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Pedagogía como fármaco contra el dolor

Profesores de la UVA firman el mayor ensayo clínico desarrollado en España contra el dolor crónico / Aborda esta patología sin medicamentos y a través de la educación en neurociencia y el ejercicio físico.

Miguel Ángel Galán y Federico Montero en las instalaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid.-J. C. CASTILLO / PHOTOGENIC

Miguel Ángel Galán y Federico Montero en las instalaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid.-J. C. CASTILLO / PHOTOGENIC

Publicado por
Estibaliz Lera

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Su apellido es sufrimiento. Es muy difícil de tratar el dolor crónico, aunque existen tratamientos para mejorar el bienestar del paciente. Herramientas que ayudan a olvidar este padecimiento que reduce la calidad de vida e impacta en áreas tan importantes como la laboral, ya que en muchos casos se sienten incomprendidos y entran en un bucle que conduce a la depresión.

Los obstáculos son muchos, pero con ayuda de la ciencia poco a poco se van superando. Miguel Ángel Galán y Federico Montero, profesores del Máster de Fisioterapia Manual de la Universidad de Valladolid (UVA), han firmado el mayor estudio clínico desarrollado en España que aborda el dolor crónico desde una vertiente distinta a la que la sociedad está acostumbrada, sin la utilización de fármacos, en la que se emplea la educación en neurociencia del dolor y el ejercicio físico. Explican que consiste en la puesta en marcha de un programa en Atención Primaria del que se pueden beneficiar pacientes que padecen dolor persistente musculoesquelético, situación que afecta a más del 20% de la población.

Se trata, según comenta Galán, de un abordaje pionero en el Sistema Sanitario Público. «Existen programas similares en otros países, pero se realizan de forma individual». La intervención que proponen, además de incorporar contenidos novedosos, se realiza en grupo. De esta forma, añade, requiere de baja inversión, lo que contribuye a la sostenibilidad del sistema sanitario, puesto que con mínimo coste se consiguen mejoras en la calidad de vida de forma importante en todos los niveles. «Además es un tratamiento activo en el que la diana terapéutica sobre la que trabajamos es el cerebro, estructura en la que provocamos cambios gracias a la plasticidad cerebral», apostilla Montero.

En este sentido, destacan que utilizan una de las tecnologías más complejas y precisas que existen: la neuroplasticidad. «Afortunadamente todos nosotros incorporamos esta tecnología de serie. Tenemos un hardware maravilloso que es nuestro sistema nervioso, pero en muchas ocasiones necesitamos utilizar un software que optimice el rendimiento, procese determinadas señales adecuadamente y haga funcionar de forma correcta circuitos inhibitorios. Ese software, en nuestro caso, es la educación en neurociencia y el ejercicio terapéutico encaminado a provocar cambios neuroplásticos», precisa Galán.

La educación en dolor es «fundamental» para que los pacientes comprendan lo que les está pasando, y entiendan la fisiología del dolor crónico. «Se ha demostrado que este tipo de información contribuye a disminuir el alarmismo con el que se vive la experiencia dolorosa», señala para, a continuación, agregar que los pacientes que presentan este problema se mueven mal y con miedo, lo que genera altos niveles de discapacidad e incluso en ocasiones provoca aislamiento social, circunstancias que ayudan «muy poco» a revertir la situación. Por eso, en la segunda parte de la intervención realizan un programa de ejercicio terapéutico adaptado a las necesidades de los pacientes.

«El tipo de ejercicio que realizamos tiene unas características especiales, ya que utilizan componentes multitarea que favorecen fenómenos de neuroplasticidad y neurogénesis, es decir, ayudan a provocar cambios en algunas estructuras y funciones cerebrales que se han alterado como consecuencia del dolor persistente», matiza el profesor Federico Montero. Es importante que, además de comprender cómo funciona su dolor, conozcan factores que pueden perpetuarlo y la importancia de aspectos psicosociales. «Se cree que el dolor crónico es para toda la vida, y esto no es así. Se puede salir», subraya Miguel Ángel Galán

El proyecto arrancó hace nueve años. En su día a día como sanitarios se dieron cuenta de que muchos pacientes presentaban dolor crónico y con los tratamientos habituales no mejoraban, e incluso, empeoraban. Esa circunstancia les generó gran inquietud y se pusieron a buscar nuevos abordajes. Con las ideas claras diseñaron un ensayo clínico aleatorizado y multicéntrico en diez centros de salud de la provincia de Valladolid. Gracias a ese trabajo, en el que participaron 170 personas, pudieron comprobar que la intervención mejoraba considerablemente la calidad de vida, disminuía la discapacidad, el catastrofismo y el miedo al movimiento, y además conseguía reducir notablemente la intensidad del dolor y el consumo de fármacos.

Consideran que una de las principales ventajas de este tratamiento es que no tiene efectos secundarios. También es económico. «Hay que tener en cuenta que el dolor crónico afecta a más del 20% de la población, la prevalencia está en aumento, y esta situación genera un gasto cercano al 3% del PIB. Por tanto, se debe apostar por medidas efectivas que contribuyan a la sostenibilidad del sistema sanitario, pero sobre todo que ayuden a paliar el sufrimiento de estos pacientes», expone Miguel Ángel Galán.

Recientemente la Sociedad Española de Directivos de Atención Primaria (SEDAP) les ha concedido el premio a la mejor iniciativa innovadora en Atención Primaria de Castilla y León. «Un empujón» para que el proyecto crezca, para que se difunde, y sobre todo para que en un futuro próximo muchos pacientes se puedan beneficiar de la intervención.

Aparte de trabajar para paliar el dolor crónico, tienen otros dos proyectos casi cerrados con la Universidad de Valladolid y Sacyl: uno de experimentación animal y otro con ingenieros de telecomunicaciones sobre la imagen cerebral. En ambas iniciativas pretenden ampliar conocimientos sobre cambios neuroplásticos inducidos por ejercicio en pacientes con dolor persistente.

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