Cruel y lógico efecto gaseosa en el Real Valladolid Baloncesto

Pensar contra la corriente del tiempo es heroico; decirlo, una locura. Y el UEMC Real Valladolid Baloncesto, condicionado y minimizado por la injusticia de la desmesurada sanción a su mejor jugador Devin Schmidt (7 partidos por un simple insulto) y la mala suerte de perder de una tacada a su segundo mejor jugador Mike Torres y escuderos vitales (y más ayer) como Puidet, soñó durante un largo y espléndido primer cuarto. Sin ningún miedo y apoyado en su gran deseo, se hizo con una renta de 13 puntos para poner contra las cuerdas a todo un Estudiantes.

Pero el osado, nunca mejor dicho, 23-9 o el 31-20 al final del primer acto en el marcador era tan solo un espejismo. Era solo una mera cuestión de tiempo, de saber esperar a que el gaseoso Real Valladolid perdiera fuelle víctima de las faltas (Nwogbo), del cansancio y de que el estudiantes supiera atacar el talón de Aquiles de su rival. Y es que sin Torres y sin Puidet, la voluntad de Zigmantavicius, activo en el primer cuarto y los minutos concedidos por necesidad al canterano Lambás, no sirvió para mantener el ‘tempo’ del partido.

Poco a poco, minuto a minuto el Estudiantes, con un gran fondo de armario, fue enseñando sus garras, primero a través de Ferrando, luego con Francis Alonso y finalmente con Larssen y Leimanis. Así. a 2.45 para el descanso el Estudiantes logró enjugar la desventaja (38-38) cerrando a cal y canto la puerta de las dudas y llegando al descanso con un partido nuevo por disputar (44-44).

La brava y heroica resistencia blanquivioleta había llegado a su fin por desgracia y también por lógica. Un parcial de 0-8 de salida ampliado a un 2-16 a cargo de un Estudiantes, poderoso en su rebote y más centrado y sabedor por dónde tenía que atacar, rompió el partido (46-60).

Ni siquiera el parón de casi 10 minutos provocado por un nuevo percance en los marcadores, cambio el sino de un partido que de forma injusta iba a ser de guante blanco para un Estudiantes alterado que apagó sus fuegos internos en Valladolid.

La cuarta falta de Nwogbo, uno de los mejores del Real Valladolid no hizo sino acelerar la sangría de su equipo, que refugiado en zona busca unas respuestas que tampoco llegarían. Solo su deseo, ausente en otros partidos saldados con ‘gatillazo’ provocó, al menos, con un parcial de 11-0 que pudiera morir en pie. Pero el equipo era gaseosa pese al 70-80 a 2.55 para acabar cayendo finalmente por 73-88 y perdiendo además el average particular.

PROTESTA Gritos de ‘Corrupción en la Federación’ El ambiente en Pisuerga, pese a la coincidencia con el partido de fútbol Real Madrid-Manchester City estuvo caldeado por la sanción desmesurada a Devin Schmidt. La protesta liderada por la Peña Pucelaikos con la colaboración de la Federación de Peñas del Real Valladolid, encendió a la afición que no dudó en gritar al unísono durante varias fases ‘Corrupción en la Federación’ y ‘Manos arriba, esto es un atraco’.