de Biomedicina de la Universidad de León, en el que también ha participado la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid.

En la investigación se ha evaluado el riesgo de padecer enfermedades crónicas no trasmisibles en las personas con Alzheimer, centrándose sobre todo en la hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes y patologías cardíacas. Además se han establecido asociaciones con las características sociodemográficas y el sexo de los pacientes.

Se planteó establecer esta asociación porque las enfermedades crónicas generan una disminución de vida de los pacientes con unos elevados índices de morbimortalidad y también pueden influir de alguna manera a enfermos de Alzheimer.

Los resultados ofrecieron relaciones muy interesantes, a juicio de Fernández Lázaro. En primer lugar, ser mujer establece un riesgo significativo de padecer Alzheimer, pero además los diagnosticados con esta enfermedad neurodegenerativa son significativamente más vulnerables a desarrollar patologías cardíacas y también diabetes e hipertensión.

Para llevar a cabo la investigación se reclutó una muestra de 511 individuos, de entre 60 y 90 años, en centros de atención de pacientes de Alzheimer, ubicados en Soria, Salamanca, León y Ponferrada, de los que 260 estaban diagnosticados y los otros 251 fueron individuos sanos (sin Alzheimer), incluidos en grupo control.

Los participantes en el estudio con Alzheimer tenían una media de 83,9 años. Más de la mitad de ellos, el 76%, eran mujeres, de las que el 52% eran viudas. El 74% contaban con estudios primarios y la mayor parte también residían en zonas urbanas. Casi la mitad tenían antecedentes familiares con esta enfermedad.

Los investigadores recabaron datos clínicos y sociodemográficos de las personas que participaron en la investigación. A los enfermos de Alzheimer se les realizó un exhaustivo estudio clínico para conocer la etapa en la que se encontraba la enfermedad, así como si presentaban otras patologías, como las cardíacas. Se cogieron datos sobre el nivel de estudios, profesión, localidad de nacimiento, residencia y antecedentes familiares de la enfermedad o de otras demencias, entre otros.

El investigador soriano, miembro del grupo de Neurobiología de la Universidad de Valladolid, Diego Fernández, explica que se abordó este estudio con el objetivo de ver si los enfermos de Alzheimer «tenían un riesgo significativo o mayor probabilidad de sufrir estas enfermedades crónicas que las personas sanas y además si el Alzheimer, por alguna alteración en el organismo inducida por estas patologías, podría instaurarse de una forma precoz o evolucionar aceleradamente».

La información obtenida fue sometida a un análisis estadístico, en el que se apreciaron datos porcentuales reveladores. El 19,5% de los enfermos de Alzheimer tenían además diabetes, frente al solo 7,2% de sanos evaluados, en cuanto a patologías cardíacas la relación fue muy similar, el 20,4% de los que tenían Alzheimer presentaron este tipo de dolencias, un porcentaje que se redujo al 8,8% de los individuos del sin Alzheimer.

Diego Fernández subraya que se ha constatado que el ser mujer es el factor de riesgo más significativo para padecer Alzheimer frente al género masculino. «Antes de este estudio se justificaba la mayor prevalencia en el sexo femenino porque la mujer es más longeva, pero hay un componente hormonal importante» y añade que «sin embargo, la diferencia en la esperanza de vida no explica por completo las disparidades observadas, porque hay un componente hormonal estrogénico que lo justificaría y que desempeña un papel protector al reducir la acumulación de placas β-amiloides, desencadenantes de la enfermedad de Alzheimer, mientras que la pérdida o disminución de estrógenos con la menopausia puede contribuir al aumento de la carga de placas β-amiloides y el desarrollo de la neurodegeneración».

La investigación ha puesto de manifiesto que aquellos enfermos con un Alzheimer temprano y progresivo son más susceptibles a este tipo de enfermedades crónicas no transmisibles y con un riesgo significativo a desarrollar patologías cardíacas, hipertensión y diabetes. Esta situación agravaría la calidad de vida de los pacientes de Alzheimer. Además, «el riesgo en la mujer se multiplica por cuatro respecto a los hombres», puntualiza el investigador.

Se trata de un estudio observacional y los resultados reflejan asociaciones, por lo que se necesitan de análisis más experimentales para aportar mayor información.

Los resultados se pueden tener en cuenta para planificar intervenciones clínicas prematuras, bien para regular las hormonas. controlar el azúcar, la hipertensión y el colesterol. La investigación partió de las necesidades que han trasladado las asociaciones de enfermos a la comunidad científica para conocer cómo se encuentran y mejorar su calidad de vida.

Además, Diego Fernández plantea la conveniencia de hacer estudios clínicos sobre patologías cardíacas a los diagnosticados de Alzheimer y controlarlos bien, la vez de supervisar la adherencia de los medicamentos, «porque si el paciente además de padecer la enfermedad neurodegenerativa es cardiópata y diabético pasa de ser vulnerable a ser muy vulnerable», concluye.

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