Diario de Valladolid

LA ESPUELA. monitor de ocio y tiempo libre.

Diego merino: «Los políticos necesitan un campamento de valores y con dinámicas de grupo»

Natural de Íscar, comenzó en este sector después de quedar «fascinado» por unos monitores cuando tenía 12 años. Inició su aventura allá por 1993, con mucha ilusión pero con incertidumbre porque «el mundo rural éramos superhéroes, no sabíamos de nada y sabíamos de todo». Ha convivido en campamentos con miles de niños y niñas y de todos guarda una anécdota. Una persona enamorada de su trabajo.

Merino recuerda cómo han cambiado los campamentos en los últimos años. «Miras atrás y ves que los recursos se han multiplicado, pero también pierdes la nostalgia de esas actividades donde tus mayores recursos eran la imaginación y la improvisación.-J. M. LOSTAU

Merino recuerda cómo han cambiado los campamentos en los últimos años. «Miras atrás y ves que los recursos se han multiplicado, pero también pierdes la nostalgia de esas actividades donde tus mayores recursos eran la imaginación y la improvisación.-J. M. LOSTAU

Publicado por
J. I. Fernández

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Pregunta.- Es un profesional del ocio y del tiempo libre. ¿Tendrá cachondeo con sus amigos?

Respuesta.- Sí. La verdad es que es una manera de denominarlo, tú trabajas en el tiempo libre de los demás. La definición es buena.

P.- ¿A qué dedica usted su tiempo libre?

R.- A seguir disfrutando de lo que me gusta. Cuando conocí el mundo de la montaña conocí algo que me apasionaba. Salir al monte, hacer senderismo, soy un adicto a mi profesión.

P.- ¿Se disfruta en un trabajo que consiste en hacer disfrutar a los demás?

R.- Primero te tiene que gustar a ti. Es fundamental para trasmitirlo.

P.- ¿Qué hace cuando tiene un mal día?

R.- Todo el mundo tiene derecho a tener uno, otra cosa es cómo se gestiona. Lo mejor es hacerlo para dentro, lo que no puedes hacerlo es para fuera. Tienes que ser un profesional.

P.- ¿No cree que los jóvenes tienen demasiado tiempo libre?

R.- No. Ahora las rutinas están muy programadas. Antes había más. Ahora no hay tiempo ni para aburrirse. Es increíble.

P.- Estamos inundados de campamentos urbanos y de actividades para los niños. ¿Cómo se hacía antes en verano?

R.- Cuando yo era niño se estaba en la calle, con las bicicletas y en la piscina. Siempre ha habido lugares. Ahora lo que hay son instalaciones para actividades específicas.

P.- ¿Los padres piensan que ser monitor es ser una guardería?

R.- Depende de la entidad a la que se dirijan. Algunos sí son guarderías. Los padres quieren que su hijo crezca más rápido y haga actividades que estén fuera de su alcance. Hay que informar bien de lo que se va a hacer.

P.- Organíceme su campamento ideal.

R.- En muchos sitios. Pero me tienes que decir cómo es el perfil y yo te lo organizo.

P.- Con políticos.

R.- Haría un campamento en el que se volviera a educar en valores, como empatizar, colaborar, actividades de ponerse acuerdo. Haría muchas dinámicas de grupos con otros roles. Un campamento muy real. En una competición de soga-tira, en el que tiren todos en la misma dirección. Y juegos de si haces trampas o te sales de las reglas, tendrás una sanción. No habría una cárcel, pero tendrían que recoger la mesa, porque muchos políticos dejan la mesa hecha una porquería y no friegan los platos.

P.- Estará conmigo que los campamentos ya no son lo que eran antes.

R.- Han cambiado mucho, pero la esencia es la misma, no se tiene que desvirtuar. Han proliferado los urbanos, que son sin noches, pero la esencia es convivir. Lo importante sigue siendo pasárselo bien, que aprendan y interactúen entre ellos.

P.- Y si es en inglés, mucho mejor.

R.- O en francés, alemán o lo que sea. Es una manera de formarse en otro ambiente. Absorben conocimientos sin saberlo.

P.- Voy a ser malo. La princesa Leonor y la infanta Sofía asisten a un campamento de verano en Estados Unidos. ¿Los de España no son buenos?

R.- No creo que sea ese el motivo. Será conocer otro tipo cultura. Aquí tenemos campamentos igual o mejores. No será el perfil de campamento que hay en España.

P.- Tendrá anécdotas para escribir un libro.

R.- Algún capítulo (risas).

P.- Por ejemplo.

R.- Recuerdo que en un campamento de larga estancia, los monitores dormíamos con los chavales. En uno de ellos, yo, después de un duro día de trabajo, caí rendido en la cama. Al día siguiente, los chavales me pidieron perdón por su comportamiento. Yo no sabía por qué me lo decían, pero me hice el tonto. Investigando me enteré de que hablando en sueños les había metido una bronca tremenda. A partir de ese día dejé de compartir habitación con ellos. También hay historias de gente que aparece con la cara pintada y muchas cosas más que son divertidas pero que siempre unen.

P.- Habrá hasta romances de campamento.

R.- Hay de todo. Adolescentes que se conocen con flirteos. En temas monitores, soy muy formal. Puedes conocer a una persona especial, pero eso va a afectar al grupo de trabajo.

P.- ¿Hay demasiado tiempo libre para la profesión?

R.- Hay monitores para todo y de todo. Algunos estables y otros estacionales. Pero es un sector que tiene que evolucionar. La estabilidad profesional es complicada. Mi trabajo es mi vocación, soy un afortunado.

P.- Noticias de los últimos días dicen que por algunos monitores garbanzos negros se estropea el cocido. ¿No?

R.- La imagen de los monitores se desvirtúa, como en todas las profesionales. Hay gente que está por pasar el rato. Las personas tienen que saber diferenciar entre monitores y entidades. Y sobre todo, no sacar cosas de su contexto.

P.- ¿Los padres siguen teniendo miedo a los campamentos?

R.- La información es muy importante. El monitor tiene que informa de todo, el padre tiene sus dudas y miedos. Mi misión es dar tranquilidad. A partir de ahí, padres protectores, implicados, etc existe de todo.

P.- ¿Tienen que llevar el móvil los peques al campamento?

R.-El móvil ahora no es solo un teléfono. No soy partidario para según qué cosas, pero es una herramienta que tiene muchas posibilidades., y esto también tiene su mejor y peor. En malas manos es un arma de doble filo, pero también es una forma de contactar. Las cosas hay que vivirlas en primera persona, no a través de una pantalla. Lo dejamos cerca, pero solo lo utilizamos cuando lo necesitemos.

P.- ¿Es ejemplo para sus chicos?

R.- Lo intento. Me hice monitor muy pronto, en una asociación juvenil quedé fascinado por los monitores. Son personas en las que te ves reflejado, un modelo a seguir por otras personas. Dije: «Yo quiero hacer esto».

P.- ¿Qué tiene que tener un monitor?

R.- La pregunta del millón. Una persona que empatice desde el principio con las personas que vas a trabajar. Que analiza el grupo y con capacidad para dinamizar. Que todas esas personas se lo pasen bien y que aprendan.

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