El Caja Rural Aula tropieza en la misma piedra en Gijón

Llueve sobre mojado. El Caja Rural Aula cede, pierde, regala lo que saca en casa. El equipo de Miguel Ángel Peñas volvió a naufragar lejos de Huerta del Rey, donde es capaz de transformarse para convertirse de forma osada en todo un catarro para los grandes de la Liga Guerreras Iberdrola. ¿Qué le pasa como visitante? ¿Por qué es un equipo endeble y caricaturizado en el que varias de sus jugadoras, con peso específico y trayectoria, se esconden o desaparecen? Digno de análisis. Lo cierto es que la baja de su francotiradora María Prieto O’Mullony pesa como una losa aunque con ella, antes de caer lesionada, el Aula también era ninguneado como visitante hasta por los equipos llamados a perder la categoría.

En Gijón el guión de la falta de continuidad y desconexión volvió a repetirse hasta la extenuación. Gijón, equipo al que había doblegado en Huerta del Rey pero que le antecedía en la clasificación, le dejó en evidencia con un balonmano previsible pero efectivo. Ni siquiera la buena actuación de la portera Carmen Sanz, que ejerció de flotador del equipo durante muchas fases del encuetro, sirvió para romper la dinámica perdedora y de equipo  voluble como visitante.

El Aula, caricatura de sí mismo no corre como antaño, no vuela como marca su ADN. Y en los ataques posicionales se estrella por sus errores y las pérdidas que activan el contragolpe del rival. Gijón marcó el camino de inicio gracias los regalos de un Aula que reaccionó en los últimos minutos de la primera mitad hasta un prometedor 12-14, que quedó en nada por su pésima salida tras el descanso, con un 4-0 que le dejó visto para sentencia por su falta de serenidad.