Diario de Valladolid

FÚTBOL / REAL VALLADOLID

Cómo apagar el fuego contra Pezzolano y Ronaldo en Zorrilla

Preocupación y temor en el club ante la obsesiva animadversión del público con Paulo Pezzolano y con el presidente Ronaldo Nazario, ausente en los últimos partidos

Una de las pancartas de crítica contra el presidente y el entrenador que han lucido en el estadio Zorrilla. / LALIGA

Una de las pancartas de crítica contra el presidente y el entrenador que han lucido en el estadio Zorrilla. / LALIGA

Publicado por
Guillermo Velasco
Valladolid

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El Real Valladolid prepara el derbi ante el Burgos. Y lo hace con la tranquilidad de haber sumado siete de los últimos nueve puntos pero con el desasosiego del clima enrarecido que hay en  Zorrilla. Y es que los últimos triunfos del conjunto blanquivioleta ante el Cartagena y el Oviedo, ambos de forma agónica y atragantada sobre la bocina (en los minutos 90 y 93 respectivamente) no han aplacado una ira encendida en una parte de la afición.

Y es que el fútbol propuesto por Pezzolano no termina de convencer. La afición no entiende que el Real Valladolid, el equipo con uno de los mayores presupuestos de Segunda y con el segundo límite salarial más alto, condicionado por el alto sueldo de algún jugador que no termina de convencer (llámese Kenedy), juegue a la defensiva.

El derbi ante el Burgos se convierte en un nuevo examen para Pezzolano, que sigue recibiendo los cánticos de un sector de la afición pidiendo su dimisión. Su gesto de rabia cuando ganó el equipo en el tiempo de prolongación arengando a la afición al tiempo que le gritaban ‘Pezzolano, dimisión’ da vida a la frase de Góngora que decía «la vida es ciervo herido que las flechas le dan alas».

Pezzolano, un técnico efervescente  como ha demostrado desde que llegó al banquillo blanquivioleta, traga saliva y aguanta de momento la embestida del respetable, una situación que no se recuerda en el Real Valladolid. El técnico uruguayo, al menos de puertas hacia afuera (otra cosa es de puertas hacia adentro) reconoce que «él mismo se pitaría».

Paulo Pezzolano. / RVCF

Paulo Pezzolano. / RVCF

El Real Valladolid no juega, no ilusiona y la afición no lo perdona pese a los puntos conseguidos. Ese clima de animadversión más que visible y sobre todo sonoro en los últimos partidos, también dirigido y focalizado hacia el presidente Ronaldo Nazario, desde hace mucho tiempo más pendiente de otras cosas,  no deja de preocupar en el club.

El partido ante el Burgos se convierte en toda una prueba de fuego, otro examen, no solo para el equipo sino para un Paulo Pezzolano, que pese a los resultados, sigue caminando sobre el fino alambre de la desaprobación. 

La pregunta es obligada. ¿Cómo apagar el fuego? Posiblemente la solución no solo está en el resultado del próximo domingo con un triunfo plácido y no agónico, sino en la elaboración del juego por parte del equipo, en  las sensaciones que transmita un equipo muy lejos de lo que se le presupone y sobre todo en la predisposición táctica, sin experimentos ni obligaciones en la alineación que haga un entrenador que necesita quitarse la X de cuestionado al menos por parte de una afición, de momento y con razón inconformista.

Y es que tras el descenso de la pasada temporada con el cese de Pacheta a diez jornadas para el final cuando el equipo estaba fuera de la zona de descenso y los cuanto menos extraños movimientos realizados por el club en la pretemporada, con salidas inexplicables y poca, muy poca  inversión en forma de fichajes, la afición no olvida ni perdona poniendo el foco en el ‘ausente’ presidente Ronaldo Nazario y su protegido Paulo Pezzolano en el banquillo.

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