Diario de Valladolid

Intérprete de los sueños de los niños

Una doctora vallisoletana trabaja en un proyecto sobre hábitos y características del ciclo actividad y descanso en la población infantil

Olga Medrano trabaja con un paciente sobre los hábitos del sueño en el Sanatorio Sagrado Corazón de Jesús de Valladolid.-J. M. LOSTAU

Olga Medrano trabaja con un paciente sobre los hábitos del sueño en el Sanatorio Sagrado Corazón de Jesús de Valladolid.-J. M. LOSTAU

Publicado por
Estibaliz Lera

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Cae la noche y comienza a luchar con cientos de cerdos voladores y luego se convierten en burros que pasean a sus anchas por la cocina. Y usted mientras echa a volar con Miguel, su compañero de pupitre, que de repente desaparece entre las nubes. Tras una noche de idas y venidas, de sueños inconexos y absurdos, muchos niños se despiertan y buscan una explicación en sus padres. Estos no saben ni qué decir ni qué hacer, porque en ocasiones las visiones se traducen en cansancio y falta de descanso.

Para dar respuesta a todos los interrogantes que pueden surgir sobre este tema está Olga Medrano, una doctora vallisoletana que ha realizado una tesis doctoral sobre hábitos de sueños y características del ciclo actividad/descanso en la población infantil.

La idea principal, cuenta la médica del Sanatorio Sagrado Corazón de Jesús de Valladolid, es obtener datos de normalidad mediante el uso del actígrafo –un velocímetro, con forma de reloj de pulsera, colocado en una extremidad, que registra los movimientos durante periodos más o menos prolongados de tiempo– y así poder estimar, sobre todo, las variables del sueño. Una vez obtenidas se pueden estudiar «de manera más rápida y fácil» ciertas patologías en los pequeños, como son el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), indica.

La tesis recoge los resultados en 452 niños sanos, a los que se les ha pasado la agenda de sueño, que ha sido completada por los padres, un cuestionario de hábitos de sueño infantil y se les puso este acelerómetro. Los menores solo lo tuvieron colocado una noche, mientras que los de 14 años, una semana.

El cuestionario del sueño muestra un retardo de una hora para acostarse del grupo de 14 años respecto a los de 3-4 y 6 años en los días laborales. «Todos retrasan una hora el momento de irse a la cama durante el fin de semana», apostilla.

Además, en los mayores han detectado que se levantan media hora antes que los de menor edad. Eso los días laborales, porque el sábado y el domingo los adolescentes posponen el momento de abrir los ojos dos horas y media. También, han encontrado «baja prevalencia» de muestras de ritmias –tics de hábito durante el descanso–, bruxismo, trastornos respiratorios, enuresis (micción involuntaria), sonambulismo, terrores nocturnos, pesadillas y somnolencia diurna.

Otra de las conclusiones del estudio es que el grupo de seis años presenta el mayor porcentaje de hábitos correctos de sueño, con un 83%. «La actigrafía es un método no invasivo que puede ser utilizada en la edad pediátrica para el estudio objetivo del ciclo actividad/descanso con menor coste y mayor comodidad», manifiesta la doctora vallisoletana. «La eficiencia de sueño estimado por actigrafía fue superior al 75% en los tres grupos de edad», añade.

De este informe, han obtenido unos algoritmos que han estratificado y calculado sus percentiles, con lo cual si estos datos se incluyen en los softwares de los velocímetros se puede valorar la normalidad de los parámetros que interesen: actividad, descanso, latencia de sueño, porcentaje de sueño profundo...

Los resultados fueron analizados con un conjunto ordenado de operaciones sistemáticas realizado e ideado por el departamento de Teoría de la Señal de la Universidad de Valladolid, y que ha sido premiado en Reino Unido. A partir de ahí, publicaron las respuestas obtenidas. Eso sí, destaca la doctora Medrano, teniendo en cuenta «el cierto grado de subjetividad», ya que son los padres los que dan el punto de vista sobre las características del sueño de sus hijos.

El sueño es un tema de «gran interés» que cambia a lo largo de la vida, desde el nacimiento, incluso en época fetal, hasta la adultez y la ancianidad. «No fue hasta la utilización de la polisomnografía, cuando los avances en esta área han sido mayores», admite.

En este sentido, la médica vallisoletana dice que esta prueba conlleva una serie de inconvenientes para el paciente empezando por dormir en un lugar distinto, fuera del entorno habitual. «Si a un adulto esto le cuesta es fácil imaginar lo que ocurre con los niños». Para solventar estas dificultades se pensó que podría ser interesante la utilidad de los actígrafos.

El siguiente paso es utilizar este proyecto en gente mayor para encontrar datos de normalidad y así poder comparar con ciertas patologías como pueden ser el alzhéimer, párkinson, insomnio, entre otras.

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