Diario de Valladolid

BALONMANO

Esta Copa es una ruina

El balance económico que deja la Copa Asobal que se celebró en Valladolid el pasado fin de semana arroja unas pérdidas para el Recoletas Atlético Valladolid de más de 11.000 euros

Vista panorámica del pabellón  Huerta del Rey durane la semifinal de la Copa Asobal entre elR ecoletas y el Bidasoa.-G. V.

Vista panorámica del pabellón Huerta del Rey durane la semifinal de la Copa Asobal entre elR ecoletas y el Bidasoa.-G. V.

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Guillermo Sanz

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... Y a la tercera la Copa Asobal fracasó en Valladolid. Lejos del éxito que supuso las otras dos ocasiones en las que este trofeo se celebró en Valladolid, ambas en el pabellón Pisuerga, en 2002 y 2007, la Copa Asobal no contó con el respaldo de la ciudad. Ni siquiera el hecho de celebrarse en un recinto de menor aforo como era el pabellón Huerta del Rey, ayudó para poblar las gradas. La ciudad, por unos motivos u otros, dio la espalda a un evento que años atrás no sólo llenó Pisuerga sino que emocionó a Valladolid con la conquista del primer título para el extinto BMValladolid.

En la presentación de la Copa Asobal el presidente del Atlético Valladolid, Mario Arranz, reconoció que para poder cuadrar las cuentas era necesario asegurar la venta de 2.100 abonos. Y al final tan sólo hubo una entrada media de 1.700 espectadores entre los dos días.

Los altos costes de la Copa Asobal, cifrados en 80.782 euros, de los cuales 30.000 (+IVA) correspondían al canon solicitado por la Asobal, exigían hilar muy fino tanto a la hora de establecer los precios, mucho más caros que en 2002 y 2007, como en difusión y búsqueda de patrocinios externos.

El club vallisoletano, que esperaba no sólo equilibrar cuentas sino lograr algún dividendo como ocurriera en los dos eventos de gran magnitud organizados en 2016 y 2018 con partidos internacionales de la selección española ante Bosnia y Noruega, ve como la Copa Asobal ha sido una ruina para su contada economía.

El Recoletas Atlético Valladolid reconoció ayer de forma oficial lo que ya se vio reflejado en las despobladas gradas del pabellón Huerta del Rey tanto en la doble jornada del sábado con las semifinales como sobre todo en la final del domingo sin presencia vallisoletana (Recoletas) ni castellano y leonesa (Ademar). EL balance económico que deja la Copa Asobal en Valladolid arroja unas pérdidas de 11.155 euros, lejos, muy lejos de sus pensamientos iniciales cuando decidió ‘tirarse a la piscina’ pujando por la competición.

Las fechas, el poco tiempo entre la finalización de la primera vuelta y la celebración de la Copa Asobal, los precios y la poca chispa que ha desprendido el Recoletas Atlético Valladolid en lo que va de campaña, pueden ser las causas atribuibles al fracaso económico de este evento que incomprensiblemente pasa sin pena ni gloria por Valladolid.

Según informan desde el club presidido por Mario Arranz, el club sólo ha podido recaudar 69.627 euros de los 80.782 que tiene de coste total la organización de la Copa Asobal. El Ayuntamiento de Valladolid aportó 24.500 euros, la Junta de Castilla y León 4.192 euros y los diferentes patrocinadores del club 12.750 euros. Los ingresos de taquilla por venta de abonos y entradas de las semifinales y final alcanzaron un total de 28.185 euros.

En el capítulo de gastos la mayor partida se la llevó el canon con destino a la Asobal, cifrado en 36.300 euros, a los que hay que sumar 35.256 euros de alojamiento, transporte y manutención de los equipos participantes de la Copa Asobal y Minicopa, directivos y empleados de la Asobal e invitados. Además, los gastos de organización de la Copa y Minicopa ascendieron a 9.226 euros).

Hechas las cuentas, el presidente del Recoletas lamenta la pobre respuesta de los abonados del club, que tan solo en un 37% respondieron a la llamada de la Copa Asobal retirando el abono o comprando entradas. «Ni en el peor de los pensamientos había imaginado que solo un tercio de nuestros abonados iban a acudir a la Copa Asobal. Hicimos números y pensamos que dos tercios de nuestra masa social responderían y no un tercio como ha ocurrido. Creo que hemos perdido una oportunidad de volver a situar a Valladolid como una ciudad líder en el balonmano nacional. Nos lanzamos en la organización de este evento pensado que podría servir para que el balonmano recuperara parte del camino perdido en estos años atrás», concluyó.

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