CONGRESO EXTRAORDINARIO DEL PARTIDO POPULAR. El ‘tapado’ que arrasó en el momento crucial. Rajoy le dejó fuera de los altos puestos del Gobierno para que se bregara, pero en 2015 fue el diputado que logró porcentualmente más votos de España y su estrella no ha dejado de brillar desde entonces
El central Salisú y el delantero Antonio Domínguez, autor de un gol, principales protagonistas del triunfo del Real Valladolid ante el Atlético Tordesillas en Las Salinas / Mayoral, Miguel y Chris Ramos completan la goleada
Natural de Íscar, comenzó en este sector después de quedar «fascinado» por unos monitores cuando tenía 12 años. Inició su aventura allá por 1993, con mucha ilusión pero con incertidumbre porque «el mundo rural éramos superhéroes, no sabíamos de nada y sabíamos de todo». Ha convivido en campamentos con miles de niños y niñas y de todos guarda una anécdota. Una persona enamorada de su trabajo.
Al igual que sus predecesores, el presidente francés ha hecho de la residencia de Bregançon un lugar de veraneo y un símbolo del poder de la V República
Maldito y excelso. Jaime Gil de Biedma (1929-1990) legó versos memorables, que no alcanzan a encubrir su vida atormentada, después de haber sufrido abusos sexuales reiterados en la infancia y en la adolescencia, por parte de una persona de su círculo íntimo, pero tampoco justifican la distancia de los Delibes, que nunca fue recíproca. No hay en la tierra, todavía, nada que sea tan dulce como una habitaciónpara dos, si es tuya y mía De hecho, el poeta alimentó el ensueño de su madre, Luisa Alba Delibes, de que iba a convertirse en heredero del abuelo, cuyo legado regeneracionista evoca en estos versos transidos del proyecto de una España capaz de vencer a sus demonios seculares: Mi infancia eran recuerdos de una casa con escuela y despensa y llave en el ropero El altivo poeta mundano añora el lugar mítico que fue la casa familiar de Nava de la Asunción, al que siempre acaba por volver. Allí evoca en su diario la reclusión de 1956, tocado por la enfermedad, mientras estudia la alta poesía de Jorge Guillén, cuyo padre había sido testaferro del abuelo: “Recuerdo la ternura que me inspiraba mi abuelo don Santiago en sus últimos años, cuando le miraba bostezar: parecía un leoncito viejo”.