Primer pinchazo del Pucela
La falta de puntería lastra a un Real Valladolid que empata sin goles tras rematar doce veces a puerta, seis de ellas entre palos / Gris debut de Ponceau / Un tanto anulado a cada equipo

Trilli se lleva las manos a la cabeza antes de ser anulado su gol.
El Real Valladolid vivió su primer patinazo de la era Almada, si se puede considerar como tal un empate en casa. Lo fue, más por el fondo que
por la forma, porque los blanquivioleta mostraron su total falta de puntería tras doce tiros a puerta, seis de ellos entre palos. Demasiadas concesiones, incluso en Segunda. La igualada apea a los de Almada del liderato, ahora en posesión del Racing, con el Sporting también con pleno de puntos.
Nunca llegó a sentirse a gusto el conjunto pucelano en un partido que registró un gol anulado a cada equipo. Entró mal al mismo. Se le atragantó la presión inicial blanquiverde y su juego con extremos muy abiertos y tres mediocentros. El Córdoba ensanchaba el campo y los castellanos se veían en muchos problemas para parar los ataques por banda, en especial la de Medina, una pesadilla para Alejo.
En los primeros cuatro minutos, el Córdoba ya había dado dos sustos. El ex blanquivioleta Guardiola chutó alto metiendo puntera y un balón centrado desde la derecha se pasó por el área sin que nadie rematase. Los mediocentros locales eran superados en su presión alta y a la defensa los rivales le llegaban en doble oleada, sin saber pararlos.
El Pucela supo resolver sus problemas defensivos, pero entonces surgieron los de ataque, donde ya no fue resolutivo. Un remate de Biuk escorado fue salvado por Marín. Tenía solo a Chuki. Poco después Latasa cabeceó con potencia un córner... pero con el balón centrado. El arquero andaluz lo detuvo.
Amath tuvo las dos últimas de esta primera mitad. Su primer tiro tras jugada individual, flojo, lo rechazó Marín. En el segundo bajó un balón lejano de Meseguer en un excepcional control orientado pero su disparo lo sacó de nuevo el meta.
La segunda mitad comenzó con el Pucela mandón... pero inoperante. Latasa chutó centrado fuera del área en una contra, en lugar se esperar la incorporación de sus compañeros. Por después el madrileño desperdició un centro de Alejo con la zurda. Cabeceó solo pero envió el cuero centrado y Marín lo detuvo si problemas. El gol local parecía cuestión de tiempo. Lo creían la grada y los jugadores. Estos se metieron tanto en el papel, que se olvidaron de que el rival también ataca. Medina envió un balón a gol y Guilherme voló para rechazarlo lo justo para que impactase en la cruceta.
Fue más que un susto. El Pucela se dio cuenta de que no se podía dedicar sólo a atacar, y que debía obtener ya rédito de sus disparos. Pero no fue solvente en ataque y dejó de serlo en defensa. Mientras, Almada seguía igual. Sin cambios.
Una jugada de numerosos toques del Córdoba con los blanquivioleta mirando desembocó en el gol de Jacobo desde fuera del área. Zorrilla enmudeció, pero el tanto fue anulado por mano previa en un control, en la misma jugada. Almada por fin hizo los cambios que había decidido antes de esta acción pero que ya llegaban tarde.
Entonces el Pucela comenzó a jugar a la desesperada, pese a contar con minutos suficientes para asentar su juego. Debutó Ponceau, aún sin ritmo y que estropeó por fuera de juego el gol de Trilli, tras una gran acción individual de Garri, culminada con otro tiro desviado por Marín.
El Pucela comenzó a fallar pases y pases. Tomeo y Alani chutaron sin éxito. El Córdoba se aculó dando por bueno el resultado y el partido murió por inanición, con la anuencia de un árbitro que cortó el juego mucho más de lo debido para no complicarse la vida.
Con Marcos André fuera de la lista, Almada no consideró oportuno dar entrada a Arnu o Delgado para jugar con dos puntas, pese a que Latasa pedía a gritos ayuda y un compañero para crear problemas a la defensa cordobesa. Pero no entraron. Habrá que ver si cuentan de verdad para el míster.